Regla de Tres

Olvidadas

“…la teniente Lucía Guerrero es enviada a Galicia para investigar los casos de un asesino en serie que secuestra y asesina a mujeres trabajadoras…”

Bernard Minier es, no lo niego, uno de mis escritores favoritos de la nueva novela negra. Es, sin duda, uno de los más exitosos de Francia y autor de uno de los mejores protagonistas del género en la actualidad: Martin Servaz, comisario de la brigada criminal de la policía de Toulouse. Luego de un excelente trabajo con este personaje, que ya cuenta con seis libros, inició una nueva saga, esta vez situada en España, con Lucía (2023), ya reseñada en esta columna y con la que logró un thriller de muy alto nivel que, por momentos, bien podría ser considerado -por más que odiemos las etiquetas- un verdadero tecnothriller.

Después de disfrutar esta novela, me quedé con un ayuno de dos años, hasta que hace unos días apareció la segunda entrega. Se trata de Olvidadas (Black Salamandra, 2025). Me atrevo a decir que en esta obra se supera a sí mismo, y muestra toda su fuerza como creador de historias vertiginosas y adictivas, además de dotarlas de un gran contenido social y hasta político, sin caer en el panfleto.

En Olvidadas, la teniente Lucía Guerrero es enviada a Galicia para investigar los casos de un asesino en serie que secuestra y asesina a mujeres trabajadoras en el momento en que salen de sus casas para ir a sus empleos. Estas víctimas, solitarias e invisibles para la sociedad, son denominadas “olvidadas”. La teniente, de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, lidera esta investigación y siente una profunda empatía con las víctimas.

Cuando está a punto de detener al posible autor -un gigante muy escurridizo- es retirada del caso contra su voluntad para regresar a Madrid. Allí se le informa que, por petición expresa del ministro del Interior y otros altos funcionarios, debe hacerse cargo de la investigación del asesinato de una mujer de la aristocracia, amiga personal de los miembros más influyentes del gobierno. El crimen tiene todos los elementos para considerarse parte de un ritual o una representación sofisticada, que anuncia que el responsable no se detendrá allí.

Esa investigación tiene prioridad, y a Lucía se le retira del caso de las olvidadas, lo que pone de manifiesto que la justicia depende de quiénes sean las víctimas: ni siquiera en la muerte existe la igualdad. Una consigna escrita con sangre inquieta profundamente al poder: “Mueran los ricos”, dice el mensaje. Eso asusta a muchos… y enciende a otros.

A este nuevo caso se le asignan todos los recursos, mientras que, en el de las olvidadas, se deja a cargo a un subalterno de Lucía que, si bien es capaz, aún es inexperto. Lucía decide obedecer, pero mantiene un contacto directo con el equipo en Galicia, pues siente un compromiso ético muy fuerte con ese caso. Ambos frentes se desarrollan a gran velocidad, lo que nos mantiene en tensión constante. Queremos saber quién es el asesino y si las reivindicaciones -en el caso de los ricos- son auténticas o simplemente una estratagema para desviar la atención.

No contaré más. Se trata de una novela muy completa, magníficamente narrada, con personajes complejos, y destaca por su capacidad de entrelazar una trama policial con una profunda reflexión social. Aborda temas como las diferencias en el trato a las víctimas según su condición social, la connivencia de los poderes políticos con personajes y situaciones oscuras y condenables, la misoginia dentro de las fuerzas del orden y la violencia descarnada contra las mujeres y de paso nos enfrenta al hamparte y formas de expresión artistica extremas y para mi gusto, muy cuestionables como expresión artística, aunque valoradas en ciertos círculos pudientes.

Ahora que comienza esta nueva saga, es un buen momento para acercarse a Bernard Minier. Sin duda, los cautivará como a mí. Y tal vez, después de conocer a Lucía Guerrero, den el salto hacia Martin Servaz y se enganchen con este excelente escritor.


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