La pauta del conflicto es marcada por dos economías de guerra históricamente confrontadas: la de Rusia y la de Estados Unidos
Ivonne Monreal
Se cumple un año de la invasión de Rusia a Ucrania, un conflicto armado que no tiene miras de concluir en el corto plazo, debido al complejo entramado de intereses y actores involucrados en Europa, Asia y América del Norte.
La pauta del conflicto es marcada “por dos economías de guerra” históricamente confrontadas, Rusia por un lado y Estados Unidos, nación que en mayor o menor medida determina los movimientos de Ucrania y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), de acuerdo al análisis del periodista Stefano Casertano, especialista en política internacional.
Como parte de una mesa de análisis transmitida por la emisora alemana Deutsche Welle (DW), Casertano precisó que si bien “es triste, en un sistema capitalista la guerra puede ser muy redituable para la industria militar de los países occidentales”, basta echar un ojo -indicó- a las previsiones actuales de inversión de las industrias más poderosas en el sector.
Los planes de inversión de las industrias occidentales de armamento son “muy ambiciosos” ya que no solo abarcan la producción de proyectiles o misiles, sino de otro tipo de equipamiento como tanques:
“Hace 10 años se pensaba que los ejércitos modernos no necesitaban más tanques. ¿Quién podría pensar que un país desarrollado iniciaría una guerra de invasión territorial en Europa? Es absurdo” en términos de tecnología militar, “de ahí que los países occidentales también ven en este conflicto su aspecto redituable”, reiteró.
No son fortuitas por ende las declaraciones que a lo largo del conflicto ha vertido el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, la primera el 19 de junio de 2022, cuando sentenciaba que “la guerra podría durar años”.
En la última declaración que Stoltenberg -al frente de la OTAN desde 2014- lanzó este mes de febrero en relación a la actuación de esta organización de frente al conflicto, dijo que tienen “estrategias tanto a corto como largo plazo para crear una industria de defensa movilizada”.
En este contexto, es importante recordar “que entre 1939 y 1945 la economía de Estados Unidos pasó de 88 millones de dólares a 135 millones de dólares, un crecimiento increíble en los años de guerra”, precisó Stefano Casertano, profesor de la Universidad de Potsdam, en Alemania.
De frente a la guerra, muchos son los países que disparan su presupuesto en el rubro de la seguridad, como es el caso de Moldavia que vecina a Ucrania incrementó en un 75 por ciento su inversión en equipo militar en el lapso de un año.
El también autor de una decena de ensayos, entre ellos “Oro azul. La disputa del gas entre China, Rusia y Europa”, comentó que “es del interés de occidente que este conflicto continúe, que sea de largo plazo porque así tienen a Rusia bajo control”, ya que no puede hacer nada ni en el plano económico ni político.
Rumbo al golpe de Estado
En la actualidad uno de los principales objetivos del presidente ruso Vladimir Putin, es la ciudad de Bajmut, al este de Ucrania, dentro de la zona del Donbass. Se trata de una región en disputa desde que en 2014 las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk -respaldadas por el Kremlin- se enfrentaron contra el gobierno ucraniano.
No obstante, la mano ejecutora de la ofensiva contra Bajmut se ha revelado un arma de doble filo para Vladimir Putin, ya que el grupo Wagner que ha funcionado como su guardia pretoriana, representa una amenaza interna a su poder.
En el horizonte se avizora un golpe de Estado por parte de la organización paramilitar Wagner que opera al margen de las leyes, respaldada por Vladimir Putin, la cual ha tenido diversos desencuentros con el Ministerio de Defensa ruso, el último de ellos esta semana vinculado al suministro de municiones.
Yevgeny Prigozhin, dueño de la compañía de mercenarios Wagner -que está desplegada en el frente este de Ucrania-, acusó al ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, de no suministrarles suficientes municiones exponiendo a la muerte a sus integrantes.
Lo cierto es que la milicia privada de Yevgeny Prigozhin -integrada por convictos a los que prometieron liberar si combatían en la guerra por seis meses-, ha crecido de manera exponencial al pasar de ocho mil a más de 50 mil efectivos en el curso de un año desde el comienzo de la invasión rusa, uno de los rasgos por los que el periodista Stefano Casertano avista en el horizonte un golpe de estado. Sin un objetivo militar claro y sin una cultura militar importante, Vladimir Putin ha corrido un gran riesgo al relegar el desarrollo de las operaciones relevantes a Wagner, “es la primera vez en Rusia que un jefe de Estado da inicio a una estructura fuera del Estado para sus objetivos militares”, por ello consideró que esta organización puede mutar a otra estructura de poder dentro del Kremlin.
Imagen portada: Un hombre fotografía un edificio de apartamentos que ha sido seriamente destruido por la escalada del conflicto en Kyiv, capital de Ucrania | Fotografía: UNICEF/Anton Skyba for The Globe and Mail