“Sam organiza una búsqueda frenética por todas las oficinas postales del país en busca de sus paquetes, que contienen únicamente los macabros sellos.”
Horacio Cano Camacho
Zona Oscura
Joël Dicker es un autor de renombre en el género negro, frecuentemente mencionado en esta columna. Ahora ha asumido una nueva faceta como editor. Hace unas semanas anunció la publicación de su primera obra bajo esta función, y me apresuré a encargarla. El libro apareció la semana pasada y quiero platicarles sobre él.
Se trata de El filatelista, del autor suizo Nicolas Feuz (Alfaguara, 2025). Feuz no es un escritor novel; cuenta con una sólida trayectoria de 17 novelas publicadas en su país natal, donde además ejerce como fiscal del Cantón de Neuchâtel. Esta es su primera obra traducida al español. La recomendación de Dicker y el tema —el coleccionismo— me llevaron a leerla. Aquí va la reseña.

Primer día: Una pareja es torturada y asesinada en una cueva en un lugar desconocido de Suiza por un hombre que se hace llamar Sam. Al mismo tiempo, en todo el país empiezan a llegar paquetes extraños. Uno de ellos da inicio a la investigación, que rápidamente se tiñe de sangre. El análisis forense descubre que los sellos postales (los timbres, como se les llama en México) están elaborados con piel humana, impresa con láser, y son réplicas fieles de sellos reales.
La novela narra, día a día, el desarrollo de la investigación, mientras entrelaza viñetas de la infancia de Sam, un niño pobre y víctima del acoso escolar. La encargada del caso es Ana Bartomeu, inspectora de la Policía Judicial de Ginebra. Divorciada y afectada por una grave depresión, Ana lidera la investigación junto con un improvisado colega que lucha contra el alcoholismo.
Sam organiza una búsqueda frenética por todas las oficinas postales del país en busca de sus paquetes, que contienen únicamente los macabros sellos. Desde niño, Sam fue un apasionado filatelista, y esta afición representó su único refugio en una infancia y adolescencia marcadas por la dureza. Por su parte, Ana no solo debe resolver el caso, sino también enfrentar una inminente cirugía para tratar sus arterias bloqueadas, resultado de una alimentación descuidada debido a la depresión que padece desde que abandonó a su familia por una relación con una compañera de la policía. La captura de Sam parece ser el último intento de Ana por reivindicarse ante su familia y su propia memoria.
El filatelista es un thriller oscuro, bien construido, que podría consolidar a Nicolas Feuz como un autor interesante. Aunque necesito explorar más de su obra, este primer encuentro ha sido entretenido y con momentos profundamente inquietantes.

El mundo del coleccionismo puede ser fascinante. La pasión por perseguir, catalogar y atesorar objetos ha inspirado innumerables historias. Esa pasión puede ser un detonante para la creatividad y el ingenio, pero también, cuando se transforma en obsesión, puede volverse algo peligroso o malsano.
Los límites entre el simple gusto por reunir objetos y el impulso obsesivo de poseerlos a cualquier costo son muy sutiles. Cada uno de nosotros proyecta una faceta de nuestra personalidad que parece cómoda, socialmente aceptada, obediente y consciente. Sin embargo, en nuestro interior puede existir otra parte, llena de pasiones y obsesiones. Este lado oculto tiende a manifestarse en pasiones solitarias, como el coleccionismo, que a menudo es incomprendido por quienes nos rodean. Sam encarna a esas personas que llenan su vida a través de la posesión de objetos -en su caso, los sellos-, pero cuya pasión oculta un lado profundamente perturbador.
Un buen comienzo de año para el género negro, y una invitación para explorar libros que aborden el coleccionismo extremo. Para ser la primera obra editada por Dicker, este libro augura un inicio prometedor, con margen para crecer y mejorar con la experiencia.
Ilustración portada: Ulises Pinna
