Regla de Tres

Nueve vidas 

“Todos en mayor o menor medida están preocupados: ¿por qué motivo parece su nombre en esa lista con otros ocho perfectos desconocidos?”

Alison Horne es una atractiva mujer en sus treinta; vive en la ciudad de Nueva York, en un departamento que le paga su amante: un septuagenario casado que la visita una vez a la semana para tomar alguna copa y tener sexo. Para ella es una relación cómoda, no le exige ni exclusividad ni más tiempo del necesario para sus encuentros semanales, y quizá una cena de vez en cuando en algún restaurant elegante.

La tarde del miércoles 14 de septiembre, ya está esperado a Jonathan Grant, su amante. El portero le anuncia que Jonathan ha llegado y está subiendo a su departamento. Ella lo recibe en un salto de cama blanco (sabe que así le gusta a él) y, con un ímpetu no propio de su edad, de inmediato la lleva la cama para aprovechar el efecto de la pastilla que previamente tomó. Después del sexo, y mientras Jonathan está adormilado, Alison revisa el correo que el portero le había entregado al subir. Entre los catálogos y facturas de siempre, descubre una carta sin remitente que contiene una sola hoja con una lista de nueve nombres, entre los cuales se encuentra el suyo:

  • Matthew Beaumont
  • Jay Coates
  • Ethan Dart
  • Carolina Geddes
  • Frank Hopkins 
  • Alison Horne
  • Arthur Kruse 
  • Jack Radebaugh 
  • Jessica Winslow 

A Alison le recorre un escalofrío por la espalda ante lo inusual de ver su nombre entre una lista de perfectos desconocidos. Le pregunta a Jonathan su opinión, pero él no le da mayor importancia. Ya está listo para irse, pues ha cumplido su rito semanal y tiene asuntos más importantes que atender.

Peter Swanson

Por esos mismos días, la carta con los nombres llega a cada uno de los que aparecen en la lista, entre quienes se encuentran un anciano propietario de un hotel en Maine, un aspirante a actor de Los Ángeles, un cantautor de Austin Texas, una profesora de la Universidad de Michigan que vive con sus gatos, un enfermero de oncología que está viviendo un duelo por la pérdida de su esposo, un ejecutivo jubilado y recientemente divorciado, un padre de familia que vive totalmente estresado por las complicaciones de la vida familiar, y una agente del FBI de Albany, Nueva York. Todos ellos reciben con asombro y curiosidad la carta. 

Todos en mayor o menor medida están preocupados: ¿por qué motivo parece su nombre en esa lista con otros ocho perfectos desconocidos?, Algunos deciden no preocuparse y olvidarse del asunto, otros comienzan a buscar en internet a las personas que aparecen ahí, y solamente Jessica Winslow, la agente del FBI, decide comenzar a indagar de manera profesional quienes son las personas de la lista, que tienen en común y porque demonios su nombre también está incluido.

Mientras ella y su equipo buscan en todas las bases de datos del país, descartando coincidencias y homonimias, ocurre la primera muerte de un miembro de la lista: el propietario del hotel en Maine aparece ahogado cerca de su propiedad, con la famosa lista aferrada en un puño. Días después, el atribulado padre de familia muere de un tiro en la espalda mientras hacia jogging. Estas dos muertes hacen que se prendan todas las alarmas, pues comienza a filtrarse un patrón aterrador. Jessica Winslow ha logrado escalar el caso y conseguir vigilancia policial de 24 horas para los miembros de la lista que va localizando.

Tiene a todo su equipo buscando coincidencias, cruzando nombres, localidades y vínculos familiares o sociales que pudieran tener en común este variopinto grupo de personas, para tratar de averiguar quien les envió lista por correo, y cuáles serían las motivaciones para querer matar a este grupo, en lo que a todas luces se perfila como un crimen serial.

Este es el argumento central del libro que recomendamos en esta semana en Zona Oscura, de Regla de Tres: se trata de Nueve vidas (Siruela policiaca, 2024), de Peter Swanson (Concord, EUA, 1968).

Peter Swanson es autor de siete novelas ya traducidas a una treintena de idiomas y de quien ya hemos reseñado la muy exitosa Ocho asesinatos perfectos, que en su trepidante trama hace un homenaje a los clásicos del género negro.

La investigación a cargo de Jessica Winslow y las policías locales donde se cometieron los primeros crímenes avanza a ciegas. No hay nada que vincule a los muertos con los otros miembros de la lista; hasta ahora, solo han alcanzado a localizar a siete del grupo (incluyéndola a ella), y todas las opciones están sobre la mesa: tanto si están frente a un metódico y diabólico asesino serial, como si la muerte de las dos personas del grupo fuera una mera coincidencia. Pasan los días y ocurre la tercera muerte: en esta ocasión es el enfermero oncológico, quien muere al inhalar gas butano en su habitación. Esto sucede a pesar de que ya tenía vigilancia de un patrullero fuera de su casa.

El autor va construyendo minuciosamente una trama muy intrincada, donde aparentemente no hay puntos de conexión entre los miembros de la famosa lista. En distintos momentos de la narración aparecen referencias a los clásicos del género, en especial a Agatha Christie y al cine de Hitchcock. Así va dando forma a una historia que se disfruta en cada página, pues reúne todos los elementos que amamos en el noir, crimen, venganza, misterio, intriga, enigma, personajes complejos con pasado oscuro… todo ello ambientado una Norteamérica actual y contrastante, desde la fría Maine hasta el tórrido Austin, pasando por los suburbios angelinos y la compleja Nueva York.

La narración no decae en ningún momento: los asesinatos se acumulan y las pistas van dando forma a un escenario siniestro, en el que también Jessica Winslow se perfila como una más de las víctimas. Y al final, nos espera la respuesta que encaja todos los enigmas y nos revela las razones de una mente criminal que, difícilmente —aún como lectores avezados en novela negra— hubiéramos identificado.

Una lectura ligera, adictiva y muy disfrutable, para estos días de intenso calor en que surgen… los instintos criminales.


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