La Facultad Popular de Bellas Artes lanzó una convocatoria para contratar profesores. Uno de los aspirantes impugnó el proceso de selección, acusa opacidad y nepotismo
Beatriz Rojas
Por falta de claridad en los criterios para asignar cátedras y presunto nepotismo, Raúl Calderón Gordillo impugnó el proceso de selección de la Facultad Popular de Bellas Artes.
El docente concursó por dos materias, una de las cuales ya había impartido anteriormente, pero no se le asignaron, sin que se le dieran a conocer los criterios para tomar esa decisión. En primer lugar, Calderón Gordillo acusa que es irregular que se hagan concursos de oposición a mitad del semestre, pues lo lógico sería hacerlo antes de iniciar el curso, para no afectar a los alumnos.
En segundo, considera que se está afectando también a los estudiantes al no elegir a los perfiles mejor calificados, sino a los que tienen conexiones con el personal docente de base, como cree que es el caso de la persona a la que se asignaron las materias por las que él contendía, quien no cuenta con los dos años mínimos de experiencia docente.
Este dato lo obtiene de que el aspirante presentó su trabajo de titulación en enero de 2023 y para dar clases a nivel de licenciatura se requiere como mínimo un título de licenciatura. En cambio, señala Calderón Gordillo, es hijo de dos profesores de tiempo completo de la facultad.
“Las materias son libres de cátedra, entonces se violenta el derecho de los estudiantes al no poner a los maestros mejor calificados”, señala.
En su caso, Raúl Calderón manifestó a los directivos no estar conforme con el proceso y pidió que se le mostrara la tabulación que realiza el consejo seleccionador para comprender por qué se le descartó, pues cuenta con varios años de experiencia académica y reconocimientos y en su momento, se le hizo saber por escrito que cumplía a cabalidad, con los mismos, pero sin argumentar una razón, se le negó el acceso a dicho tabulador.
“En mi caso, los de la comisión académica dictaminadora debieron de tener un dictamen del puntaje obtenido, porque en la impugnación que metí dice que los propios sinodales me felicitaron por mi trayectoria, por la clase muestra, que los llamaron de botepronto, también dijeron que les gustó y el detalle es, ¿pues dónde estuvo?”, se pregunta extrañado.
Los encargados de la selección le respondieron, también por escrito, que se le descartó porque uno de los documentos probatorios de su experiencia académica, referente a un simposio en el que participó como organizador, no coincidía con la fecha en que éste se realizó, 2016, y plasmaba el año 2018.

Ante ello, el artista explica que hubo un error en la emisión del documento en cuestión, pero que en la página electrónica del Centro de Estudios Visuales Latinoamericanos y la Red de Estudios Visuales Latinoamericanos se especifican las fechas y se hace mención a su participación.
En todo caso, agrega, la actividad fue hace más de cinco años y al momento de asignar materias a los profesores, sólo se toman como válidos los documentos referentes a actividades desarrolladas en los últimos cinco años antes de la emisión de la convocatoria, a excepción de las publicaciones, que no tienen vigencia.
Cuando Raúl Calderón hizo saber que impugnaría el proceso, recibió una llamada vía WhatsApp de parte de Héctor García, quien le pidió que no impugnara, pues eso retrasaría el pago de la quincena de los trabajadores y con la promesa de que “más adelante puede haber otra cosa”.
Si bien sabe que para cuando termine el proceso legal, que ya fue admitido por el área de Contraloría, lo más seguro es que haya acabado el semestre, dice que lo que quiere es dejar un precedente y se dejen de cometer este tipo de injusticias, pues no es un tema reciente sino que sucede desde hace años.
Narró que Miguel Ángel Villa, anterior director de la facultad, que ahora es secretario de Difusión Cultural, hizo uso de su facultad de asignar horas directamente cuando las convocatorias quedaban desiertas y así se las asignaba a su hija, que ahora tiene un puesto de base.
Expuso que cuando una materia es asignada cierto número de veces en un concurso de oposición a la misma persona, sale a concurso como definitiva y quien gane esa convocatoria se la queda, y así sucedió con una materia de la que un docente había sido titular por 10 años, pero se asignó de manera permanente a una persona que no tenía trayectoria y aunque él demandó, no obtuvo respuesta.
“La licenciatura acaba de cumplir 28 años y es un absurdo que siga en un nivel raquítico y en un estancamiento esa carrera por ese tipo de acciones y de perjuicios, porque los alumnos no están saliendo con buena capacidades porque no están asignando a los mejores perfiles para dar clase”, lamenta el docente, que además es egresado de la FPBA y concluye que es una pena que haya una tendencia a desaparecer los organismos que garantizan la transparencia, pues “las escuelas están a merced de la falta de transparencia”.
