“Tú estás aquí, ahora, hermosa, lunísima, enseñándonos a ser, simbolizando la constancia, la lucha por la escritura, la terquedad de la intención poética de las mujeres.”
Nektli Rojas
Narrando el Género
Lunísima
gitana amorosa
ruega por los incrédulos
que te han negado
y que te niegan.
Margarita Vázquez[1]
Vi en el WA un mensaje de Wence. Siempre es una felicidad que eso ocurra porque, detrás de sus palabras digitales, se asoma el duendecillo del cariño. Gracias, gracias, latió mi corazón cuando me dijo que el ENPJ te iba a hacer este homenaje.
Estamos vivas aquí y ahora, en el s. XXI, del que dijo el secretario general de la ONU “debe ser el siglo de la igualdad de la mujer”. El secretario se llama António Guterres, nació en Lisboa en 1949, y espero que se haya dado cuenta del mal uso del singular que hizo en su declaración.
Este reconocimiento de hoy es un acto de justicia. Una acción afirmativa en el siglo de las mujeres. Me di a la tarea de buscar tu historia. Qué poca justicia te hacen las fichas curriculares, las entrevistas. Sí. Tu labor ha sido muy importante en la investigación, en la promoción cultural, en el trabajo que desarrollaste en el reclusorio, en los libros que has escrito y publicado. Publicar no te ha sido fácil. En la visibilización de la literatura escrita por mujeres, es importante mencionar la antología de mujeres poetas de Michoacán El brillo de la hierba húmeda, que realizaste con Gaspar en 2011. Pero hay otra historia que se deja ver debajo de esa parte formal.
Ejemplo. Hay poetas jóvenes que me han dicho lo importante que fuiste en sus vidas, cómo ellas encontraron en tu espacio poético un sitio seguro en donde compartir palabras. Las abrazaste con tu apoyo y no sólo las acompañaste en la búsqueda de la poesía, que no es una dama elusiva, ni una aparición fantasmal. Eso lo será para los muy hombres. Para nosotras, es el suspiro que nos mantiene vivas desde tiempos inmemoriales. Le aúllas a la poesía en La imagen en el agua: Dame a beber/ una sola gota/ de agua clara/ para calmar esta sed/ de siglos.
Dijo Lucía Rivadeneyra en la presentación de tu libro De cara al caracol que tienes “la capacidad de atrapar la cotidianidad en un poema”. Agrego que tu mirada hace mágico lo cotidiano. En La imagen del agua, escribes: Hoy/ los gatos despertaron temprano/ se metieron por todos mis resquicios/ arañaron e hicieron trizas mi sueño./ ¿Cómo pude dormir tan profundamente?”
Tus temas son variados. Las poetas escriben de todo. Sujeta transindividual (retomo el concepto de Cross), que abrevas de este mundo y te pones en la piel de todes sus habitantes, eres capaz de meterte en su cuerpo y darles voz: “Cuando soy estrella/ brillo/ cuando soy insecto/ vuelo”.
En tus temas está la muerte, pero creo que eres mayormente una poeta de la vida, del eros, entendido como la pulsión de vida. Poeta que habla de sexo, de placer, de amor, de la alegría de vivir, de los amantes y las rupturas, de la maternidad y los hijos de las mujeres admiradas, del enamoramiento. Cito: “De repente una se siente Diosa/ y comienza a crear un gran amor/ un inmenso amor que todo lo abarque/ de repente una se siente Diosa/ y cae estrepitosamente en el abismo.”
Contexto. Al lado tuyo se encuentran poetas eróticos, como Aguilera, Sánchez Doblas, Larios: “’En torno de una mesa de…’ café/ los hombres se reúnen a deliberar/ sobre la manera más certera y minuciosa/ de amar a una mujer”, describes en Utopía de fin de siglo, refiriéndote al Café Catedral. Sí. Para los poetas, las mujeres son musas a quienes hay que ¿amar? Recordarás que alguno incluso publicó un libro titulado Museo de musas.
Pero los hombres que tú has amado y capturado en tus textos no son musos, no son cosas. Cito de La imagen en el agua: “Mi hombre de corales marinos/ de diálogos con la mar embravecida/ mi hombre vestido de sal/ mi hombre río que corre/ entre mis dedos/ mi hombre lápiz/ tinta/ mi hombre poesía […]”.
Tu voz es otra: voz de lunísima. Apuestas por la pulsión de vida como la integradora de todo. Nos develas otro punto de vista, uno que ilumina misteriosamente las cosas que no pertenecen a la hegemonía de pensamiento sobre el erotismo. Una mirada desde abajo —como dice Sandra Harding—, desde la semiótica marginal donde habita la literatura escrita por mujeres —diría Lotman.
No es cosa menor estar al margen, porque implica la posibilidad de, a partir de ese lugar, plantear formas más congruentes, inclusivas, de explicar la realidad, de comprender al mundo. Claro, hay consecuencias: quedarse fuera de los premios, los aplausos, los apoyos, tener que trabajar arduamente para mantener la madriguera: tu taller de poesía, tus textos.
Dice Luisa Posada, desde Madrid y hablando de epistemología, que la ciencia está permeada de “valores de inferiorización de las mujeres” y “sesgos androcéntricos”. En nuestro mundillo literario también pasa eso. Se nos ha visto como inferiores. No en teoría, no en general, sino aquí, en esta “Morelia ardiente/ silenciosa/ grandemente silenciosa”, como la describes En la ciudad.
Paridad de género es uno de esos conceptos que suena muy bien, pero que presenta más aristas que acuerdos. Hace tiempo ya, un joven y hermoso escritor comentó que cuando se pensaba en poetas michoacanos salían a pasear a la avenida Madero nombres de todes conocidos, encabezados por Gaspar Aguilera, que ya andará (como dice Moustaki de Brassens), cortejando a las musas en el más allá. Sin embargo, en este recuento de poetas no acuden a la mente de nadie las poetas michoacanas, que son mucho mejores, afirmó él con énfasis. Se olvida así a muchas, a Cristina Bello, Victoria Equihua, Isis Olaya, Lucía Rivadeneyra, Frida Lara, Silvia Mercedes, Josefina María Cendejas y tú, claro. Me falta enunciar a muchas más. Ya sé que no eres michoacana. Pero tal vez sí lo eres. En tu blog te declaras como “poeta michoacana nacida en la CDMX”. Eso es un poema migratorio, un poema con pico de paloma, orientado por la magnetita interna que te compele a reconocer un hogar amplio.
En Jueves, suplemento impulsado por Sandra Aguilera a través de Huella Digital, muchas escritoras han publicado reflexiones acerca de lo que significa escribir, de las dificultades de hacerlo, de las técnicas que se usan para desanimarlas. Sí, ya sé que Joanna Russ las describió en un libro. Todas nosotras las hemos vivido. En ese sentido, Margarita, te levantas como símbolo de resistencia poética de las escritoras. Nos demuestras que se puede tomar la decisión de mantener la palabra frente a todo.
A veces me pregunto qué será de los poemas de Frida Lara (acunados tan amorosamente por su hija Nordy) o de los de Silvia Mercedes. ¿Dónde están sus voces cuando el aliento de vida se apaga? ¿En qué ojos están sus libros? ¿En qué oídos sus palabras? Porque la difusión de la literatura es como el trabajo político: se agota rápidamente en cuanto no hay nadie que la siga impulsando. Tú estás aquí, ahora, hermosa, lunísima, enseñándonos a ser, simbolizando la constancia, la lucha por la escritura, la terquedad de la intención poética de las mujeres. Le agradezco a Wence haberme invitado a ser parte de este apuntalamiento poético. Te agradezco tu amor por los animales, tu trabajo como investigadora, promotora cultural, formadora, madre, poeta de maravillosa “terca voz de tortuga”.
Texto leído por la autora en el homenaje a Margarita Vázquez Díaz, en el Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes, el 8 de diciembre en el Centro Cultural Clavijero
Ilustración portada: Luna Monreal
[1] Todas las citas han sido tomadas de Margarita Vázquez, De cara al caracol. Morelia, Xintanjáfora, 2011.