La marcha del 8M de la Asamblea de Mujeres contó con la participación de un bloque infantil. Desde su perspectiva, los gestos y la lucha adquieren sus propios matices
Beatriz Rojas
Unos centímetros más cerca del suelo, la realidad pareciera adquirir otros matices. La lucha feminista tiene un significado social y colectivo, pero también individual. Niñas y niños salieron a manifestarse este 8M y se apropiaron de la fecha desde su propia apreciación del mundo actual, de los derechos humanos y de las reacciones de la gente.
La marcha organizada por la Asamblea de Mujeres contó con una asistencia más heterogénea en comparación con la que convocó el Frente Violeta. Hubo adultas mayores, mujeres tocando instrumentos, danza mexica, bloka gorda, mujeres LBT, bloque mixto, personas con discapacidad, niñas y alguno que otro niño.
“No somos uno, ni somos cien, pinche gobierno, cuéntanos bien”, pareció ser la consigna preferida del grupillo de estudiantes de primaria, pues la repetían una y otra vez, entre risas, a los gritos, mientras avanzaban, sin muestras de cansancio, desde Ciudad Universitaria hasta Palacio de Gobierno.
¿Cuáles pueden ser sus motivos, saben por qué están ahí o solo siguen a sus madres? Esto es lo que respondieron a la pregunta de “¿por qué están aquí?”.
-Porque luego los hombres machistas quieren matar a las mujeres o las violentan y pues nosotros no queremos eso, queremos derechos- respondió enseguida Indra Irina R, de ocho años, alumna de tercero de primaria.
-Antes sufrían mucho las mujeres y ahora pueden sufrir más poquito, pero aun así los derechos se ganan en todos los lugares-,agregó Renata, de cuarto año de primaria y nueve años de edad.
-Lo del feminismo es una cosa a la cual yo sí apoyo, porque muchas mujeres como que diariamente sufren y pues es una marcha para ellas, para que no estén sufriendo tanto, para tener mejores derechos, porque luego los hombres las violentan- responde Luis Franco, estudiante de quinto de primaria, de 11 años, único niño que acompaña al grupo.
Ellas no lo saben -o tal vez no con exactitud-, pero en 2022 la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) registró 83 agresiones físicas contra niñas de uno a 17 años y 47 de violencia sexual, que hasta ese año iba en incremento.
El contingente avanzaba por la calle de Cuautla y en algunos negocios personas con caras muy serias grababan con sus celulares el paso de la movilización –“señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”-; algunos perros movían la cola, otros ladraban y había mujeres que observaban desde sus centros de trabajo, algunas con cartulinas en donde expresaban que no les habían dado permiso de faltar – “mujeres trabajando, también están luchando”-; también había mujeres, sobre todo de la tercera edad, que desde sus puertas, balcones y azoteas, agitaban sus puños o pañuelos violetas emocionadas –“mujer, escucha, esta es tu lucha-“.
-¿Creen que cuando sean adultas ya haya cambiado la situación?
“Yo creo que ya de grande tendrían que aprender la lección los hombres”, piensa Renata; pero Irina considera que “falta mucha lucha todavía”.
Las niñas y el niño van brincando a media calle porque “el que no brinque es macho” y caminaban tras una larga lona, que ellas mismas intervinieron en su escuela, pues asisten a la misma primaria y platican qué consignas plasmaron en ella:
-Yo le puse que las mujeres tengan votos, que sean libres, que no haya más violencia, que tengan derecho a estudiar-, platica Renata.
-A mí se me olvidó. Tenía planeado poner una chica feminista con la mitad de su pelo rapado verde y su ropa morada bien bonita-, aporta sonriente Alexa, de 12 años.
-Yo le puse: somos niñas, no juguetes y somos el futuro- dice Tzoali, quien va en cuarto año.
-Yo le puse el símbolo de las mujeres y un puño de lucha para que todos sepan que estamos juntas-, describe Aleida, también de cuarto.
«Aquí están, aquí van, las mujeres de Michoacán», van cantando y de pronto, una niña se asoma desde el techo de un negocio, su mano derecha cerrada en un puño que mantiene en alto y en la izquierda sostiene una libreta en donde ella misma dibujó el símbolo femenino. La marea de gente se queda en calma por unos segundos y entonces ella grita: “¡Vivan las mujeres!”.
Sobrevino el revuelo, la algarabía, las matracas, los panderos, los aplausos y el grito al unísono: “Mujer, hermana, aquí está tu manada”. Esto no pasó desapercibido para el grupo -como tampoco el carrito de helados que se acercaba-. Todas coincidieron en que se sintieron felices en ese momento.
-Una (niña) sacó un dibujo y eso es lo que me gustó, porque tal vez no la dejaban salir a la calle y ella buscó el modo de protestar sin salir a la calle, contó Renata.
-Me dio felicidad que haya gente que también quiere protestar y sí las saludé-, expuso Luis.
-Yo sentí felicidad y gusto porque vi a las niñas que aunque no pudieron estar en la marcha prepararon su dibujo y estaban hasta arriba y en la azotea y andaban gritando “vivan las mujeres”-, coincidió Aleida.
-Me dio tanta felicidad que haya gente que aunque sea de manera pequeña quiera apoyar a estos grupos, porque estos grupos se debieron de haber hecho hace millones. No, millones no, trillones de años, porque necesitamos tener los mismos derechos-, comparte emocionada Alexa.
-Pero estamos en 2024, solo ha habido dos mil años -, observa Luis.
-Bueno, sícierto, hace miles-, ríe.
“No que no, sí que sí, ya volvimos a salir”, y así llegaron al centro de la ciudad a las afueras de Palacio de Gobierno. Se sentaron, mientras integrantes de algunas colectivas daban sus pronunciamientos.
En general, se quejaron de que durante las campañas se utilice a las mujeres y a las infancias como botín político, pero en los hechos no se respeten sus derechos, no se creen políticas públicas concretas, no se legisle y no se destinen recursos para atender a estos sectores.
Pidieron un alto al dispendio de recursos públicos para hacer campaña y a la simulación, así como a la “rifa” de instituciones públicas.
Participó una representante de la Secundaria Popular Felipe Carrillo Puerto, pues fue una de las causas que se decidió abanderar desde la marcha, en donde por cierto, se podían apreciar distintos carteles en contra de la rectora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Yarabí Ávila, por distintos motivos.
“Escribimos verdades tan evidentes, pero tan negadas por quienes no las entienden y no las entienden porque no les importa. Cuando mucho representamos un voto, una cuota y una estadística […] Resulta que sólo entre nosotras cubrimos necesidades que el Estado no solo no cumple sino que nos agrede para que no podamos cumplirlas”, reflexionaron las integrantes de Colectiva Canteras.
“Las mujeres lesbianas, bisexuales, trans, asexuales y no binarias existimos, luchamos y sufrimos, pero amamos, elegimos familias y gozamos, ¡quieran o no!” concluyeron.
Ya se alcanzaban a percibir los ecos de la otra marcha, la violeta, las manifestantes se despidieron y dieron por concluida la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora con la consigna: “Y fuera, y fuera, y fuera oportunistas, que este movimiento es de mujeres feministas”.