Regla de Tres

¿Estado laico? Mejor selfi con el Papa

¿Es válido que una candidata se apropie de símbolos de una religión que no profesa?

Como si de una competencia se tratara, las dos precandidatas a la Presidencia de la República corrieron a entrevistarse con el Papa Francisco. Es significativo que este haya sido uno de sus primeros actos, antes de ser candidatas oficialmente, antes de que empezaran las campañas e incluso en período de intercampañas.

De acuerdo con el sociólogo Roberto Blancarte*, más que una separación entre el Estado y las Iglesias, el concepto de laicidad tiene que ver con “una autonomía de lo político frente a lo religioso”.

En un Estado laico, ya no se requiere de la legitimación de los gobernantes desde la religión como sucedía en las monarquías y no se privilegia un culto o credo religioso por encima de otros, pues existe libertad de creencias, explica el especialista.

De acuerdo con la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, México constituye un Estado laico; sin embargo, el discurso presidencial y las acciones de los políticos no siempre lo reflejan, como tampoco el Poder Legislativo, pues las garantías a los derechos sexuales y reproductivos o de la población LGBT se han colocado en la congeladora por mano divina.

Xóchitl Gálvez aseguró que su visita al Papa fue a título personal, debido a que profesa la religión Católica, y que su plática versó sobre su propia fe y sus creencias; sin embargo, no dudo en subir sus fotografías con el sumo pontífice a todas sus redes sociales.

El caso de Claudia Sheinbaum es aun más confuso, porque diera la impresión de que se trató de una reunión concertada a último minuto, en cuanto se enteró de que su oponente lo había visitado. Xóchitl se encontraba de gira en Europa cuando pasó por el Vaticano, mientras que Sheinbaum voló exclusivamente para reunirse con el Papa.

El asunto se torna más enredado si se toma en cuenta que mientras que la precandidata de la coalición opositora dice ser católica, la del partido en el poder no lo es, puesto que se sabe que profesa la religión judía; sin embargo, pidió al máximo representante de la Iglesia Católica que bendijera una rosa, que ella llevaría como un “regalo para los mexicanos”.

Es su segundo acto de esta naturaleza, porque en otro momento fue criticada por usar un vestido con la imagen de la Virgen de Guadalupe (la “virgen morena”). Más allá de lo cuestionable que pueda ser que una precandidata se reúna con el líder de la Iglesia Católica, lo es el que sin creer en ello, emplee los símbolos de la religión como parte de su campaña electoral.

Hay que recordar además que estos no son los únicos símbolos de culto de los que se ha apropiado esta campaña, puesto que Claudia también ha recorrido el país con un bastón de mando en su mano, mismo que no le fue entregado por representantes de los pueblos originarios, sino por el propio Presidente.

Ahora bien, no es inusual que candidatos presidenciales visiten a jefes de estado de otros países, sobre todo de países vecinos, pero ambas se apresuraron a aclarar que la visita no fue de carácter político, sino religioso en el caso de Xóchitl y “humanista” en el de Claudia. Es revelador que este haya sido uno de sus primeros actos, incluso antes de iniciar las campañas.

Resulta extraña además la premura de la candidata oficialista, dado que Andrés Manuel López Obrador es uno de los pocos presidentes de México que no se ha reunido con el Papa desde 1974. Sólo Miguel de la Madrid y él han dejado de ser bendecidos por el líder católico, aunque la postura de López Obrador en este asunto -como en muchos otros- es ambigua.

AMLO no recibió o visitó al Papa Francisco como presidente, pero sí mandó a su esposa, la “no primera dama”, Beatriz Gutiérrez Müller, a que le entregara una carta de su parte para pedirle prestados unos códices y que se disculpara por la Conquista de México; no obstante, a lo largo de su campaña de 12 años, en 2016, sí se encontró con él en el Vaticano y le entregó otra carta.

Pero si el líder moral de Morena no acudió al Vaticano en los seis años que estuvo al frente del país, ¿qué motivó a Claudia Sheinbaum a correr a su encuentro, a tomarse muchas fotos, a pedirle que bendijera una rosa y a anunciar que su reunión duró más tiempo que la de Xóchitl?

Muchos de los aplaudidores de Sheinbaum se rasgaron las vestiduras cuando Vicente Fox se hincó ante el Papa Juan Pablo II y besó su anillo, ya siendo presidente.

En aquel momento, clamaban por el Estado laico. Ahora, esa laicicidad tiene límites difusos, pues ya no se habla de separación de Iglesia y Estado, sino del poder económico del político y el discurso presidencial está plagado de cartillas morales, decálogos para curarse del covid, economía moral, austeridad franciscana, apóstoles de la enseñanza, y demás términos pseudoreligiosos desde un partido que además lleva el nombre popular de la Virgen y cuyo líder se registró como precandidato el 12 de diciembre del 2017.

Será difícil mantener este discurso catolicoide cuando de todas las corcholatas, se les ocurrió nombrar a la que profesa una religión distinta, aunque eso no detuvo a López Obrador, que aunque se valió de los símbolos, tampoco es católico.

Lo que es una realidad es que gane quien gane, dejando de lado al candidato de Movimiento Ciudadano, que no se ha pronunciado al respecto, el horizonte se perfila poco prometedor para los derechos humanos de las minorías, aquellos que se apartan de la religión dominante, como los que esperan una muerte digna, decidir sobre su propio cuerpo, o incluso contraer matrimonio y adoptar.

Y como si no fuera suficiente con las precandidatas y para no quedarse atrás, el presidente municipal de Morelia, Alfonso Martínez, desempolvó su foto con el Papa de hace siete años, cuando visitó Morelia, y la mostró orgulloso en su página de Facebook.

*Blancarte, R. (2008). El Estado laico. Ciudad de México: Nostra Ediciones.

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