Regla de Tres

Nacido de ninguna mujer

“Las páginas del diario nos van revelando las etapas por las que pasó Rose, primero las dudas, las preguntas…”

Gabriel es un viejo sacerdote que ha pasado la mayor parte de su vida en un pequeño pueblo de la campiña francesa, donde ha sido responsable durante casi medio siglo de la parroquia local. En el ocaso de su vida hace un recuento de sus años de ministerio, de los momentos de flaqueza y dudas que lo asaltaron, pero sobre todo, recuerda detalladamente el caudal de confesiones y pecados, que a lo largo del tiempo los feligreses le confiaron, y que ahora constituyen la losa más pesada que ha tenido que cargar en todos estos años, por el peso que representa el secreto de confesión. 

Paradójicamente, esto, a su vez, es motivo de callado orgullo, ya que en todo este tiempo nunca traicionó el silencio obligado por su ministerio. No obstante, entre todas las voces y confesiones que escucho en décadas, ninguna le causa tanta desazón, ni está tan presente en su memoria como la que le hizo una desconocida, que una noche lluviosa hace 44 años, llego al confesionario, y con voz temerosa y titubeante le dijo: “Padre, pronto le pedirán que bendiga el cuerpo de una mujer en el manicomio”. Este es el inquietante inicio de la novela que recomendamos en esta semana, hablamos de Nacido de ninguna mujer (Anagrama, 2022) de Franck Bouysse(Francia, 1965).

Franck Bouysse es de esos autores de los que poco sabemos, pues hasta que tienen algún éxito sonoro en su país natal se traduce su obra a nuestro idioma, por lo cual a veces llegamos un poco tarde a su lectura, o en algunos casos ni siquiera llegamos a sus libros, en este caso, gracias al inusitado éxito en Francia de esta novela que ha sido ganadora de varios premios, es que llegó la versión en español a nuestras manos.

El padre Gabriel recuerda, como si fuera ayer, la inquietud que lo invadió después de la visita de la misteriosa mujer, la cual le pidió que rescatara unos diarios que estarían en el ropaje de la interna muerta en el manicomio. Al día siguiente, acompañado de Charles , su joven y mudo sacristán, se dirigió en su carruaje a la “clínica”, ubicada en los linderos de un tupido bosque, ocupando una imponente construcción que pertenecía a un antiguo monasterio secularizado, que fue destruido y reconstruido a lo largo de quinientos años. 

En sus visitas al manicomio, el padre Gabriel siempre sentía una agobiante sensación de pequeñez ante ese imponente y lúgubre edificio, imbuido en la carga simbólica de albergar a los últimos, a los olvidados de la sociedad… a los “locos”.

Después de sortear la inquisidora presencia del médico director del manicomio, Gabriel logra quedarse a solas con el cuerpo de la mujer para “rezar” unas plegarias y así logra rescatar de los ropajes de la muerta los misteriosos diarios. La difunta se llamaba Rose, y al preguntar el porqué había sido internada, recibe una ominosa respuesta de parte del médico…: “mató a su hijo y se volvió loca”.

Después de la ceremonia fúnebre de Rose, a Gabriel lo carcomen las preguntas sobre su vida y la curiosidad por saber el contenido de los diarios. En cuanto queda en soledad comienza a leerlos, y su lectura lo introduce en una historia trágica, terrible en sus descripciones y agobiante en su desesperanza. 

Rose era una adolescente de 14 años cuando su padre la vendió. Hija de una pareja de campesinos pobres que tuvieron la “desgracia” de procrear solo mujeres, en su desesperación ante la miseria, su padre, Onesime, decide venderla a un rico maestro herrero de la comarca, quien la lleva a vivir a un viejo castillo aislado, donde el herrero vive con su madre, una vieja arpía, y con una misteriosa esposa que nunca sale de sus habitaciones. Las páginas del diario nos van revelando las etapas por las que pasó Rose, primero las dudas, las preguntas del ¿por qué estaba ahí? ¿si solo sería un trabajo temporal de sirvienta? ¿si su padre regresaría por ella?, hasta la impresión que sufrió al constatar de manera brutal, que al entrar al castillo , su destino había quedado sellado para siempre. 

El hilo principal de la historia está en los diarios de Rose, su forma de ver el mundo y el infierno que comienza a vivir. Simultáneamente, en la narración también aparecen las voces del padre de Rose, de Gabriel, y de un caballerango del castillo del herrero, dando cada uno su versión de una historia alucinante en su dimensión trágica y humana. El relato nos lleva por una cadena brutal de abusos y humillaciones que sufre Rose, difíciles de concebir para nuestra mente moderna y occidental al ir revelando detalles de su día a día, el descubrimiento del porqué está en ese castillo, el golpe que sufre al saber que su padre la había vendido y como ella logró, años después, una suerte de catarsis al escribir sus diarios, dejando testimonio de una vida cancelada desde sus 14 años. 

Onesime por su parte, nos relata el camino que lo llevo al “pozo” existencial en que se hundió por el arrepentimiento y desesperación ante las culpas y el rechazo de su esposa, por haber vendido a su hija mayor.

Una novela polifónica que se lee con el corazón estrujado, una historia plenamente gótica, con episodios de una violencia y una crueldad extremas, donde, a la manera de los personajes de Edgar Allan Poe, todos están marcados por la tragedia y un destino fatal del que no se pueden sustraer, a su vez, es un relato costumbrista que nos muestra una Francia rural de principios del siglo XX, con resabios medievales en sus costumbres, donde las prácticas de abuso y vasallaje aún eran carta común.

La historia nos mantiene en vilo desde sus primeras páginas, pues nunca sabemos lo que va a pasar a continuación, nos dosifica poco a poco los resortes que ocasionaron la tragedia, saltamos en el tiempo, desde la adolescencia de Rose hasta sus años interna en el manicomio, y junto con la perspectiva de todos sus narradores, nos brinda un fresco oscuro y trágico, como los cuadros de Goya en su etapa negra, cuya lectura nunca nos da tregua ni respiro.

Es un libro que no se puede soltar, al leerlo nos sumergimos en un mundo rural, áspero e injusto, que aunque creíamos superado, por desgracia aún existe. Por si fuera poco, el trabajado estilo en esta novela, la maestría en el uso del lenguaje que domina el autor, y sus herramientas narrativas, logran una historia de un impacto brutal en muchos sentidos, de las que dejan huella y se recuerdan por mucho tiempo. No dejen de leer Nacido de ninguna mujer.


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