Pedían no fotografiar al bloque negro, pero iba hasta adelante, cual rockstars
Beatriz Rojas
Entre ruido de sirenas, consignas, martillazos, aerosol y humo morado y negro y al grito de “reporteros hombres a la banqueta”, el Frente Violeta atravesó el primer cuadro de la ciudad, desde el cruce de Ventura Puente y Acueducto hasta Palacio de Gobierno.
A pesar del andamio y la valla de metal que protegían la puerta restaurada del recinto, que tanto presumió el gobernador del estado, Alfredo Ramírez Bedolla, la ira de las manifestantes doblegó el acero y logró agujerar la preciada puerta.

Agujeró también cristales de todo tipo de negocios a su paso, así como de las facultades de Derecho y Ciencias Sociales y de Letras de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, el Congreso del Estado y un banco.
Componían los contingentes un bloque “separatista” -compuesto de solo mujeres-, uno de la comunidad sorda, familiares de víctimas de femicidio y madres con niñas. En realidad, todos los contingentes estaban compuestos exclusivamente por mujeres cis, pues una de sus consignas era “los hombres no participan”, partiendo de que “los hombres no pueden ser feministas”. Esto incluye, en su visión, a las mujeres trans, a las cuales ven como hombres infiltrados y llaman “machos con falda”.

Destacó la presencia de niñas, jóvenes, adultas mayores, mujeres con distintos tipos de discapacidad y sobre todo, de un extenso bloque negro, que a pesar de que no quería ser fotografiado, encabezaba la marcha con un megáfono con sonido de sirena y sus integrantes iban a paso lento, cual película de Tarantino, siendo aplaudidas por la multitud, como rockstars.
Molestas por los paparazzi, trataban de bloquear constantemente el trabajo de los periodistas. Por un lado, a los reporteros hombres los mandaban a la banqueta y por otro, en la banqueta iba el bloque negro, que no “debía” ser fotografiado, pero tampoco dejaba pasar, y al bajar de la banqueta para rebasarlo venían los gritos: “¡A la banqueta, a la banqueta!”

Un breve momento de confrontación se dio cuando un hombre de grandes dimensiones que comía palomitas parado en una esquina insultó al contingente, por lo que fue arrestado por elementos femeninos de la Policía Municipal, entre cierto revuelo.
Otro momento se dio cuando la marcha se topó con los manifestantes provida que suelen formar una valla humana para proteger de intervenciones el Templo de las Monjas. Lo hacen en silencio y sin moverse, ataviados de prendas blancas y por lo general, el contingente grita su tradicional “saquen sus rosarios de nuestros ovarios” y sigue de largo pero esta vez no, pues las integrantes del bloque negro venían armadas con latas de espuma, que vaciaron en la cara de los católicos, sin importar que algunos eran niños, llenándoles los ojos de la sustancia viscosa. También les arrojaron agua y les pintaron la ropa con aerosol.

Unos vidrios rotos más adelante, llegaron a Palacio de Gobierno, donde lograron retirar la protección de metal y colocaron imágenes y cartulinas alusivas a las víctimas de feminicidio y violencia sexual, mientras al mismo tiempo se confrontaban con los reporteros, impidiéndoles registrar el suceso, ayudadas por sus compañeros hombres. Pues aunque en teoría era una marcha “de mujeres y para mujeres”, el bloque negro sí contaba con algunos hombres, que las escoltaban y se interponían amenazantes ante los camarógrafos.
Acompañaban también la marcha “apartidista” las diputadas locales Nalleli Pedraza, de Morena, y Brissa Arroyo, del PRD y hasta la (aún) esposa del gobernador, Grisell Tello, así como la exsubsecretaria de Derechos Humanos Bárbara Ramírez -que en algún momento estuvo envuelta en polémica por ocupar un asiento destinado a personas sordas en un acto público- y al mismo tiempo, se colocaron carteles en contra de Ramírez Bedolla.

En su posicionamiento, una vocera del Frente Violeta externó su rechazo a los feminicidios, a la brecha salarial y a que haya madres buscadoras haciendo el trabajo que le corresponde a las autoridades. Habló también de la reforma al Poder Judicial, pero para criticar tanto el sistema de elección anterior como el actual, pues consideran que de todas formas impera el machismo y el compadrazgo en las designaciones.
El acto culminó con una presentación musical, ya sin prensa, los martillazos ya se habían acallado y los policías aguardaban a la vuelta de la esquina, por si acaso, para ir dando pie poco a poco al encendido de Catedral y la rutina cotidiana del Centro Histórico un sábado por la noche.
