Regla de Tres

Crímenes y castigos de una lideresa


A sus 78 años de edad, Elba Esther Gordillo se niega a morir políticamente y no pierde ocasión para emitir opiniones respecto a temas como las elecciones del 2024 y los candidatos que ya se perfilan

En las últimas décadas se ha vuelto norma aleccionar a la clase política sobre el peligro de traicionar a los intereses del poder económico que subyace a los temporales cargos de membrete, como han dejado de manifiesto los casos de Elba Esther Gordillo y Rosario Robles, ambas políticas de altos vuelos detenidas por cargos de corrupción.

Por el contrario, otros personajes señalados por graves actos de corrupción gozan de plena libertad como Emilio Lozoya Austin ex director de Pemex, a quien se le imputan los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita, asociación delictuosa y cohecho, al recibir sobornos millonarios de la empresa Odebrecht a cambio de la asignación de obra pública.

Otros solo pisaron un par de meses la cárcel, como fue el caso de Alonso Ancira Elizondo, ex socio mayoritario de la empresa Altos Hornos de México (AHMSA), quien vendió al gobierno mexicano una empresa de fertilizantes obsoleta por el orden de los 500 millones de dólares.

Parece ser que la justicia a nivel político tiene cierta distinción de género, lo cierto es que los delitos de ambas funcionarias no son menores, por un lado Rosario Robles Berlanga pasó en prisión tres años y continúa su proceso en libertad por la presunta entrega de 7 mil 670 millones de pesos a 186 empresas fantasmas mediante 73 falsos convenios.

Tanto el caso de Rosario Robles, como el de Emilio Lozoya y Alonso Ancira están vinculados de manera estrecha al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y, en particular, al presidente que estaba en funciones cuando tales hechos delictivos acontecieron, Enrique Peña Nieto.

Mientras que su sexenio fue marcado a lo largo y ancho por actos de corrupción -incluso desde su periodo de campaña-, a 100 días de enfundarse la banda presidencial decidió castigar a quien durante poco más de cuatro décadas fue una devota cooperante del PRI, la poderosa líder magisterial, Elba Esther Gordillo.

Quien fuera la líder magisterial plenipotenciaria de México durante más de dos décadas (1989-2013), se precipitó de su trono un martes 26 de febrero de 2013 al ser detenida en el aeropuerto de Toluca bajo cargos de uso de dinero de procedencia ilícita y delincuencia organizada.

Su arresto selló su divorcio con el PRI al que otorgó su poderosa influencia por décadas, la cual consistió en recibir prebendas políticas -curules, secretarias, etcétera- a cambio de los votos de los afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en cualquier demarcación que el partido se lo requiriera.

El pecado de Elba Esther fue pensar que se mandaba sola al pactar con el Partido Acción Nacional (PAN) a favor de la campaña de Felipe Calderón Hinojosa en 2006, misma que se disputaba contra Andrés Manuel López Obrador por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Roberto Madrazo Pintado por el PRI.

Acusada de haber desviado de las arcas de su sindicato de docentes 120 millones de dólares a sus cuentas personales, en solo cuatro años, Elba Esther Gordillo fue detenida mientras el entonces presidente Peña Nieto declaraba que en su gobierno no había intocables, sin embargo durante su mandato se acumularon personajes como la lideresa, entre ellos su secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray.

El despertar de los muertos vivientes

La liberación de Elba Esther Gordillo se verificó en la recta final del gobierno de Peña Nieto, luego de que un tribunal federal canceló el proceso penal en su contra -quedó sobreseído- tras ser acusada de desviar recursos de los agremiados al SNTE por el orden de los 2 mil millones de pesos para uso personal, para pago de cirugías y compras de artículos de lujo.

La ex lideresa del SNTE pasó más de cinco años en prisión (fue liberada el 8 de agosto de 2018), de los cuales los últimos meses estuvo en la comodidad de su domicilio de la colonia Polanco en la Ciudad de México, tramando su retorno a la vida pública, tanto en el ámbito político como sindical.

Desde su prisión domiciliaria buscó aliarse con Andrés Manuel López Obrador que en ese momento competía por la presidencia; también planeaba reemprender su actividad política a través de un partido propio, Redes Sociales Progresistas (RSP), que tuvo una duración efectiva de 10 meses.

El RSP que era liderado por el esposo de una de sus hijas, Fernando González -y cuyos integrantes eran también miembros de su familia-, obtuvo su registro en octubre de 2020 pero no pudo mantenerlo porque requería el 3 por ciento de los votos en las elecciones federales de 2021, que no alcanzó.

A sus 78 años de edad, Elba Esther Gordillo se niega a morir políticamente y no pierde ocasión para emitir opiniones respecto al proceder de sindicatos y autoridades del sector educativo, o respecto a los candidatos que ya se perfilan para las elecciones presidenciales del 2024, o sobre las confrontaciones entre el gobierno federal y el Instituto Nacional Electoral (INE).

En el ámbito de sus finanzas, ha ganado dos disputas -la última a fines de 2022- contra el Servicio de Administración Tributaria (SAT) evitando así pagar un crédito fiscal por el orden de los 10.1 millones de pesos, a lo que se suma otras condonaciones que se le hicieron en enero de 2021 por créditos fiscales que rondaban los 25 millones de pesos.

Y como el crimen sí paga en México, la feroz ex lideresa sindical contrajo nupcias con su abogado Luis Antonio Lagunas el 11 de febrero de 2022, en una ceremonia que simbolizó el triunfo de la impunidad.


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