Regla de Tres

Reco: buscar la forma en el caos

Paneles con herrería, trazos y cortes en madera y cartón, derivan de un método basado en la geometría y las matemáticas adoptado por este creador avecindado en el barrio de San José.

El artista viene a cumplir un cometido en el caos: darle forma y coherencia a conocimientos ancestrales a través de trazos primigenios, líneas, segmentos áureos que conducen a proporciones universales y que se aplica a todas las expresiones artísticas, incluida la arquitectura.

Reynaldo Contreras (Estado de México, 1979), creador con 25 años de trayectoria, dice que “los modos de creación” que aplica en sus obras se basan en la geometría, las matemáticas, el estudio de las estructuras, lo que lo ha llevado a la escultura y la pintura, incluso a la música, un descubrimiento que tras su aprendizaje formal en lo académico lo llevó a encontrar una ruta para la creación artística.

A través de la geometría “entendí como combinar los números con las artes; incluso en la música se aplican estos métodos constructivos y segmentos áureos porque ya nada más los traduces a tonalidades”.  La intención es que la percepción del espectador se vaya modificando, con bases, insiste, “que van más allá de tu opinión”.

Estos modos, “que tienen que ver con la geometría, el estudio de las estructuras, lo vi muy fundamental en mi proceso por mi interés sobre la escultura, las artes plásticas en general, encontré una variante muy generosa porque al estudiar ya un poco más enfocado en los segmentos áureos, me di cuenta que son proporciones universales que tienen que ver con segmentos, con líneas rectas, comprendí el uso mecánico o técnico para poder construir a partir de una proporción, de una composición ya dada por esas numeraciones, me salvó mucho porque la parte sensible, la parte intuitiva de experimentar en materiales, ya estaba apoyada en un sistema constructivo, que siempre era el temor al lienzo en blanco, con estos métodos desaparecieron esos miedos, esas dudas, porque entendí que con esas prácticas me ayudaba a establecer un principio de composición, ya fuera de la imagen por medio de la medida que yo quería trabajar”, dice.

“A partir de ahí empecé a fragmentar, a segmentar y encontrar las imágenes”, señala en una conversación con Regla de Tres desde el espacio que ocupa en las cercanías del templo de San José, donde entre la plática revientan las campanas del mediodía.

En esa tendencia, el artista ha diseñado estructuras metálicas para techumbres, edificaciones de madera, diseño de interiores y modelos escultóricos realizados con cartón, con varios usos más allá del goce contemplativo, a la par de su quehacer como dibujante y pintor, con telas en gran formato y una incursión en un mural de un templo en Tarímbaro.  

Colaborador en este medio como ilustrador de segmentos de opinión, señala que este proceso de búsqueda no estuvo exento de toparse con el Sistema Nervioso Central y el “quinto nervio”, el nervio trigémino o nervio trigeminal, que cuenta con una porción sensitiva y una porción motora, donde se generan la percepción y el impulso por hacer las cosas.

Los cinco sentidos están pensados para percibir y desarrollarse; las impresiones visuales si modifican, trascienden al desarrollo sensible, destaca.

“Esto me llevó a que todo mi trabajo tenga que ver con muchas teorías y datos constructivos, de monumentos, de esculturas, inclusive con principios espirituales, alquímicos, cosas que tienen que ver con la ciencia, con la magia incluso y me llevó a entender que las bases universales que te ofrece el conocimiento ancestral, te puede dar una orientación de cómo estimular a las personas tratando de intervenir lo menos que se pueda sobre mis intuiciones o percepciones del mundo, más bien, apoyándolas siempre en ese sentido universal trascendente, ahí es cuando encuentro datos para la composición en la pintura, porque hago segmentos que resultan vértices matemáticos y todos esos vértices le ofrecen al espectador un abismo de posibilidades constructivas, armónicas, estéticas, geométricas, ahí es donde se encuentra la información del sentido de la belleza, donde la vista descansa o se estimula de una manera que le aguce el espíritu, que no sea nada más un impacto visual, una percepción o una idea que se quede muy vaga en el gusto, sino que le trascienda, que le ofrezca datos más allá de tu labor, de tu interpretación de las cosas…”

El artista actual, el cliché, el marketing

-¿Le apuestas a crear desde lo marginal, fuera del sentido comercial, convencional del artista?

“Me acuerdo de una lectura, me parece que de (David Alfaro) Siqueiros, un artista también con mucho fundamento teórico, mencionaba que el artista tenía que ser un marginal en el buen sentido de la palabra, estar precisamente en una línea donde tú no estás interviniendo ni por falta ni por abuso de conocimientos, en una línea donde percibes lo que hay a tu alrededor y por lo tanto creas una solución, una alternativa o una idea de progreso en ese aspecto, creo que esa es una labor bien importante para el artista. Trato que cualquiera que sea mi intervención, no tenga que ver con un punto de vista ni fanático ni subjetivo, siempre otorgar un rasgo de información, de alimento que tenga que ver con ese elemento sensible, humanista.”

Ante un estudio sobre la composición de una ilustración de la Santísima Trinidad, Reco considera que “los medios te ofrecen una idea muy vaga de lo que significa este trabajo, entonces quedas atrapado en sistemas que por una u otra razón, quedas fuera; tendrías que dejar de trabajar o simular que estás trabajando para meterte a hacer tu propio manager, tu propio promotor, incluso hasta vender tu propia imagen, tener hasta ropa y tu equipo y esa producción cuesta, pero te roba todo ese tiempo para dedicarte a tu trabajo…”

Aportar desde las artes en este tiempo, señala, “es difícil, es una hazaña, porque le deja un panorama muy complicado al artista de superarse en el sentido más profundo, de su ser, de su labor más a profundidad, porque hay tantas formas de conseguir información y ahí es donde todo se queda, en generar una ilusión, de labor que solamente se transforma en un marketing, ese cliché del artista famoso, el artista que tiene conocimientos pero ya solamente es la pura imaginación… Tuve la oportunidad de estar en algunos talleres que prácticamente eran sets, un espacio donde se toman fotos, se actúa, donde se da una imagen de lo que puede significar un artista…”


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