Regla de Tres

La alquimia de la fotografía alternativa


La apuesta fotográfica no digital encuentra en Chuby Hernández, diálogo desde la lente y la exploración visual con las imágenes que se forjan en la calle

A los 16 años Chuby asumió la ruta de la fotografía como razón de vida. Una Canon AE1 adquirida en el tianguis del auditorio de Morelia por 500 pesos, fue punto de arranque de un camino en el que ha decidido apostar por la fotografía alternativa.

Ha pasado más de una década desde entonces, y hoy a sus 28 años, Oscar Chuby Hernández, ha encontrado y consolidado en la fotografía análoga y en la exploración de materiales y técnicas, su propio lenguaje.

“La onda” del arte la mamó desde chico, de sus padres que estudiaron en Bellas Artes y que le inculcaron lo de la “artisteada”. Él coqueteó un tiempo con la posibilidad de ser muralista, hasta que finalmente, la fotografía lo llamó para ser su compañera de vida.

Chuby empezó a tomar imágenes de skaters, fundamentalmente amigos suyos que pasaban horas explorando suerte arriba de la patineta, no lo sabía entonces pero a la larga, acabó por documentarlos gráficamente.

“Estuvo loco porque desde ahí se hizo como más trabajo, me empezaron a hablar de marcas de aquí y nacionales. Yo no sabía que era un trabajo documental hasta que ya tenía algo muy extenso”, recuerda.

De manera natural sobrevino el impulso por la fotografía de calle, de escudriñar desde la lente esas historias que no se cuentan, que transcurren silenciosas entre el bullicio de las calles, en el transitar de peregrinos, en el sólo hecho de esperar de pie la combi del transporte público.

“Soy muy distraído en cierto sentido, pero me di cuenta que es porque siempre estoy viendo todo; siempre tuve problemas en la escuela, de que tienes déficit de atención, pero en realidad, estoy viendo todo, ver qué es lo que está pasando y aproveché eso para hacer ese tipo de fotos”.

Chuby por Chuby


Chuby es fundamentalmente empírico, aunque en 2014 ganó una beca para hacer un diplomado en el Centro Libre de Artes Visuales y Cinematografía FotoViva. “Estuvo todo bien, porque lo que había aprendido de autodidacta fue reforzado, al terminar seguí trabajando con película, porque esa siempre fue mi onda”.

Explica que trabajar la ruta analógica le ha llevado a descubrir los mundos de la fotografía alternativa, en donde los procesos no siempre precisan de tener una cámara, ya que son procesos químicos.

“Por ejemplo, hay uno que se llama cianotipo, en donde al juntarse los químicos con el sol se revelan, entonces esos procesos son muy manuales y te ayudan a explorar más. Empecé como a masterizar un poco la cianotipia y terminé dando unos talleres ahí en FotoViva, fue un curso intensivo, de ahí empecé a trabajar mucho con eso de las fotografías alternativas, impresiones al carbón, en piedra, etcétera.

“También intervenir el negativo antes de escanearlo da texturas, entonces entra esta onda de arte haciendo foto de calle. Ahora siento que estoy más metido en la foto pero combinándola con todas las técnicas que voy conociendo, ahorita por ejemplo la litografía”, señala.

Refiere que pese a que la fotografía es gráfica no está muy aceptada como tal por el gremio de la gráfica, pues se piensa que solamente es dar un clic.

“Quizá en lo digital ese si es el problema, que se ha vuelto dar sólo un clic, pero en rollo el proceso es mucho más complejo: desde que escoges la película estás visualizando las imágenes que vas a hacer, porque cada película viene calibrada a ciertas temperaturas y eso hace que cambie el color.

“Entonces digamos, vas a una sesión en el jardín de Las Rosas donde hay más verdes y dices, este rollo es mejor porque lo puedo utilizar para esto, entonces desde antes de hacer las fotos ya vas viendo, imaginando. Es un proceso muy creativo y pule mucho el ojo, es como meterse más en el papel, mientras que en digital disparas, disparas, disparas, borras, borras y ya”.

Apunta que los errores son también hallazgos: “Lo bonito es que pueden generar situaciones de imágenes muy chidas, aunque puede ser también que no salga nada, es muy aleatorio pero a la vez centrado, por eso me gusta mucho”.

En cuanto al formato digital Chuby marca su distancia porque no se siente cómodo en él, aunque reconoce que lo emplea cuando tiene que elaborar algún producto específico.

Él sobre todo, pone el acento en el ojo: “no importa mucho tu equipo si tienes y has educado un buen ojo, si haces un estudio, un camino visual. El problema de las digitales actualmente es que evita pulir el ojo”.

En la fotografía alternativa sigue explorando su lenguaje, su forma de afrontar la imagen en cada uno de sus procesos, “aunque sean técnicas muy viejas exploras, cómo decir, interactúas con los químicos, incluso imprimes en piedra, son muchas técnicas alternativas”.

Considera que en Morelia a la fotografía alternativa se acude fundamentalmente en cursos, por lo que son pocos los fotógrafos que la asumen como labor permanente, entre ellos menciona a Xaté Tzitziki Aguilar Próspero y Luis Alonso Hernández Muñiz.

Con el artista gráfico Fernando González Pérez Pity, han generado un taller denominado Zinespacios: “El mismo nombre lo dice, pareciera que hay espacios para hacer pero en realidad no los hay, porque luego se vuelven muy privados, incluso para presentar obra, de ahí surge. Con Pity hemos crecido juntos cada quien en sus disciplinas, y Zinespacios surge para tener un sitio en dónde trabajar y producir, y también claro, ganar un poco de dinero de lo que hacemos y nos apasiona”.


2022 | Fotografías de calle, Canon EOS1


2019 | Serie «Las Cañas», impresión al carbón


2019 | Cianotipo sobre cartón de medicina



2020 | Cámara Mamiya RB67, doble exposición
2020 | Cámara Mamiya RB67


2020 | Panorámica oasis, Cámara Mamiya RB67


2018 | Paisaje, Canon EOS1


2016 | Serie Las Cañas, Pentax 1000


2024 | Fotos de calle, Canon EOS1


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