Regla de Tres

La furia 

“Esta novela trata de un crimen, un crimen cometido en una pequeña isla griega del archipiélago de las Cícladas, isla que le heredó su difunto primer esposo a Lana Farrar.”

Alex Michaelides es ya un viejo conocido de esta columna. Aunque es un escritor muy joven (nació en 1977 en la isla de Chipre), sus dos exitosos libros anteriores los hemos reseñado con entusiasmo. Tanto La paciente silenciosa como Las doncellas son obras que han vendido millones de ejemplares y han recibido múltiples premios y encendidos elogios de la crítica especializada.

Por ello, la llegada de su más reciente libro La furia (Penguin Random House, Grupo Editorial, 2024), viene precedida de gran expectación y entusiasmo de sus miles de lectores, ya que Michaelides es hoy por hoy lo más parecido a un “rock star” de la novela negra. La furia es el libro que reseñamos en esta entrega de Zona Oscura de Regla de Tres.

Lana Farrar es una bellísima y otoñal estrella de cine, vive semi retirada en una enorme mansión a las afueras de Londres, mansión que heredó de su primer esposo, el irascible y tiránico Otto Krantz, legendario productor de Hollywood quien fue su descubridor, impulsor y marido hasta su muerte prematura. Lana está casada en segundas nupcias con Jason Miller, un apuesto hombre de negocios, algo más joven que ella, quien a todas luces es un “trepador”, que la utiliza como trampolín y llave que le abre las puertas de la alta sociedad, el mundo del espectáculo y de ciertos círculos financieros.

Kate Crosbyes una actriz teatral británica, es unos años menor que Lana, y es su única amiga. A diferencia de Lana, quien prefiere una vida discreta siempre tratando de escapar a toda costa de fanáticos y paparazzis, Kate es todo lo contrario: es un “pavoreal”, estridente, locuaz y… alcohólica. No podrían ser menos parecidas, pero quizá por eso se profesan una amistad tempestuosa, sujeta a las veleidades de carácter de Kate, quien a pesar de la sincera amistad que tiene por Lana, se siente perpetuamente opacada por la belleza y fama de su mejor amiga.

Elliot Chase es un dramaturgo mediocre, sobrevive gracias a la herencia que recibió de Barbara West, una anciana y famosa escritora de novelas de misterio recientemente fallecida, de quien Elliot fue compañero y amante en sus últimos años. A pesar de la diferencia de edades, Bárbara ejerció sobre Elliot un dominio tiránico. Dueña de un carácter amargo y una lengua afilada, nunca permitió que Elliot olvidara lo que le debía a ella y en que condiciones lo había conocido. Su relación era una relación simbiótica de manual, que solo terminó con la “extraña” muerte de Bárbara, gracias a quien, por ironías de la vida, Elliot conoció a Lana quien era su amor platónico desde su adolescencia. Apoyado en su “don de gentes”, y en su carácter untuoso, Elliot se convirtió poco a poco en un amigo cercano de Lana y de Kate, invitado frecuente a sus cenas y tertulias. Elliot es el protagonista principal, y narrador omnisciente de nuestra historia.

Esta novela trata de un crimen, un crimen cometido en una pequeña isla griega del archipiélago de las Cícladas, isla que le heredó su difunto primer esposo a Lana Farrar. Un crimen que involucra a siete personas, cualquiera de ellas puede ser culpable. Pero no nos engañemos, no es una novela al estilo de Agatha Christie; es una historia mucho más sórdida, una historia que conforme se desarrolla va desnudando psicológicamente a cada uno de los protagonistas, en un endiablado relato laberíntico, que vamos resolviendo poco a poco, a manera de las capas de una cebolla de la mano de Elliot, nuestro narrador y protagonista.

Todo comenzó con una llamada. Lana está atravesando una crisis emocional, duda de la fidelidad de su marido Jason, y el clima frío y nublado de Londres solo aumenta su ominoso estado de ánimo. A instancias de Elliot, su siempre solicito y “oportuno” amigo, decide pasar unos días en Aura, la pequeña y soleada Isla que Otto le heredo en el mar Egeo. Llama a su amiga Kate, para invitarla; ella accede a regañadientes, un poco haciéndose la interesante, pero en el fondo feliz de pasar unos días de vacaciones a expensas de su famosa amiga.

Complementan el grupo de invitados, Leo, hijo adolescente de Lana; su esposo Jason; Elliot, Agathi, ama de llaves griega; y Nikos, el cuidador de la Isla, quien vive solitario todo el año, dándole mantenimiento a la propiedad, y siempre a la espera de las visitas de su famosa dueña y de sus invitados. Todos están dispuestos a pasar unos días relajados, de buena comida, mejor bebida, y largas sobremesas bajo el sol del Mediterráneo, sin imaginar que sobre ellos caerá “la furia”, el indomable e impredecible viento que azota las islas griegas, “un viento que hace perder la cordura” y que será de alguna manera catalizador del crimen que ocurrirá en la isla y que es el misterio central de nuestra historia.

Esta novela abreva de muchas fuentes. Es inevitable pensar en las intrigas de Agatha Christie, pero también tiene un aire de novela de época, de esas que nos narran las vicisitudes de una clase social en decadencia. Sus personajes están tan bien construidos que con sus matices van marcando el tono de la historia; los problemas, traumas, envidias y carencias afectivas de todos ellos, dan forma a un drama que, conforme avanza, hace inevitable el asesinato que se presenta como consecuencia fatal e inevitable en esta moderna tragedia griega.

El oficio del autor hace que la tensión no decaiga ni un instante, y cada página ofrece claves sobre la resolución del crimen, sin develarse completamente hasta el final. Sin duda, esta historia muestra la madurez de un autor que no se ciñe solamente a los canones de la novela negra tradicional, sino que explora a profundidad la psicología y circunstancia de sus personajes, a manera de la novela clásica decimonónica, encontrando en ella las claves para ofrecernos un espléndido y adictivo festín literario.


1 comentarios

Tania Rodríguez 16/09/2024 at 02:03

Gerardo: es, indiscutiblemente, mucho mejor lo que escribes de ti, que lo que aportas acerca de La Furia. Tenías muchísimo para un análisis mås inquisitivo, provocador. Con solo abordar toda la intertextualidad que se mece en esta novela. Lo que leí fue más un resumen que una exégesis. Yo también regresaré a Cortązar siempre, y curiosamente, no a saltar la rayuela, me siento más cercana a sus cuentos. Gracias por ese breve texto que te muestra. Yo vengo de cataclismos, y aquí sigo, no sé ni por qué.

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