“…uno de sus principales motivos fue desmitificar a la profesión forense, ´tan maltratada por la televisión´ y caricaturizada en muchas obras de ficción…”
Gerardo Pérez Escutia
Zona Oscura
Philippe Boxho es médico forense desde hace más de 30 años. Reside en Lieja, Bélgica, donde también es profesor de Medicina Forense y Criminología, además de director del Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Lieja. En 2023 decidió incursionar en la escritura y ha publicado tres libros alrededor de su profesión, los cuales se han convertido en un fenómeno editorial. Son las obras de no ficción más vendidas en la historia de Bélgica y han encabezado las listas de los más vendidos en Francia durante muchos meses, otorgándole fama a nivel internacional.
Los muertos tienen la palabra (Penguin Random House, enero de 2025) es el primero de sus libros en ser traducido a varios idiomas y el que tenemos el gusto en recomendar hoy en esta Zona Oscura de Regla de Tres.
En la introducción, Philippe Boxho nos explica cuáles fueron sus intenciones al escribirlo. Primero, aclara que no se concibe como escritor y se muestra absolutamente sorprendido por su éxito de ventas. Explica que uno de sus principales motivos fue desmitificar a la profesión forense, “tan maltratada por la televisión” y caricaturizada en muchas obras de ficción, donde los médicos forenses suelen ser representados como seres taciturnos y extraños, una especie de nerds de la medicina, inadaptados y solitarios. Boxho desmonta ese estereotipo y reivindica la realidad de su gremio. Nos advierte que todo lo narrado en esta obra es absolutamente real, pues, la realidad, como dice el lugar común, “supera con creces a la ficción”. Sólo ha cambiado los nombres y dado una estructura novelada a los relatos para hacerlos más accesibles.

El libro está compuesto por unos veinte relatos cortos que se leen de un tirón. A través de ellos, el autor describe con detalle las características de su profesión, nos habla de la importancia de preservar la escena de un crimen y los protocolos a seguir para no contaminar pruebas. En este punto, es inevitable hacer comparaciones con nuestra realidad y sentirnos abrumados ante nuestras carencias. También explica con minuciosidad los pasos de una autopsia, sin ahorrar la crudeza de las descripciones sobre el aspecto, olor, proceso y etapas de descomposición de un cadáver y sus peculiaridades, según haya sido la causa de su muerte. En cada página se va perfilando un estilo descriptivo muy preciso, condimentado con altas dosis de humor. En más de una ocasión, el lector soltará una carcajada aligerando hasta los pasajes más macabros de los relatos. Boxho honra así la fama de los forenses por su negro sentido del humor. Sin embargo y por paradójico que parezca, también transmite un profundo respeto por los muertos que pasan por su mesa de autopsia, y por sus familiares.
Al adentrarnos en los relatos, vamos a encontrar historias verdaderamente sorprendentes que nos hablan de la enorme variedad de actitudes que tenemos los humanos al lidiar con la muerte, y cómo la ciencia forense se ha convertido en la mejor aliada de las corporaciones policiacas. Boxho aborda el antiguo temor a ser enterrado vivo con ejemplos reales, además de explicar el origen histórico de esa fobia. También comparte su vasta experiencia con los suicidas, analizando los métodos más usados por ellos, las diferencias según el género y las tendencias a lo largo de la historia.
Las páginas se pueblan de muertos que no lo son, falsos suicidas, suicidas persistentes, crímenes pasionales y asesinatos que estuvieron cerca de ser “el crimen perfecto”. Nos describe escenas de crimen dignas de Hannibal Lecter o del asesino de la película ”Seven”, parricidios, crímenes de odio y un largo etcétera que abarca la mayoría de las motivaciones humanas para matar o quitarse la vida
El autor intercala pasajes autobiográficos, y comparte su vasto conocimiento adquirido en décadas de experiencia. Sus descripciones de escenas del crimen son exhaustivas, detallando en que aspectos se debe fijar un investigador forense, que características de un cadáver pueden indicar un crimen y como se calcula el tiempo transcurrido desde el deceso. La entomología forense también juega un papel clave, en especial en el relato llamado Varias moscas y un esqueleto, una historia tan gráfica que requiere un estómago fuerte para leerla.

Hay relatos sobre ahogados y asfixiados, sobre complots familiares para matar, y un relato en especial que involucra a un granjero y su piara de cerdos, que va más allá de lo imaginado por cualquier escritor o guionista del género negro.
Mención aparte merece el capítulo en el que Boxho relata sus intervenciones ante diversos jurados, asistiendo tanto a la fiscalía como a la defensa según sea el caso, desplegando sus hallazgos forenses frente a acusados de todo tipo. Las situaciones y diálogos que se generan en estos procesos son tan memorables como divertidos.
No pretendo hacer espoilers, solo quiero compartir el entusiasmo que me generó encontrar esta obra, e invitarlos a leerla.
Una mezcla de noir, true crime, autobiografía y comedia negra, este libro nace de la experiencia y práctica de una profesión y, además, nos revela a un escritor original, fresco, erudito, conocedor de la psique humana en situaciones extremas, y dueño de un gran sentido del humor.
