“Múnich, 19 de septiembre de 1931, el comisario Sigfried Sauery su adjunto Mutti Forster, están sobrellevando un aburrido sábado, en ello están, cuando Tenner, su director de policia, les avisa que en el número 16 de Prinzregentenplatz hay un deceso sospechoso de asesinato.”
Gerardo Pérez Escutia
Zona Oscura
No cabe duda que la novela negra histórica cada día tiene mejores exponentes y, por lo tanto, más lectores. Es un género que reviste un alto grado de complejidad y requiere, por parte de quienes se dedican a él, tiempo, erudición y oficio, para así escribir obras apegadas a la realidad histórica que relatan, y a la vez, lo suficientemente logradas para enganchar al lector en su trama y sus misterios.
Cuando los personajes de la historia son personajes recientes y muy conocidos, como es el caso de la novela de la que hablaremos hoy, el grado de dificultad se acentúa, pues cualquier desliz o imprecisión histórica daría al traste con la narración por muy lograda que esta sea, por esto, cuando se da el caso de la aparición de una novela negra histórica de altos vuelos, la crítica y los lectores se vuelcan a ella, este es el caso de la novela que recomendamos el día de hoy en esta Zona Oscura. Se trata de El ángel de Múnich (Penguin Random House, 2020), de Fabiano Massimi (Modena, 1977).
Fabiano Massimi es filósofo, columnista, consultor de editoriales italianas y desde 2017 escritor de novela negra. El ángel de Múnich ha sido aclamado por la crítica y rápidamente se convirtió en número uno en ventas en Italia, siendo ya traducido a múltiples idiomas.
Múnich, 19 de septiembre de 1931, el comisario Sigfried Sauery su adjunto Mutti Forster, están sobrellevando un aburrido sábado, en ello están, cuando Tenner, su director de policia, les avisa que en el número 16 de Prinzregentenplatz hay un deceso sospechoso de asesinato. Acuden a la dirección señalada y descubren con sorpresa que la muerta es Geli Raubal, sobrina y protegida ni más ni menos que de Adolfo Hitler, líder del partido Nazi, y en esos momentos el político de mayor influencia en Alemania. La casa del deceso pertenece a Hitler, quien vivía ahí junto con su sobrina política.
Al analizar la escena donde encontraron el cuerpo de Geli, todo apunta a un suicidio, ya que estaba en su habitación cerrada con llave por dentro, además, se encontró una pistola Walther de pequeño calibre a un lado de su cuerpo que presentaba un tiro en el pecho, y de acuerdo al personal de servicio, Geli se había encerrado muchas horas en su habitación —después de una fuerte discusión con su tío el día anterior— y no había salido, hasta que por la mañana tuvieron que forzar la cerradura y la encontraron muerta.
Al llegar el forense, doctor Müller, y observar a detalle el cuerpo, se dan cuenta que su cara está muy golpeada, aparentemente por la caída, y su cuerpo está encima de un gran charco de sangre. Hasta aquí todo apunta a un caso de fácil resolución, y comienza a ejercerse una gran presión para que se cierre el caso (Tenner les da ocho horas de plazo), y quede archivado como un suicidio. Sin embargo, al analizar a detalle la escena del “suicidio”, el comisario Sauer ve indicios de que algo no anda del todo bien, la pistola que pertenecía a su famoso tío se guardaba bajo llave, según el personal de servicio, falta un collar con una svástica de oro del cual Geli nunca se separaba, no hay nota de suicidio, y si una misteriosa carta que habla de un viaje a Viena.
El día de la muerte de Geli, el “tío Alf” (así le decía a Hitler), se encontraba en Nuremberg, por lo que se le descarta de inmediato como sospechoso, pero surgen más hechos atípicos que hacen sospechar a los comisarios Sauer y Mutti, de que no fue un suicidio y que hay toda una conspiración para cerrar el caso. De repente ocurre un incendio en la oficina del forense, este pide atropelladamente su jubilación y se desentiende del caso, el cuerpo de Geli es llevado a Viena para su sepultura sin pasar por la autopsia, y al indagar, entrevistando a las personas cercanas a Geli, Sauer se encuentra con un Adolfo Hitler devastado por la muerte de su sobrina, lo que hace evidente que su relación iba más allá de la normal en un vínculo familiar, y le pide al comisario que indague a fondo su muerte, pues él también sospecha que no murió por suicidio.
Sauer recibe una tarjeta de puño y letra de Hitler donde pide que se le den todas las facilidades para su investigación y también una lista de personajes notables a quien hay que entrevistar para dilucidar el caso.
Sauer es un ario prototípico, alto, rubio, ojos azules, soltero, sin indicio alguno de antepasados judíos, pero guarda un secreto vergonzoso en su pasado, procura no meterse en política, y al parecer es indiferente a los ominosos sucesos que están ocurriendo en Alemania, que indican el imparable ascenso del nazismo y su próxima e inevitable llegada al poder. Mutti, su compañero es todo lo contrario, es temperamental, rechoncho, sanguíneo, padre de familia y furibundo anti nazi, juntos son la mejor pareja investigadora de la policia de Múnich, que tiene el prestigio de ser una de las mejores policías de Europa. Ambos tienen años siendo compañeros y mejores amigos, ahora se enfrentan a un caso que involucra a las más altas esferas de la política, y cuya resolución podría cambiar la brújula del poder, y el destino inmediato de Alemania.
Con la venia de Hitler, la investigación comienza con las entrevistas de los personajes de la lista, entre los que se encuentran Hermann Göring (consejero de Hitler y quien será el futuro comandante de la Luftwaffe), Rudolph Hess, (secretario particular de Hitler), Reinhard Heydrich (responsable de los servicios secretos del partido), Heinrich Himmler (comandante de las SS), Joseph Goebbels (responsable de la estrategia de propaganda nazi) y Baldur von Schirach (responsable de las juventudes hitlerianas) y muchos otros miembros del círculo cercano de Hitler y de Geli. Poco a poco se va revelando la personalidad extrovertida de Geli, y la influencia que ejercía sobre su famoso tío, quien la llevaba consigo a todos los actos sociales, e incluso a los actos privados del partido, lo cual crea una línea de sospecha respecto a la posibilidad de que se le “eliminó” por la evidente relación “extraña” que tenía con su tío, que pudiera utilizarse como argumento que podría descarrilar la carrera política de Hitler, y el partido hubiera decidido deshacerse de ella. Otra línea de investigación son los celos, pues hay evidencias de que Geli tenía un amorío secreto, y pensaba abandonar a su tío muy pronto.
El relato se va haciendo cada vez más apasionante, el autor dibuja nítidamente las personalidades de los jerarcas nazis hasta en sus mínimos detalles, es evidente que hizo una investigación minuciosa y la novela se lee prácticamente como true crime. Todo esto en el marco de una sociedad convulsa, ansiosa, temerosa y dividida ante el ascenso del movimiento nazi. Por las páginas se respira la angustia de los judíos que comienzan a ser perseguidos y despojados de sus bienes, a la vez que nos ofrecen una visión descarnada del pragmatismo criminal de los jerarcas nazis, y como fueron tejiendo la red de complicidades que sometió y sedujo por igual a todo un país, embarcándolo en la mayor tragedia del siglo XX.
También es notable el nivel de detalle con el que se muestra Múnich, ciudad que se convierte un personaje central de la historia, con sus cafés, restaurantes y palacios. El autor describe con ojo psicoanalítico las costumbres de la época, y el carácter del pueblo alemán en ese momento histórico, un pueblo frustrado y rencoroso ante los tratados de Versalles, indignado por el declive de la economía resultado de la república de Weimar, y al final, refleja como toda esta situación generó el caldo de cultivo en el que se incubó el “huevo de la serpiente” del nazismo.
El autor nos lleva a través de un trepidante relato, que transita desde la microhistoria de los personajes reales, hasta los grandes hechos que definieron el devenir del siglo XX, sin abandonar ni por un momento la estructura de una novela de misterio, hay giros argumentales, pistas falsas, y sórdidas revelaciones. Todo ello, respetando los archivos reales de los policías que se encargaron de la investigación, los tiempos fidedignos en que sucedieron los acontecimientos, y su resolución final.
Una novela que deslumbra y deja exhausto al lector por las muchas lecturas e implicaciones que tiene, y que además, no decae ni por un momento en la tensión narrativa propia de una gran novela negra.
Muy recomendable.
Ilustración portada: Luna Monreal