Más ridículo que la disputa entre el presidente municipal y el gobernador por ver quién la tiene más grande en San Nicolás Obispo, ha sido el papel que están jugando los medios de comunicación
Beatriz Rojas
Historias del Tercer Mundo
Más ridículo que la lucha de egos entre el presidente municipal de Morelia y el gobernador del estado ha sido el papel que están jugando los medios de comunicación en este jueguito de manipulación en donde la meta no es precisamente atender la voluntad de supuestas comunidades indígenas, sino la contienda electoral de 2027.
En esta disputa por ver quién la tiene más grande (la aprobación) en San Nicolás Obispo, la mayoría de los medios han reproducido sin chistar tanto los comunicados de la gente que genuina y espontáneamente, con cartulinas igualitas y lonas que brotaron de los muros, aclama a Alfredo Ramírez, como la que hace lo propio por Alfonso Martínez, quien aclaró que como el hada malvada de la Bella Durmiente, su invitación no llegó, pero de todos modos fue, y dejó un regalo para la cumpleañera, la Feria del Molcajete.
Según Juan Carlos Barragán, tanto de uno como del otro lado están repartiendo despensas, ya sea para suavizar los ánimos hacia el autogobierno o por el contrario, para que la tenencia se mantenga sujeta a la administración municipal. Omitió hablar de sus propios intereses en esta tenencia y en Capula, pues ahí mantiene su coto electoral, pero para el caso da lo mismo.
Da igual, porque no habrá notas al respecto y no habrá reporteros que indaguen sobre el tema. Habrá eso sí, más comunicados estúpidos de A. guinda y de A. azul, pero matizados, porque hay que quedar bien con los dos amos, ya que así como reparten despensas, también reparten convenios o promesas de futuros convenios y por tres pesos, la mayor parte de los medios michoacanos se venden al mejor postor, a todos los que se pueda, despojándose de la poca dignidad que les queda, acomodándose en cuatro T.
En la semana se presentó una solicitud de juicio político contra Alfonso Martínez, pero eso tampoco lo verán en la mayoría de los medios, pues aunque la denuncia no está bien cimentada y es ridícula, pues se habla de la violación a los derechos humanos de una persona moral (las empresas no son humanas, ergo, no tienen derechos humanos), pero más ridícula es la devoción que tienen los medios y sus directivos, que besan el suelo que es tocado por la sombra del munícipe.
Es decir, los medios han llegado al punto en el que ya no sólo entregan su línea editorial y con ello su capacidad de hacer periodismo, de cuestionar o si quiera informar lo que estar pasando; sino que lo hacen sin que nadie se los pida.
Prácticamente todos los reporteros en Morelia han experimentado un regaño porque algún área de comunicación social hizo una llamada para que les “bajaran” una nota, pero ahora los teléfonos ya no suenan, son los mismos jefes de información y directores los que piden que se bajen las notas, antes de que incomoden, para que no toquen ni siquiera con el pétalo de una rosa los putrefactos rostros del poder.
Tampoco hay muchos reporteros dispuestos, entre la promesa de un viaje a España que hace el alcalde, el hastío, la mediocridad o las ganas de conservar un empleo miserable en donde pagan tarde y mal, pero pagan.
Podremos publicar 10 comunicados de que Michoacán fue la primera entidad en tener su reforma judicial, pero ni una sola nota de cómo esta reforma es distinta a la que se aprobó a nivel federal y será el gobernador directamente quien acomode a jueces y magistrados a su gusto, así como hace con las notarías.
Colocaremos la mueca sonriente de Alfredo Ramírez Bedolla junto a estadísticas de encuestas donde aparece en el segundo lugar de aprobación en un universo de dos gobernadores evaluados o diremos que, según sus datos, ya no hay homicidios, pero no diremos nada de la gente que están matando en Cotija, donde hasta las autoridades tienen miedo, Zinapécuaro, Zitácuaro, Buenavista, Aguililla, Cuitzeo, Morelia.
Atrás quedaron los tiempos en que un convenio de publicidad implicaba publicar eso, publicidad, si acaso boletines. Ahora constituyen el motor de los medios, el chayote institucionalizado, convierten a los medios noticiosos en empleados autómatas, ciegos, sordos y mudos.
Ya ni siquiera podemos decir que Mauricio Solís fue el primer periodista asesinado del sexenio de Claudia Sheinbaum porque, ¿qué va a decir Claudia Sheinbaum? ¿Qué va a decir la gente?
Por eso los compañeros del periodista se fotografiaron para el face sonriendo en torno a la imagen del comunicador, con globos y papel picado, para que vean que los perdonamos, que lo primero es el convenio, que no importa que nos humillen, que todo está bien, que no pasa nada, aunque nos vejen, aunque nos maten, aunque nos dejen tirados en la banqueta. Estamos bien.