Regla de Tres

Evangelio a la mexicana


Nazario Moreno, fundador de La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, quizá soñaba convertirse en el Jesús Malverde michoacano

El inicio del siglo XXI en México, será recordado como el periodo en el que los cárteles de la droga saltaron a la palestra pública con todo tipo de campañas de terror y directivas de imagen corporativa, incluidos manuales doctrinarios.

Las estrategias criminales de autoafirmación han abarcado el plano moral, desde el cual personajes como el autonombrado San Nazario y sus 12 apóstoles, buscaban justificar su cruenta batalla por el control del tráfico de drogas y armas, de los recursos minerales, la trata de personas y la extorsión, en la zona centro del país.

Nazario Moreno González, fundador de los cárteles La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, quizá soñaba con convertirse en el Jesús Malverde michoacano cuando escribió su libro “Pensamientos”, con el que buscaba evangelizar a los miembros de su organización con una doctrina que aspiraba a justificar sus prácticas criminales.

“El más loco” era su apodo, que se nutría con historias sobre ritos sangrientos que los recién llegados a su organización criminal debían atravesar para ser aceptados, uno de ellos incluía comer el corazón crudo de una persona recién ejecutada o descuartizarla.

Los nuevos componentes del cartel debían además leer su libro y conocer a fondo el “Evangelio de San Nazario”, como denominaba el narcotraficante su “filosofía” de vida; pero entre lo que predicaba y practicaba, no existía ninguna congruencia. Sus doce apóstoles, que recordaban más a los Jinetes del Apocalipsis, eran criminales.

En el afán de divulgar sus “Pensamientos”, en una ocasión su publicación fue repartida desde una camioneta en un estacionamiento de Ciudad Universitaria en Morelia. Era “un libro de superación personal, daba consejos de cómo comportarse bien, de educación ante la vida”, diría el periodista José Reveles en una entrevista para Univisión, “sin embargo con sus enemigos era implacable, no tenía nada que ver con lo que ahí escribía”.

Nazario Moreno

El resucitado

En la ficción de ese turbio credo, se decía que Nazario Moreno había muerto dos veces y resucitado, la primera en 1977 a sus 7 años de edad cuando, jugando en un río, se cayó y golpeó la cabeza; fueron los rezos de su madre los que le habrían hecho el milagro de retornar a la vida.

Este personaje apodado también “El Chayo”, habría sufrido otro accidente en su adolescencia mientras jugaba fútbol y, debido a supuestas lesiones en el cráneo debieron colocarle una placa; tiempo después habría comenzado a escuchar voces en su cabeza, que describiría como divinas.

Otra muerte ficticia la vivió en 2010 cuando el gobierno federal comandado por el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa anunció que había sido abatido en Apatzingán; sin embargo argumentaron no tener evidencias físicas ya que su cuerpo había sido retirado por integrantes del cártel de La Familia Michoacana.

Fue ejecutado el nueve de marzo de 2014, ya como líder de los Caballeros Templarios, en un enfrentamiento con elementos de la Marina y el Ejército mexicanos en el municipio de Tumbiscatío, durante la administración del ex presidente Enrique Peña Nieto.

Con una imagen comparativa de las huellas del occiso y de la cartilla del servicio militar de Nazario Moreno, así como con un par de fotos del cadáver, la Fiscalía General de la República (FGR) dio por autentificada la identidad y por cerrado el capítulo de este personaje.

A rey muerto, rey puesto

Fue la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) quien visibilizó a “El Chayo”, país en el que estuvo preso por tráfico de drogas en 1994 y 2003, cuando habría sido lugarteniente de Carlos Rosales Mendoza, alias “El Tísico” que trabajaba para los cárteles del Milenio, del Golfo y de los Zetas, después formó la primera célula de La Familia Michoacana.

Nazario Moreno comenzaría a comandar La Familia Michoacana en 2004 -luego de que Rosales Mendoza fuera detenido-, y aún cuando el reinado de los cárteles en que jugó un rol principal fue fugaz, siguen viéndose sus efectos devastadores.

En vez de desaparecer, estas organizaciones criminales “se han subdividido y atomizado” y así “es más difícil combatirlas, por tanto hay ahora más tráfico de droga y violencia”, mencionó José Reveles a Televisa Univisión.

El autor de una decena de libros especializados en el tema del narcotráfico, entre ellos “El Chapo: entrega y traición”, declaró que la situación del crimen organizado “es un problema que rebasa a Michoacán, a la República Mexicana y al continente”.

Para combatir estas organizaciones, mencionó que es sustancial conocer a cuánto ascienden las fortunas de los criminales detenidos o abatidos y el monto de incautaciones de bienes y decomisos, a fin de “quitarles la estructura financiera, el nervio económico del cártel”.

Mientras no se ataquen las finanzas criminales, los líderes de las organizaciones vienen y van. Tras la detención de Rosales Mendoza ascendió Nazario Moreno; cuando éste fue abatido ocupó su lugar Enrique Plancarte, alias “Kike”, a quien la Marina eliminó el 31 de marzo de 2014. En el trono se sentó Servando Gómez Martínez, alias “La Tuta” o “El profe”, detenido el 27 de febrero de 2015.


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