Regla de Tres

2 comentarios

Carlos Meneses 09/12/2024 at 02:47

Las Megapolis, el Burgo llevado al extremo, es una muestra de la conversión del mundo rural ayuno de servicios a un mundo organizado por y para el sector terciario. Ellas no son la causa de la reorganización de la sociedad, son la consecuencia. Sin embargo, ya con mis años encima, recuerdo la Ciudad como algo bonito, ese sitio donde se concentraban las Universidades, los Hospitales, los Ministerios y las Catedrales. Eran un ejemplo de riqueza y de orden.
¿Que pasó para que se hipertrofiaran? Que matamos al sector primario y al sector secundario, quitando el sentido a la vida del campo porque dejó de ser vida.

Llevamos muchos años, desde la revolución Industrial haciéndole daño al campo y, sin embargo, es la mayor época de prosperidad que hemos tenido. Entonces… ¿que es la prosperidad? ¿Donde está la filosofía de la vida que nos haga naturales, prósperos, humanos y, a la postre… felices? Hay tantos estereotipos, que ahora llamamos valores, hay tantos paradigmas asumidos que no son cuestionados por unos ni por otros.

Ojalá volviese la filosofía, la contemplación y el optimismo. Pero de eso sólo se puede hablar con la barriga llena y con un iPhone, y tenemos que entrar en la noria como el hamster para llenar la barriga y tnener el iPhone. Y no hay mejor noria que la Ciudad.

¡Yaya círculo vicioso! Sólo en la Ciudad se «visualiza» la vida.

Reply
David Ramos Castro 09/12/2024 at 20:54

Muchas gracias, Carlos, por la lectura del texto y tus reflexiones. Muchas han sido las ciudades en la historia y de muy diverso tipo. Creo que cada una debe ser estudiada, hasta cierto punto, en su contexto particular, si bien es verdad que a partir del siglo XVI y, sobre todo, de la industrialización del siglo XIX, las ciudades han trazado caminos que las han ido vinculando entre sí, aunque de manera muy desigual. Sea como fuere, me parece interesante pensar en las ciudades como enormes proyectos de imaginación, al igual que los Estados, que, en este sentido, cuentan con el mérito de plantear e intentar llevar a cabo una verdadera obra «poética» de organización social. Sin embargo, hoy no se piensa en ellas como escenario de dicha imaginación social y libre, sino como depósito de extracción brutal y desmedida de la vida. En este sentido, lo rural ya no puede desligarse de lo urbano (como aún se hacía en los años 60 y 70), pues hasta cierto punto (y, nuevamente, según cada caso), las estructuras antropológicas que eran esenciales para la vida común campesina han desaparecido o se han visto profundamente alteradas por mor del crecimiento no de las ciudades, sino de la urbanización. Se deberían discutir dos cosas, a mi juicio, para entender esta evolución citadina durante el último siglo, aproximadamente: primero, las mutaciones del capitalismo, que han alterado por completo el paisaje urbano (al mismo tiempo que las concepciones con las que creíamos poder definir al propio capitalismo inspirándonos en «paradigmas» de épocas pasadas) y, segundo, la relación estructural que tienen tales cambios con el propio devenir de la tecnología. Saludos.

Reply

Deja tu comentario