A 15 años de su muerte, representa por antonomasia a toda la pléyade de sacerdotes que han sido señalados por abuso sexual contra menores de edad
Ivonne Monreal
En la más completa impunidad moría un 30 de enero -tres lustros atrás- una de las figuras más nefastas de la historia reciente de la Iglesia Católica, el cual representa por antonomasia a toda la pléyade de sacerdotes que han sido señalados por abuso sexual contra menores de edad. Naturalmente hablamos de Marcial Maciel.
Hace 82 años, también en el mes de enero, un Marcial Maciel seminarista fundó -con solo 21 años de edad- la estructura institucional que le permitió y que, a la postre, le ayudó a encubrir todos sus crímenes. Naturalmente hablamos de Los Legionarios de Cristo.
Entre los peores crímenes cometidos por quien en su afán de poder acariciaba la idea de ser ungido como santo, estuvo la violación sistemática de niños y adolescentes de entre 11 y 16 años de edad -60 casos conocidos a la fecha, dado que no todas las víctimas denunciaron-. Abusos sexuales de los que el Vaticano tuvo pleno conocimiento por más de 70 años, cerca de un siglo.
La primera vez que el Vaticano tuvo conocimiento de las conductas criminales de Maciel fue en 1943, pero decidieron no hacer nada. Pasaron 13 años hasta que la curia romana inició una investigación (entre 1956 y 1959) que no tuvo ninguna repercusión, como reveló en 2019 el cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada.
El cardenal João Braz declaró en una entrevista para la revista católica Vida Nueva que la Santa Sede poseía desde 1943 documentos relativos a la pederastía de Marcial Maciel y la única medida que adoptaron -no obstante la gravedad de sus delitos- fue conminarlo a una vida de penitencia y oración.
Conminar a una vida de penitencia y oración a una persona de 85 años de edad, fue la medida adoptada en 2006 en el pontificado de Benedicto XVI. A todas luces insuficiente, la sanción abarcó la prohibición de celebrar misas públicas, conferencias, presentaciones o entrevistas en nombre de la Iglesia Católica. Dos años después Marcial Maciel muere de vejez en la comodidad de su mansión en Jacksonville, Florida.
Pero tanto las declaraciones de João Braz como las medidas adoptadas durante el pontificado de Benedicto XVI jamás se habrían verificado si no fuera porque en 1997 ocho ex legionarios y víctimas del sacerdote pederasta, decidieron hacer pública su denuncia contra Marcial Maciel. Naturalmente se enfrentaron a toda la ira y las tácticas de combate propias de toda arcana institución.
Félix Alarcón, José Antonio y Fernando Pérez Olvera, Juan José Vaca, Saúl Barrales, Alejandro Espinosa, Arturo Jurado y José Barba fueron los denunciantes que debieron esperar 17 años para que Los Legionarios de Cristo admitieran que su fundador abusó sexualmente de seminaristas menores de edad. Para entonces Maciel llevaba ya seis años muerto.
Los Legionarios reconocieron que desde su origen en el año de 1941 y hasta 2019 un total de 33 sacerdotes -14 de ellos al frente de puestos de autoridad- agredieron sexualmente a 175 menores de edad que estaban a su cuidado y admitieron que de estos abusadores 18 aún continuaban activos en la Legión.
Otra faceta de Maciel involucró a dos familias que formó con Blanca Estela Lara Gutiérrez y Norma Baños. Los tres hijos de la primera (dos de ellos consanguíneos de Maciel) sufrieron abusos sexuales de su padre por años, como denunciaron en 2010 en el programa de noticias de Carmen Aristegui. Su segunda mujer, tuvo una hija de él y ambas estuvieron cerca suyo hasta su muerte.
El dinero sucio de la Legión
Dinero oculto en paraísos fiscales, flujos millonarios a las manos de los altas jerarcas de la Iglesia Católica y un patrimonio material incalculable atesoran aún los Legionarios de Cristo que bajo la estructura concebida por su fundador, ha funcionado más como “una mafia empresarial disfrazada de congregación”.
Como mafia la describe el libro “El imperio financiero de los Legionarios de Cristo” del periodista Raúl Olmos, donde señala que entre otras cosas esta organización cuenta con más de 300 empresas constituidas como sociedades anónimas o civiles; que cuentan con más de 100 inmobiliarias, despachos de consultoría y una agencia internacional de noticias”.
En su investigación Raúl Olmos descubrió que tan solo en México la Legión recibe alrededor de ocho mil millones de pesos anuales a través de 161 organizaciones de supuesto perfil filantrópico, aunado al dinero oculto que tiene en paraísos fiscales de Panamá, Liechtenstein, la Isla de Jersey, las Antillas Holandesas, Delaware (Estados Unidos) y Singapur. Millones que son usados, entre otros conceptos, en capitalizar empresas que fabrican armas, bombas y helicópteros artillados.