“Para nadie es un secreto que la cuatroté está plagada de familias con un poder ilimitado: empezando por su dirigencia nacional…”
Francisco Viveros Dávalos
Vivero de Ideas
La reciente iniciativa de ley presentada por la presidenta de México Claudia Sheinbaum para luchar contra el nepotismo en los procesos electorales, ha causado revuelo tanto fuera como dentro de la llamada Cuarta Transformación. Pero, ¿será que este vicio de heredar el poder entre parientes se puede erradicar tan fácilmente? ¿Cuál es el panorama de la clase política en México frente a este tema? El presente Vivero de Ideas hará un breve recuento de algunos de los clanes, linajes y dinastías dentro de la política mexicana.
Para nadie es un secreto que la cuatroté está plagada de familias con un poder ilimitado: empezando por su dirigencia nacional, comandada por Luisa María Alcalde, hija de los amigos de Andrés Manuel López Obrador, Alejando Alcalde y Bertha Luján; asimismo, destaca el propio hijo del ex presidente tabasqueño, Andrés López Beltrán, en la comisión interna del partido que define ni más ni menos que las candidaturas morenistas a nivel nacional.
Emblemáticos también son los casos de la familia Batres, con una diputada local en la Ciudad de México, el titular del Instituto de Seguridad y Servicio Social para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y una fallida Ministra del Pueblo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Cómo olvidar a la familia Monreal, con un senador de la República, el coordinador de la bancada oficialista en San Lázaro y el gobernador de Zacatecas.
Mención especial requiere el apestado senador Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del ex gobernador de Veracruz Miguel Yunes Linares y sobrino del ex senador Héctor Yunes Landa.
En el caso de Michoacán, se pueden mencionar algunos juniors, como la secretaria de Cultura Tamara Sosa, hija de la diputada local Fabiola Alanís; Antonio Godoy, hijo del ex gobernador y actual diputado federal Leonel Godoy, quien ha ocupado cargos en las administraciones municipal y estatal; el hijo del senador Raúl Morón Orozco, Raúl Morón Vidal, que está al frente de la Comisión Estatal de Cultura Física y Deporte (CECUFID); el regidor por Morelia Fausto Vallejo Mora, hijo del ex gobernador priísta Fausto Vallejo Figueroa; y por supuesto, el gran cacicazgo de la familia Cárdenas, con el ex gobernador Lázaro Cárdenas Batel como jefe de la oficina de la propia Sheinbaum.
Pero este fenómeno no se restringe a Morena y aliados, pues también en los partidos de oposición se heredan y prestan cargos entre familiares. En Acción Nacional, por ejemplo, el senador Marko Cortés Mendoza y su hermano, el diputado federal David Alejandro Cortés Mendoza; o la diputada federal Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Por las filas del casi extinto Partido Revolucionario Institucional (PRI), han desfilado: Enrique De La Madrid Cordero, cuyo único mérito es ser hijo del ex presidente Miguel De La Madrid Hurtado; los ex gobernadores de Coahuila Humberto y Rubén Moreira Valdez; el actual embajador de México en Canadá, Carlos Joaquín González, y el ex secretario de Energía Pedro Joaquín Coldwell; el ahora senador por Morena, Alejandro Murat, hijo del ex gobernador de Oaxaca, José Murat, entre otros.
Finalmente, en Movimiento Ciudadano, se encuentran: el senador de la República Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del ex candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta, la diputada federal Claudia Ruiz Massieu Salinas, sobrina del ex presidente Carlos Salinas de Gortari y Dante Delgado Morales, hijo del fundador del partido Dante Delgado Rannauro.
Más allá de nombres, apellidos y colores, el gran problema del nepotismo en México es que el sistema político de nuestro país se basa en una suerte de castas que heredan el poder de una generación a otra. Esto deja muy mal parado al ideal de la llamada meritocracia que se ha puesto en el centro del debate en los últimos años, pues todos los ejemplos aquí citados demuestran que el mayor mérito de gran parte de nuestros políticos es haber nacido en la cuna adecuada o haber heredado el apellido correcto. De esta forma, se deja fuera de las élites del poder al ciudadano de a pie, y sobre todo, se refrenda el sistema de corrupción e impunidad que tanto daño le ha hecho a nuestro país.
Entonces, ¿es urgente acabar con el nepotismo y la herencia del poder en México? ¡Por supuesto que sí! Pero esto solo se hará con una gran reforma al sistema de partidos de México y una organización de quienes no militamos en ninguno de éstos. Hablemos más de este tema, incomodemos a las cúpulas partidistas en la medida de nuestras posibilidades, y sobre todo, derribemos los mitos de la meritocracia, “cultura del esfuerzo” y échaleganismo, pues al menos en la esfera política, son tan falsos como una moneda de tres pesos.
Ilustración portada: Pity
