Regla de Tres

Cultivos exitosos… para la muerte

En Michoacán a la par del incremento en las ganancias y la superficie cultivada de aguacate y frutos rojos, ha venido al alza el número de decesos entre la población por el uso de agroquímicos

Manuel subió a uno de los camiones que parten de Chiapas a los campos de cultivo de Michoacán, era junio de 2022 cuando se despidió de su mujer, sus tres hijos, y de su tierra en San Pedro, en el municipio de Chilón. El jornalero tzetzal no retornó con vida, a las seis semanas fallecería víctima de los agroquímicos empleados en los campos de cultivos de las berries.

A sus 33 años, Manuel se topó con la muerte en el municipio de Tangancícuaro, en Michoacán, sus riñones no resistieron los herbicidas empleados en la fumigación de los cultivos de frutos rojos. Dos semanas bastaron para que perdiera la vida.

El caso del jornalero agrícola chiapaneco, se suma a las muchas muertes generadas por las afectaciones en el uso de agroquímicos en los cultivos de aguacate y frutos rojos en Michoacán, en donde, a la par del incremento de las ganancias y la superficie cultivada, ha venido también al alza el número de decesos por cáncer entre la población de los municipios productores.

“La agroindustria es un proyecto de muerte”, asegura Giovanna Battaglia Velázquez, del Centro de Derechos Indígenas A.C. en Chilón, Chiapas, quien sostiene que aunque parece ser un proyecto económico exitoso, lo que conlleva debajo es la expulsión de las personas de sus tierras de origen, así como la enfermedad y la muerte.

Contrastes

El éxito en el cultivo de aguacate, fresa, zarzamora y frambuesa, reporta millonarias ganancias en Michoacán, por lo que su producción ha sido estimulada y promovida por los gobiernos federal, estatal y municipales con creces, pasando por alto las afectaciones ambientales para el territorio y la salud de la población.

Para esta investigación periodística, en el análisis del cruce de datos de la estadística del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) –órgano desconcentrado de la SAGARPA- y el INEGI, se detectó que en los 84 municipios michoacanos productores de aguacate y frutos rojos, las ganancias acumuladas de 2010 a 2021 ascendieron a 448.3 mil millones de pesos.

El aguacate es el más redituable, con un valor total de producción en el periodo referido, por 305.2 mil millones de pesos; la zarzamora con 74.8 mil millones; la fresa, 58.9 mil millones; y la frambuesa, 10.5 mil millones.

Las ganancias son cuantiosas, tanto que, de 2010 a 2021 el valor anual de la producción de aguacate y frutos rojos en Michoacán se incrementó en un 243.2 por ciento, al pasar de 14.8 mil millones de pesos en 2010, a 50.8 mil millones en 2021.

No obstante, a partir de 2020 la pandemia por la Covid 19, puso freno al alza permanente del valor de la producción que se venía registrando de estos cultivos en el estado.

Aguacate y frutos rojos, una lucrativa producción

Las millonarias ganancias por los cultivos, distan mucho de la realidad económica que enfrentan los jornaleros agrícolas que trabajan en ellos.

Contratado por Berries El Cerezo S.P.R. de C.V., Manuel trabajó como fumigador jornadas diarias de diez horas por mil 200 pesos a la semana, con un día de descanso.

Mayo Meza Trejo, del Centro de Desarrollo Indígena Loyola –con sede en Guanajuato-, apunta que hay empresas que les cobran a los jornaleros por el equipo que usan: “es decir, del propio dinero que a ti te van a pagar, te dicen que te van a estar quitando a la semana 300 o 500 por el equipo, pese a que es obligación de las empresas el proporcionarlo”.

Refiere que las empresas legitiman su actuación a través de sellos y certificaciones de distinta índole, para argumentar ser socialmente responsables, cuando en los hechos no lo son y sólo simulan.

Dagoberto Covarrubias, quien fuera subsecretario de Agricultura de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario (Sedrua), en la administración estatal de Silvano Aureoles Conejo, pone el ejemplo de Driscoll’s: “la tenemos establecida en varios municipios del estado, es la empresa más importante a nivel mundial específicamente con frutos rojos y en la que los trabajadores, únicamente tienen seguridad social si bien les va, y pues la seguridad Social ya sabemos cómo está”.

Abunda que dicha empresa –de origen estadounidense-, tiene plantaciones en Lagunillas, Uruapan, Los Reyes, Jacona, Zamora y Maravatío.

Según consigna en su sitio web oficial, la firma abastece a tiendas comerciales como Costco, Superama, Walmart, Sam´s Club, entre otras.

El 18 de marzo de 2022, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, y la titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Luisa Alcalde Luján, firmaron un convenio de colaboración buscando formalizar “a los más de 210 mil jornaleros que no cuentan con seguridad social y garantizar la protección a sus derechos laborales”.

En el evento se informó que nueve de cada diez jornaleros en Michoacán, carecen de seguridad social.

El problema a decir de Sofía Blanco, integrante de la colectiva MAPAS –con trabajo de acompañamiento a jornaleras agrícolas-, es que el convenio es precario, pues ha concentrado sus esfuerzos sólo en los cultivos de aguacate.

“Está muy cabrón porque no se amplía a todos los jornaleros que trabajan en la berrie, en la fresa, y mucho menos a los jornaleros agrícolas migrantes que tienen trabajo temporal o con múltiples patrones en una sola semana”, señala la activista.

La Encuesta Nacional Agropecuaria 2019 del INEGI, reporta que el 83.34 por ciento de la mano de obra remunerada en las actividades agropecuarias, corresponde a jornaleros agrícolas: 88.7 por ciento son hombres, y el 13.27 por ciento mujeres.

Precario Convenio entre el Gobierno Michoacano y la STPS | Fotografía: Gobierno del Estado

Cosechar muerte

Como fumigador de berries, Manuel empezó a trabajar el primero de julio de 2022; pasaron sólo dos semanas para ser ingresado de gravedad en el IMSS del municipio de Zamora. El cuadro clínico que presentó era crítico: una intoxicación que lo mantuvo tres días en terapia intensiva.

En el hospital optaron por darlo de alta al cuarto día, no sin antes informarle que su riñón estaba dañado, por lo que tendría que someterse a un proceso de hemodiálisis.

Manuel pudo ser hospitalizado gracias a que había contratado personalmente su seguro social. Berries El Cerezo no pagó nada: ni las incapacidades, ni los medicamentos, ni los gastos que tenía que realizar para los traslados en su tratamiento de hemodiálisis.

“Eran 500 pesos de transporte del albergue al IMSS de Zamora, y la empresa nos remitió a su Fundación MF, pero nunca se recibió respuesta”, refiere Sofía Blanco de la colectiva Mapas, “lo que a nosotras nos informaron es que iban a contactar directamente a los familiares y esto no sucedió”.

El uso de agroquímicos en los cultivos de aguacate y frutos rojos, ha conllevado una estela de muerte para los municipios productores en Michoacán. El cáncer cobró entre el 2010 y 2021 la vida de más de 31 mil personas en esos lugares.

El análisis de datos realizados para esta investigación –partiendo del cruce estadístico del INEGI y el SIAP- evidencia del año 2010 al 2021 un incremento del 22.25 por ciento en los decesos anuales por cáncer en los 84 municipios productores de aguacate y frutos rojos.

Mientras que en 2010 en promedio morían 6.5 personas de cáncer, para el 2021, ya sumaban 7.9 muertes al día.

Cultivos de éxito, costo en vidas

“Ahí en Jicalán, en una colonia, un jornalero terminó de fumigar en las huertas, se fue a su casa y abrazó a su niña, ella se murió ese mismo día intoxicada, una niña de tres o cuatro años”, refiere Mayela Salas Sáenz, diputada local del Distrito de Uruapan Norte, zona productora de aguacate.

La legisladora recuerda cómo en noviembre de 2022, integrantes de la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (APEAM), se reunieron con los diputados que conforman la Comisión de Desarrollo Rural del Congreso del Estado, para solicitarles elaborar un punto de acuerdo dirigido al Senado de la República exhortándolo a no prohibir el uso del glifosato en los cultivos.

La propia Mayela Salas ha padecido cáncer en el endometrio, “yo soy de Uruapan, mi hijo en enero de 2022 acaba de pasar también un cáncer en la base de la lengua, él tiene 35 años, o sea, es una pandemia el cáncer, ¡en Michoacán es una pandemia!”.

La Organización Mundial de la Salud, en 2015 clasificó al glifosato como “probable carcinógeno para los humanos”.

En tanto el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), en el documento denominado “Expediente Científico sobre el glifosato y los cultivos GM”, señala como efectos tanto del glifosato como la polioxietil-amina (POEA) y el ácido aminometilfosfónico –usados como herbicidas-, desde dolores de cabeza, fatiga, irritaciones en la piel, hasta daños en distintos órganos y sistemas, el desarrollo de enfermedades metabólicas, neurológicas, de cáncer de distintos tipos y de enfermedades crónico degenerativas.

En el caso de Michoacán –conforme al análisis de datos realizado por Regla de Tres- de 2010 a 2021 en los municipios productores de aguacate y frutos rojos, por tumores malignos en los órganos digestivos murieron diez mil 377 personas; tres mil 492, en los órganos genitales masculinos; tres mil 311, en los órganos respiratorios e intratorácicos; tres mil 215, en el tejido linfático, de los órganos hematopoyéticos y tejidos afines; dos mil 987, en los órganos genitales femeninos; dos mil 261, en la mama; y mil 299, en las vías urinarias.

Presente el cáncer para habitantes de municipios productores

Mutaciones

Semejando los campos de concentración nazi, los jacalones que sirven de albergue a jornaleros agrícolas, concentran a mujeres, hombres, niñas y niños. Ahí Manuel pasaba las noches tratando de conciliar el sueño previo a enfrentarse cada mañana con los agroquímicos que le arrebataron la vida.

La imagen es repetida en diferentes puntos de la geografía michoacana, en donde el aguacate y los frutos rojos han ido ganando amplias extensiones de tierra. La rentabilidad no sólo ha contribuido a la llegada de grandes empresas al estado, sino también a la conversión de cultivos por parte de productores locales.

Julián Navarro es un pequeño productor de El Terrero, en el municipio de Tacámbaro, él recuerda como antaño se cultivaba mucho maíz, calabacitas o jitomate, “pero cuando entró lo de la exportación de aguacate a Estados Unidos, muchos optaron por el cambio de uso de suelo para cultivarlo”.

Y abunda: “aquí el jitomate de Tacámbaro era famoso por su calidad y consistencia, pero ya no, ya una hectárea si antes te producía un promedio de unas 28 o 30 toneladas, ahorita te anda produciendo 12 o 15”.

La producción de aguacate se ha comido la tierra, sostiene Julián, quien reconoce que es más rentable aplicar herbicida, “ahorras mucho mano de obra, pero es perjudicial para tu producción, subsuelo o para tu para tierra de cultivo, es contraproducente, porque antes las huertas aguantaban, una mata de aguacate su promedio de vida era de 45 a 60 años, ahorita difícilmente llegan a los 15 años”.

Aguacate, beneficio a corto plazo: Julián Navarro  | Fotografía: América Juárez

El incremento de la superficie cultivada de aguacate y frutos rojos en Michoacán en un lapso de doce años, es muy significativo: un 61.8 por ciento de 2010 a 2021, esto es, de 118 mil 698.82 hectáreas, a 191 mil 198.58, conforme al cruce estadístico realizado por Regla de Tres.

Tan sólo la superficie cultivada de Frambuesa creció un 238.48 por ciento en el periodo referido; de la Fresa, un 107.01 por ciento; y de aguacate, 62.93 por ciento. En el caso de la zarzamora, el crecimiento es mucho más modesto, apenas del 7.01 por ciento.

Crecimiento desmedido

Los desechos de los envases plásticos de los plaguicidas y fertilizantes, también es un fenómeno al alza y que va de la mano del incremento de zonas cultivadas en la entidad. Para 2017 el Gobierno del Estado, estimaba en 500 toneladas anuales las generadas en Michoacán.

“Simplemente no tenemos donde reciclar los envases vacíos que ya se utilizaron”, apunta Julián Navarro, el pequeño productor de Tacámbaro consultado para esta investigación.

“Por eso se van directamente a los arroyos, se tiran en las huertas o se sepultan, se hace un pozo y se entierran en la misma huerta, son cosas que no se destruyen hasta 100 o 200 años y siguen soltando contaminación”, lamenta.

Dagoberto Covarrubias, señala que en Michoacán no se recolecta ni el 20 por ciento de los envases utilizados, “se están haciendo centros de recolección, hay uno en Tacámbaro, otro en Numarán, en Maravatío, en Uruapan, porque todos esos van al desecho y los avientan en las zanjas o ríos, y producen una gran contaminación”.

El exfuncionario apunta que si bien el Comité de Sanidad Vegetal en Michoacán se ha encargado de hacer recolección de envases resulta insuficiente.

“Los niños regularmente agarran un envase de esos, lo llenan de agua y lo ocupan para jugar o hasta para beber, pero tienen plomo, tienen cianuro y te producen enfermedades como cáncer”, señala.

Negligencia

En San Cristóbal de las Casas en Chiapas, llegan los camiones enviados por las grandes agroindustrias para trasladar a los jornaleros agrícolas a los campos de cultivo en Michoacán, Jalisco y Guanajuato.

En un recuento hecho por el Centro de Derechos Indígenas A.C. de Chilón Chiapas, detectaron la salida de 17 camiones con trabajadores tan sólo los sábados, refiere Giovanna Battaglia Velázquez.

En el tiempo de corte de berries hay corridas por 500 pesos de Ocosingo a Morelia, “obviamente en transportes que no son oficiales, no son seguros, pero que los pagan las empresas para trasladar a los trabajadores”, señala.

Manuel viajó en compañía de uno de sus hermanos en esos camiones. Cuando enfermó, tuvo que acudir otro familiar a Michoacán para apoyarlo en los cuidados.

Su esposa e hijos no pudieron hacer el viaje, a la distancia supieron del acelerado deterioro de su salud y posterior deceso.

“Hay una infantilización de la población indígena y migrante, que fue evidente en la explicación que le dieron en el IMSS a Manuel cuando enfermó”, apunta Sofía Blanco de MAPAS; “no le hablaron en términos adecuados para que él estuviera informado que su riñón ya no estaba trabajando, sólo le dijeron que estaba intoxicado y le hicieron creer que iba a mejorar”.

Tras quince días de tratamiento, Manuel volvió a sentirse mal, con serias dificultades para respirar. Durante una sesión de hemodiálisi, al ponerle el catéter se desvaneció, por lo que tuvo que ser trasladado de urgencia al IMSS en Zamora.

“Tu hermano se está muriendo, ya no va a vivir”, le informó un médico al familiar de Manuel, quien posteriormente se enteraría que su hermano había sufrido un infarto en la sala de hemodiálisis y que tras llegar inconsciente al hospital, ya no despertó.

Manuel retornó a su tierra el 16 de agosto, no lo hizo de cuerpo entero porque en el IMSS tomaron la decisión sin consultar a su familia, de que debía ser incinerado argumentando que padecía Covid.

Ya en San Pedro, Chiapas, su familia lo despidió conforme a sus usos y costumbres; sus cenizas, fueron esparcidas en la milpa

Sofía Blanco se cuestiona: “¿cuáles son las vidas que importan?, ¿cuáles son las vidas que merecen ser vividas?, en la necropolítica que hay, vemos cómo hay muertes que no van a importar que sucedan”.


1 comentarios

Aguacate, tolerancia binacional al saqueo de recursos – Regla de Tres 28/11/2023 at 14:58

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