Para Abdallán Guzmán el Estado Mexicano debe explicar e investigar el listado de víctimas, además, cuestiona el papel que Rosario Ibarra de Piedra habría tenido en este caso
Patricia Monreal
El listado con el nombre de víctimas de los ‘vuelos de la muerte’ instrumentados por el Estado Mexicano durante la llamada Guerra Sucia, debe ser esclarecido por las autoridades al ser una veta de investigación no sólo de quienes en ellos fueron desaparecidos, sino también, para ahondar y fincar responsabilidades sobre la estrategia de contrainsurgencia instrumentada en el país durante ese periodo.
Así lo considera Abdallán Guzmán Cruz, exguerrillero encarcelado y torturado, integrante de una familia en la que sus hermanos Venustiano, Amafer, Solón y Armando, así como su padre Jesús, fueron desaparecidos. Los cuatro últimos podrían ser víctimas de los llamados ‘vuelos de la muerte’.
El pasado siete de agosto, la periodista Marcela Turati publicó la investigación “Se descubre lista con 183 nombres de posibles víctimas de ‘vuelos de la muerte’” en la que se expone el listado de 183 personas detenidas en México entre 1972 y 1974 a partir de una carta perteneciente al archivo del Comité Eureka, que fue entregada a su fundadora Rosario Ibarra de Piedra en 2004.
En dicho listado aparece el nombre de siete michoacanos que habrían sido víctimas de dichos vuelos, cuatro de ellos familiares de Abdallán como se consigna en la información “Los Guzmán Cruz, víctimas de ‘vuelos de la muerte’”, publicada por Regla de Tres.
En entrevista, Abdallán considera incompleto e impreciso el listado hecho público, aunque no desestima su veracidad, también manifiesta su abierta preocupación del papel de la lideresa del Comité Eureka de confirmarse que el documento le fue entregado en 2004, por mantenerlo oculto y no haber accionado en consecuencia por la relevancia que representaba su contenido.
Imprecisiones
“La historia positivista plantea con mucha precisión que el hecho histórico debe fundamentarse en el archivo histórico y que si no hay esa fundamentación, pues no es válido”, arranca Abdallán en la entrevista y acota: “últimamente se está abriendo y se está empezando a considerar una historia oral que no necesariamente plantea el archivo.
“Esto que está sucediendo de los ‘aviones de la muerte’ no está todavía claro, en lo general hay evidencia empírica de que eso existió, eso no se discute, lo han dicho ya muchos de quienes participaron en el movimiento guerrillero. Hace como 15 días salieron algunas cosas relacionadas con el tema, pero no se había llegado a tal grado de decir fulano, zutano y perengano, ese es otro elemento que reconocemos en lo general, pero en lo particular no queda claro todavía”.
Sobre el listado con 183 nombres de presuntas víctimas, apunta que contiene imprecisiones, ya que las fechas que se consignan como aquellas en las que se realizaron los vuelos, en realidad corresponden al momento en que se suscitaron las detenciones.
A Jesús Guzmán Jiménez, padre de Abdallán se lo llevaron detenido el 24 de julio de 1974 luego de ser retenido, golpeado y torturado junto con comuneras y comuneros en Tarejero -municipio de Zacapu- por militares y elementos de seguridad desde el día 19 de julio, esta última fecha es la que aparece en el listado como aquella en que habría sido desaparecido en los ‘vuelos de la muerte’.
Amafer Guzmán Cruz fue detenido por la Dirección Federal de Seguridad el 16 de julio, fecha en que el listado consigna se realizó el séptimo ‘vuelo de la muerte’, en el que aparece su nombre.
En el caso de Armando Guzmán Cruz, se consigna como fecha del “viaje” 13, el 19 de julio de 1974, día de su detención. Ese mismo día se reporta el “viaje” 19, en donde iba Solón Guzmán Cruz (junto con su padre), aunque a él lo detuvieron el 22 de julio.
“No los mataron luego luego, o no los tiraron al mar, a ellos (las autoridades) les interesaban los contactos, las citas, las armas, la relación con otras organizaciones político-militares con el movimiento social militar, por eso no los iban a desaparecer el mismo día, ni la misma semana, ni el mismo mes, sino los guardaron ahí un rato para cada vez que había detenciones checar perfectamente quién conocía a quién”, apunta Abdallán.
“Así pasó con Venustiano (su hermano): a la compañera Concepción Bravo Peralta, alias ‘Lola’, la detuvieron con otro nombre porque fue a ver a un compañero que estaba en la cárcel y ahí la detuvieron. Eran los compañeros de las FAP (Frente Armado del Pueblo) del grupo de Isidro Castro Fuentes, lugarteniente de Lucio Cabañas, la detienen y la se la llevan a las cárceles de gancho. Venustiano estaba en febrero del 76 en Pie de la Cuesta (base aérea militar en Guerrero de donde partían los ‘vuelos’), hacía poquito que lo acababan de detener, dos o tres días, cuando llegó Lola y se le arrimó”.
Desde entonces la operación de los ‘aviones de la muerte’ era conocida por los miembros de las guerrillas. “Antes de que cayera Venustiano, me fue a ver en el 75 a la cárcel, yo tenía poco, yo caí en octubre del 74 y me llevaron a Lecumberri hasta enero (…), llegó muy radical, hablando que no le importaban los aviones y no sé qué, y que él creía que a lo mejor ya se habían llevado ahí a los hermanos, pero yo ni sabía de los aviones (…), ya hablaba de eso y ya traía otro rollo, decía que no lo iban a agarrar vivo nunca jamás porque no quería estar en los aviones”.
Para Abdallán la existencia de los ‘vuelos de la muerte’ no está a discusión porque es un hecho evidente, “la discusión es la particularidad en la construcción del hecho histórico, que ahí es donde no cuadran las fechas ni los lugares, están incompletos, no hay bitácora de vuelo, ni número de avión, ni nada. Pero eso ya lo documentaron también otras organizaciones de derechos humanos, hablan de qué tipo de avión era, cómo los acostaban, incluso señalan que ya encontraron ahí tejidos de cuerpos, de gente, sangre, células, ADN”.
La duda
La revelación sobre el listado de víctimas de los ‘vuelos de la muerte’ entraña para Abdallán un hecho que resulta grave: el papel de la lideresa del Comité de Eureka, Rosario Ibarra de Piedra.
“El problema es ¿por qué doña Rosario sí tenía esos documentos no los hizo públicos?, eso es muy preocupante, porque se supone que ella era la defensora. A lo mejor el camino no era hacerlos públicos, y entonces ¿por qué no le siguió una veta ahí?, es decir, si tenía tantos contactos como dice, pues, a ver Ejército, a ver Presidente, ¿dónde está el original de esto?, vamos a ver al coronel que se menciona en el documento, para entonces él todavía estaba vivo, ahora va a estar más carajo.
“Les han preguntado a las doñas que quedan del Comité Eureka y dicen que ellas no saben, sólo dicen que Rosario tenía muchos contactos. Ellas dicen que no saben por qué, se supone que debía de haber hecho una declaración, por eso digo que es preocupante, eso da para pensar muchas cosas”.
Conocer de este listado es para Abdallán motivo de rabia y coraje, “quieren parar las cosas, decir que ya se encontraron y ya se acabó el desmadre, pero no, nosotros jurídicamente vamos a seguir exigiendo el Dictamen de Fondo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, porque lo requerimos para ir a la Corte”.
En 2017 la familia Guzmán Cruz concluyó el trámite para obtener el Dictamen de Fondo con una última audiencia celebrada en Perú; verbalmente Abdallán recibió el compromiso de la Comisión Interamericana para que el documento estuviera listo en cuatro o cinco meses, han pasado más de siete años y siguen esperando que sea emitido.
-Si este listado que se da a conocer fuera falso, ¿verían ustedes una intencionalidad dolosa para…?
“Acallar, detener, parar o cambiar de rumbo, podría ser con aviesas intenciones del Estado, concretamente del Ejército”.
-Por sus características ¿el documento genera la percepción de que es falso?
“No, lo que genera es la percepción de que es incompleto, falso no es porque en lo general es verídico, pero en lo particular es donde se enfrenta con la realidad, por eso es incompleto”.
La ruta
La conformación de un grupo interdisciplinario que estudie “cuánto de verdad o cuánto de mentira” tiene el listado de los ‘vuelos de la muerte’ es a ojos de Abdallán un primer camino a seguir.
“Segundo, que se abran vetas, por ejemplo, una línea de investigación es justamente los ‘vuelos de la muerte’, ¿dónde están los documentos?, tiene que haber el libro negro en donde están todos los vuelos, además tienen que existir documentos donde le informan al director de la Federal de Seguridad y al secretario de Gobernación sobre lo que están haciendo. Todo se informó y todo era en esa cadena, esa es la otra cosa que se debe de checar, buscar, indagar, una línea de investigación en ese sentido.
“Compañeros ya están reunidos o se están reuniendo para detectar el grado de veracidad que tienen los documentos y definir qué se debe hacer para darles mayor veracidad o para desecharlos. En la Ciudad de México ya están viendo eso, sobre todo los del Centro Pro, los de Fundar y otras organizaciones, incluso se está invitando a (Javier) Yankelevich, que era de los que estaban en la de Asuntos Históricos, en la Comisión de la Verdad”.
Como familia, los Guzmán Cruz seguirán la ruta para presionar que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos emita el Dictamen de Fondo que les permita acudir a la Corte Interamericana,
Otra veta de investigación para Abdallán, es la estrategia de contrainsurgencia que utilizó el Estado “para acabar militarmente con los grupos armados del movimiento social armado, es decir, no solamente fue la tortura, la detención y la desaparición, sino el tipo de desaparición que hicieron.
“Hay que darle empuje a la historia, a la memoria, a rescatar el papel del individuo en la historia, ¿para qué se viene a este mundo?, ¿para permanecer en estado vegetativo y ser uno más de todo el montón o para enderezar el mundo?, como dijo el gran timonel Carlos Marx, no se trata de conocer el mundo, se trata de conocerlo para transformarlo de manera creativa y revolucionaria”, remata Abdallán.