Luego de su paso por la Secretaría de Educación, el nombramiento de la ex diputada priísta de signo conservador fue premiada por el gobernador a la cabeza de una institución de raíces hondamente liberales.
Raúl López Téllez
Un pañuelo con el logotipo de la organización ultraderechista ProVida, ostentó sin pudor alguno Yarabí Ávila González cuando ya fungía como secretaria de Educación del gobierno estatal.
La ahora rectora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), no respondió a las críticas que en octubre del 2021, apenas recién designada en el cargo, se formularon desde colectivas feministas que le reprocharon que en su calidad de funcionaria en una institución que debe preservar su laicidad, mostrara su simpatía por aquel grupo.
Fue la organización la que salió a la defensa de Ávila.
“Colectivos feministas al exigir la destitución de la titular de la Secretaría de Educación en el Estado (SEE), Yarabí Ávila González, por haberse tomado una fotografía con un pañuelo azul ProVida, están ejerciendo violencia de género contra la funcionaria estatal, así como discriminación al criticarla por su religión, aseguraron integrantes del Consejo ProVida Michoacán”, señala un comunicado de la organización que fue difundido en algunos medios.
La imagen, según la organización, “fue una fotografía tomada de manera privada en su casa y luego se compartió en Facebook, misma que usaron para presionar al gobierno del estado y exigir la separación de la servidora pública de su cargo, lo cual violenta también su derecho constitucional a tener un trabajo.
“En este sentido, en el Consejo Provida Michoacán creemos que esto es una muestra primero, de que el gabinete estatal busca ser plural y en segundo lugar, que se deben garantizar los derechos de las personas, incluyendo a funcionarios públicos a pensar diferente, así como a decidir si profesan o no una religión, lo que en ningún caso debe ser motivo de discriminación, pues México es un Estado Laico.
“Lamentamos la posición incongruente y violenta de los grupos feministas contra una mujer, pues queda claro que no defienden los derechos de ellas, sino una posición política y hasta económica y que cuando encuentran un obstáculo para llevar a cabo sus agendas, son capaces de ir en contra de las mujeres que dicen defender, haciendo patente su intolerancia ante quienes no piensan como ellas”, plantea el documento.
La funcionaria de filiación priísta, quien fuera diputada por dos ocasiones con un discurso reiterativo en contra de los presuntos “privilegios” de agremiados en la UMSNH y por ello demandó la modificación del sistema de Pensiones y Jubilaciones, siguió en el cargo de titular de la Secretaría de Educación del Estado (SEE) hasta el pasado 31 de noviembre, cuando renunció para iniciar su camino hacia la Rectoría de la Casa de Hidalgo, una institución con una carga en su pasado histórico tanto anticlerical como anticonservadora.
Pese a que el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla negó en los días previos que Ávila contara con el apoyo gubernamental para llegar a la Casa de Hidalgo, como ya lo advertían días antes de que esta renunciara al cargo varios grupos universitarios, lo cierto es que el arribo de Ávila ya se preveía dentro de la dinámica de pago de favores en la sui generis componenda del gabinete estatal del gobierno morenista, donde conviven perredistas, priístas, petistas y pocos morenistas, en su mayoría heredados de administraciones anteriores.
Ávila era presidenta de la Mesa Directiva del Congreso a finales de la LXXIV Legislatura local y a finales de este periodo, su apoyo hacia Ramírez Bedolla, para entonces ya declarado gobernador del estado por el Instituto Electoral de Michoacán (IEM), se concretó en contener la intención del gobierno de Silvano Aureoles Conejo, en la recta final de su gobierno, de desincorporar bienes propiedad de la administración pública estatal.
Sin dar la cara ante los cuestionamientos de perredistas, priístas y panistas, Ávila no hizo gesto alguno cuando las huestes morenistas “tomaron” o “secuestraron”, según los partidos opositores, la sede legislativa para impedir que se llevara a cabo una sesión que incluyera el polémico tema, al no convocarla en su calidad de presidenta del Congreso.
En septiembre del 2021 se dieron a conocer los nombres de los asignados en el gabinete, donde no fue una sorpresa encontrar a Yarabí Ávila, a cargo de la SEE.
Desde mediados del 2022, las versiones en la Universidad Michoacana señalaban a la secretaria de Educación como la sucesora de Raúl Cárdenas Navarro, el rector que en su momento impuso Silvano Aureoles Conejo, versiones que a finales de año la fortalecían como quien sería designada en el cargo ahora por Ramírez Bedolla.
Para afianzarla en el camino y allanar cualquier posible oposición en la comunidad universitaria, la estrategia estatal previó incluso que la diputada Seyra Alemán Sierra, preparara una iniciativa de ley para reformar el artículo 21 de la Ley Orgánica de la Universidad Michoacana, relativa a las condiciones que debe cumplir quien aspire a ser el representante de la institución cada cuatro años.
En su propuesta, que finalmente no fue presentada, la diputada morenista plantea que además de ser mexicano por nacimiento, tener más 30 años de edad y “haber desempeñado actividades docentes o de investigación en la Universidad, por lo menos durante cinco años, y estar en ejercicio en el momento de su designación”, los aspirantes deberían “poseer título o grado académico de Doctora o Doctor cursado en cualquier Facultad, Escuela, Instituto o Unidad Profesional de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo”, es decir, no sólo contar con una licenciatura, como lo plantea la vigente Ley Orgánica.
Tras la renuncia de Ávila a la SEE, voces al interior de la Universidad Michoacana destacaban en mensajes por redes sociales la presunta carencia de un doctorado de la ex diputada, al igual que desconfiaban de que efectivamente se hubiese desempeñado por lo menos cinco años o estar en ejercicio, ya que la también señalada como “política aguacatera” en ese lapso o más cumplía funciones como legisladora y funcionaria en el gobierno estatal.
Finalmente, el pasado 8 de enero, la Comisión de Rectoría, figura que de acuerdo al artículo octavo, es la responsable de la asignación del Rector o Rectora, impuso a Yarabí Ávila como la sucesora de Cárdenas Navarro, decisión que fue impugnada por algunos consejeros universitarios, como el director de la Facultad de Filosofía de la UMSNH, Mario Alberto Cortez Rodríguez, quien impugnó en un escrito difundido en redes sus sospechas sobre la actuación de tal figura en este proceso.
“¿En verdad los integrantes de la Comisión de Rectoría tuvieron en cuenta las opiniones vertidas por las/os consejeras/os universitarias/os? ¿Cómo las procesan? ¿Qué criterios utilizaron para determinar que el mejor perfil para encabezar la Universidad Michoacana es el de quien eligieron? ¿Podemos confiar en que la decisión la tomaron de forma realmente independiente? ¿Son los integrantes de la Comisión de Rectoría defensores efectivos de los intereses de la Universidad o defienden los de los grupos que los pusieron ahí? ¿Hubo intervención de actores políticos externos a la Universidad, en particular del Poder Ejecutivo estatal? Creo que la decisión de la Comisión refrenda el hecho de que la Rectoría es un botín al alcance del partido político que ocupa el solio de Ocampo. Pienso que todo este proceso es una simulación. ¿Cuál autonomía?”, cuestiona el docente.
Conocida la decisión de los cinco ex rectores que conforman la Comisión de Rectoría -además de un profesor y un director decanos, y un alumno de excelencia académica-, Ávila rindió protesta en un salón de la Casa de Gobierno, ante Alfredo Ramírez Bedolla y el secretario de Gobierno, Carlos Torres Piña.
Fotografía portada: «El joven Hidalgo», estatua en un espacio de Ciudad Universitaria