“¡Háblale al gobernador!”, “ya no voy a decir nada, ¡se los juro!”, dijo hincada Margarita a Anabet Franco, lideresa parlamentaria de Morena en Michoacán. Una hora después, su hijo ya había sido localizado.
Patricia Monreal
“¡Háblale al gobernador!, que me entreguen a mi bebé, ya no voy a decir nada, ¡se los juro!”, dijo Margarita, hincada ante Anabet Franco, coordinadora parlamentaria de Morena en el Congreso de Michoacán. Una hora después, Juan Carlos –su hijo- fue localizado tras un intento de desaparición.
Margarita López Pérez, diputada local y madre buscadora, llevaba meses cuestionando las irregularidades en el proceso de búsqueda de personas desaparecidas en Michoacán, acusando a la administración estatal de Alfredo Ramírez Bedolla de incompetencia, así como de corrupción a la Fiscalía General del Estado.
En los días previos, la legisladora había denunciado que el Mecanismo para la Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas retiró la protección a sus tres hijos, quienes eran beneficiarios debido a las actividades de su madre como buscadora.
El viernes ocho de diciembre, mientras el Pleno del Congreso michoacano sesionaba, se escucharon gritos desde la parte externa del recinto. Era Margarita implorando que le devolvieran a su hijo, luego de que le informaron que lo habían “levantado” en el municipio de Lázaro Cárdenas.
“Ustedes tienen los teléfonos de la delincuencia organizada, ¡márquenles!, ¡márquenles!, márquenle al gobernador Bedolla, él maneja toda la maña de Michoacán, que les pida a mi hijo con vida”, gritaba desesperada la legisladora. También grabó un video en el que suplicaba a quienes se habían llevado a su hijo, que se lo devolvieran.
Debido a la situación, fueron desalojados de Palacio Legislativo el personal y asistentes, poco después arribó al lugar personal de la Unidad Especializada del Combate al Secuestro de la Fiscalía General del Estado.
Yahaira Guadalupe Bahena López, de 19 años –hija de Margarita-, fue desaparecida el 13 de abril de 2011 en Oaxaca. Su madre logró dar con el paradero de sus restos después de dos años.
El activismo que ha desarrollado Margarita la ha hecho objeto de amenazas y ataques a sus familiares y a ella misma.
En 2017, un familiar suyo fue “levantado” y torturado para que le hiciera saber que tenía que irse de Michoacán o la matarían junto con su familia. Ese mismo año, el menor de sus hijos, Juan Carlos, fue detenido por policías estatales que lo amarraron y golpearon para preguntarle sobre las actividades de su madre.
Para junio de 2020, Margarita denunció que su hijo Ernesto Alejandro había sido víctima de detención arbitraria por elementos de la Fiscalía General del Estado, quienes le pedían 250 mil pesos para liberarlo.
Tras ser retenido el pasado viernes ocho de diciembre y frente a la exigencia de su madre, Juan Carlos fue localizado rápidamente.
El comunicado de la Fiscalía General del Estado reportó:
“Tras haber tenido conocimiento, a través de medios comunicación, sobre la privación de la libertad del hijo de una diputada local, se emprendieron actuaciones y se inició la Carpeta de Investigación.
“A las 15:15 horas aproximadamente, la víctima estableció contacto con familiares, a quienes les hizo saber que había sido dejado en libertad, por lo que la Fiscalía General, con apoyo de la Fiscalía Regional, dispuso medidas de protección y se le brindó asistencia victimal”.
Momentos antes de saber sobre la desaparición de su hijo, Margarita posteó en su cuenta de Facebook un mensaje donde señalaba:
“Seguimos pisando callos y recibiendo amenazas por la recuperación de los cuerpos de nuestros desaparecidos ante la apatía de nuestras autoridades federales, que cumplen caprichos y nos dejaron sin seguridad por complacer a un gobernador caprichoso. Nada nos detiene, seguimos avanzando, haciendo el trabajo que a ellos les corresponde para dar un poco de paz a las familias que tienen un ser querido desaparecido, mientras ellos siguen reduciendo la cifra y desapareciendo por segunda vez a nuestros desaparecidos. Ellos en vehículos blindados y con decenas de escoltas y nosotros con la bendición de Dios y las madres que no pueden acompañarnos. ¡Hasta que la dignidad se haga costumbre y que no seamos una estadística más!”
Michoacán, una gran fosa
El jueves siete de diciembre, previo a la desaparición y posterior localización de su hijo, en entrevista Margarita López aseguró que Michoacán es una gran fosa, de la que aún no han sido desenterrados los cuerpos que en ella yacen.
En tres años de trabajo de búsqueda en los límites de Michoacán y Guerrero, sostiene que las madres buscadoras han recuperado alrededor de 400 cuerpos de una sola fosa.
En el caso de las fosas detectadas en el municipio de Zacapu en marzo de 2023 -refiere, sin especificar un número-, son muchos los restos localizados, “entre ellos había mil 600 dientitos de leche, para mí eso fue muy asombroso porque eran de pequeñitos. Otra de las fosas muy grandes que hay aquí en Michoacán es la de Los Negritos (municipio de Villamar), y ahí no se ha podido escarbar mucho”.
En ese lugar –explica- la Fiscalía del Estado ha estado trabajando desde hace más de un año, recuperando cuerpos, aunque el problema es que la institución se ha abstenido de informar la cantidad de restos que ha recuperado.
“Yo sí te puedo decir que en las cuatro o cinco ocasiones que estuve por ahí, hemos recuperado más de 80 cuerpos, pero queremos saber cuántos más ha recuperado la Fiscalía del Estado”.
Margarita López cuestiona la manera en que la Fiscalía realiza la recuperación de restos, pues mete la mano de la retroexcavadora y sólo de lo que ésta recoge se hace la revisión.
“No les importa si están fragmentando los restos o partiendo cuerpos a la mitad. Tratan los restos como si fueran basura, levantan, meten la máquina y lo que agarra la mano del chango lo ponen a un lado, lo echan a una bolsa negra de basura y se lo llevan como si fuera un costal de papas.
“Entonces los otros restos que vamos y recuperamos nosotros, cráneo, cervicales, vértebras, huesos largos y luego incluso andas pisando tú sobre fragmentos de vértebras, falanges, es horroroso”.
Al pedírsele una estimación de restos localizados por los colectivos de madres buscadoras con los que trabaja, estimó que han sido alrededor de tres mil cuerpos.
“Yo he estado trabajando en fosas aquí en Michoacán desde el 2011, muy cercano a Lázaro Cárdenas, en todos esos lugares, la Costera, Apatzingán, Gabriel Zamora, todos esos lugares que son inhóspitos para que vayan las madres rastreadoras. Hemos ido a trabajar y siempre hemos recuperado restos, porque las madres se convierten en investigadoras”.
Apunta que por cada cien madres buscadoras, sólo una o dos logran localizar los restos de sus seres queridos.
“El Estado Mexicano no está haciendo absolutamente nada para ir a recuperar restos, tan es así que como ejemplo te pongo la Fiscalía del Estado. Si les dicen ‘allá se localizó un resto’, van y recogen nada más ese resto y no recogen lo demás. Así nos pasó en la fosa de Tacámbaro, les dijeron que había restos humanos, llegaron y recogieron nueve cráneos y dejaron todo lo que nosotros hemos estado recuperando y que son más de 120 cuerpos hasta ahorita”.
De acuerdo con Margarita López, a las madres buscadoras en la Fiscalía General del Estado las extorsionan para entregarles los restos de sus hijos hasta por cien mil pesos, y alude al caso de una mujer que al no poder pagarlos pidió al menos la ropa de su hija, pero ahí el costo fue de 30 mil pesos.
“Hay dos familias que me dicen que no recogieron a sus hijos porque les cobraban por hacerlo y no tenían dinero para pagar”.
Los cobros que exigen los policías ministeriales proliferan a decir de Margarita, por la gasolina, por investigar, por la entrega de restos, por proporcionar información.
“Con eso te vas encontrando día a día, les cobran 30 mil pesos por entregarles una sábana de llamadas que vienen en las carpetas de investigación, cuando yo logro conseguirlas pagando tres mil pesos. Suelo pedir el favor, a veces no me cobran nada, dependiendo de quién esté”.