En México es caso raro el político que no transgrede la línea entre lo que es permisible en su vida privada y la responsabilidad que debe asumir en un encargo público
Ivonne Monreal
En México es caso raro el político que no transgrede la línea entre lo que es permisible en su vida privada y la responsabilidad que debe asumir en un encargo público, por ello, no es único el caso de aquellos que utilizan su investidura, la infraestructura o los recursos del Estado para satisfacer caprichos personales.
Lo anterior encaja a la perfección con el proceder del ex gobernador Silvano Aureoles Conejo quien, en un plausible intento de cortejar a una estrella juvenil, le regaló una visita exclusiva -con helicóptero oficial incluido- a uno de los eventos más anhelados por más del 77 por ciento de la población mexicana de fe católica (acorde a datos del censo oficial del 2020): la visita del Papa Francisco a México en 2016.
El jefe del Estado Vaticano visitó nuestro país del 12 al 17 de febrero con un itinerario que incluyó la Ciudad de México y cuatro estados, entre ellos Morelia, donde ofició misas en el Estadio Venustiano Carranza y la Catedral de la ciudad, además de sostener un encuentro con jóvenes en el Estadio Morelos.
Más de 95 mil millones de mexicanos habrían deseado con vehemencia asistir a ver a su líder religioso, pero fue la veinteañera cantante de ojos azules y 1.67 de estatura Belinda, la elegida por un Aureoles Conejo ya entrado en sus 50 primaveras, en un claro gesto de vanidad masculina, de demostración de poder.
De no haber tenido esa intención tal gesto despótico, otros políticos de su misma naturaleza no le habrían dado la palmadita simbólica en la espalda con frases como “…se trata de una más de las aventuras de este enamoradizo gobernador”, como lanzó en su defensa un colega de su partido (de la Revolución Democrática), el entonces senador Miguel Barbosa -hoy finado-.
El propio Aureoles Conejo minimizó lo acontecido declarando que la cantante no había obtenido ninguna ventaja relativa a su promoción como artista. De hecho, a una semana del suceso le dio carpetazo tras informar que el tema sería investigado por la propia Secretaría (de Seguridad Pública) que usó el helicóptero oficial como taxi volador VIP.
Belinda llegó y se fue trepada en el helicóptero gubernamental -no había otros famosos en el vuelo, ni personalidades políticas- con el único objeto de pararse en primera fila, saludar al Papa y regalarle uno de sus discos, con especial énfasis su canción titulada “Gaia”.
Al finalizar el itinerario del pontífice argentino en tierras morelianas, arribó al aeropuerto Francisco J. Múgica donde Silvano Aureoles lo condujo rumbo a las tribunas y con un gesto del brazo le indicó de saludar directamente a la cantante en cuestión, quien entregó su disco a la máxima autoridad de la grey católica.
La cantante de su parte y tras el descontento público por el uso de un helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), argumentó que se trató de una maniobra de logística y que no fue la única persona con una vida pública que arribó de esa manera. Lo cierto es que el suyo fue el único caso en su tipo en aquella fecha.
El caso se turnó a la Unidad de Asuntos Internos de Michoacán, en un contrasentido dado que forma parte de la propia Secretaría involucrada en el indebido préstamo de un vehículo oficial a una cantante pop. El resultado de la indagatoria jamás se conoció y por ende no se supo de ninguna sanción administrativa contra las autoridades responsables.
No obstante lo cuestionable del proceder gubernamental, quien en aquella fecha fungía como titular de la SSP, Antonio Bernal Bustamante, medio año más tarde fue nombrado responsable del Instituto Estatal de Estudios Superiores en Seguridad y Profesionalización Policial del Estado de Michoacán (IEESSPP).
El desaire de Francisco
Otros dos hechos marcaron la visita del Papa Francisco a tierras aztecas, una el hecho de haber sido jaloneado por sus fans cuando en el Estadio Morelos se aproximó a saludar a un hombre en silla de ruedas. El desaguisado se zanjó con un airado “¡No seas egoísta!” proferido por el pontífice al responsable en cuestión.
Pero por encima de todo, resta en la memoria su tajante rechazo a reunirse con las víctimas de los sacerdotes católicos señalados como pedófilos, no obstante que fue en México donde se desató la tormenta que ha cimbrado al Estado Vaticano y puesto al descubierto en sus santas filas, a miles de abusadores sexuales de niños, niñas y monjas.
Estados Unidos, Brasil, Argentina, Francia, Irlanda, Alemania, Polonia, Bélgica, Suiza, España, Italia y el Reino Unido son otros de los países afectados por los actos criminales de los clérigos católicos. Pero es significativo nuestro estado, ya que aquí surgió la congregación religiosa Los Legionarios de Cristo, que mantuvo como su líder por más de seis décadas a uno de los depredadores sexuales más perniciosos de la Iglesia Católica, Marcial Maciel Degollado.