Regla de Tres

Ejercer tu identidad, una acción política

Al compartir su experiencia en el reconocimiento de su identidad, Ruth apunta que sus miedos más que por ser lesbiana es por lo que enfrenta toda persona percibida como mujer


Patricia Monreal

“Ejercer tu identidad es una acción política”, sostiene Ruth Aislin Luna, joven de 23 años de edad para quien, la defensa del derecho a ejercer la identidad es una acción continua, que se da en el día a día, no al amparo de la mercantilización de los movimientos de la comunidad LGBTTTIQ+.

Ruth está concluyendo sus estudios en la Facultad Popular de Bellas Artes de la Universidad Michoacana, y se encuentra en proceso de titulación “con un híbrido” entre escultura y pintura.

“Desde la primaria, no, desde la secundaria sé que hay cierta onda con las chavas, no recuerdo que me hay identificado como bisexual, aunque por la prepa empecé a preguntarme si era bi o qué, pero desde la pubertad supe que hetero no”.

Al compartir su experiencia en el reconocimiento de su identidad, Ruth apunta que sus miedos más que por ser lesbiana es por lo que enfrenta toda persona percibida como mujer, “la posibilidad de ser abusada, explotada sexualmente, ser acallada, invisibilizada, todas esas violencias son las que más me preocupan”.

También considera también un acto de violencia, el tener que nombrarse permanentemente para que su identidad sea reconocida: “ser mujer y ser hombre para mí es una idea que estamos replicando todo el tiempo, el pensar recordarle a la gente constantemente que no soy ni uno ni otro, que necesito otra manera de ser llamada sería muy incómodo, muy cansado, el tener que cargar esta responsabilidad siempre de pedirte que me nombres por quien soy, a lo mejor esos serían mis miedos”.

-¿Qué tipo de violencias te ha tocado vivir?

“Pues no me ha tocado mucho, cuando he tenido y caminamos en la avenida Madero, la gente quiere hacerte saber que te está viendo y es incómodo, te ven así como con caras, con gestos de asco. La morra con la que andaba ya estaba acostumbrada y me decía que es así siempre. Aparte de comentarios no me ha pasado gran cosa”.

-¿No has vivido situaciones de riesgo?

“No, yo estoy en un ambiente muy privilegiado por la gente que trato, el lugar donde me desarrollo, por eso no considero que alguien me haya agredido por eso.

“Mi identidad no es algo que estoy diciendo a donde voy. Una vez en un trabajo me dijeron ay mija, y tú ¿no tienes novio?,  y yo, no me interesa tener novios, y ya la jefa me dijo ¿y novia?, yo nada más le dije, no, no me gustan esas cosas. No sentí que fuera un lugar seguro para decir sí me gustan las viejas, pero no estoy saliendo con ninguna ahorita, no me sentí chido.

-¿Que es un lugar seguro?

“Un lugar donde la gente te quiere o por lo menos puede empatizar contigo, en donde no están buscando ponerte algún valor, así como de bueno o malo, es un lugar en donde te ven como la persona que eres, que puedes cometer errores no bajo una visión de buenos y malos”.

Discriminación y negocio

Para Edith es claro que los prejuicios y la discriminación hasta las personas LGBTTTIQ+ persisten y son comunes: “es bien difícil, en la televisión todavía nos retratan como gente desviada, fuera de lo normal, como si los hombres gay quisieran cogerse a todos los hombres. Todo el tiempo estamos con esta idea judeocristiana de poner a la gente en buena o mala, como tratando de justificar las agresiones.

“Yo que soy más o menos consciente, me es difícil alejarme de esas etiquetas, pero también siento que la banda no se respeta a sí misma, siento que hay como muchos deber ser por los medios de comunicación, la iglesia, todo eso, no se respeta la individualidad.  Entonces cuando alguien ejerce su individualidad o sus ganas de hacer lo que quiera, se enfrenta a muchos problemas”.

Sobre la mercantilización que se da del movimiento LGBTTTIQ+ considera que existe el riesgo de teñirlo de superficialidad, “si no te lo tomas en serio, en tu vida real, en lo que haces cada día entonces ¿en dónde?, ¿nada más en la red social para performar y figurar?.

“Siento que el movimiento ha perdido profundidad, entiendo que a los gays nos gusta mucho cotorrear, pero no nada más es cotorreo, no puede ser nada más el veme, estoy aquí”.

-¿Cómo es el acceso a la salud de una persona LGBTTTIQ+ desde tu experiencia?

“Yo odio a los doctores, me cagan, me parecen la gente más intransigente, gente que te juzga. A mí me no me han dado atención médica muchas veces por la onda esta de mi peso: estás muy gorda baja unos kilos y ya luego vemos si te atendemos ¿no? porque seguramente eso que te está pasando es porque estás gorda.

“Desde mi experiencia ha sido una discriminación más. El que tengas un cuerpo grande como que no les gusta, los doctores no quieren atender a la gente gorda”

Comparte que en el caso de las personas trans, éstas son más violentadas: “creo que solo hay una clínica en la Ciudad de México para dar tratamiento hormonal chido, entonces eso te habla de que no hay acceso a salud para esas personas. Tengo amigos que se hormonan solos porque no es una opción preguntarle a un doctor, esto implicaría tener que explicarle tu vivencia y ver si te entiende y lo acepta”.


Deja tu comentario