Regla de Tres

Con Trump, “si nos toca, nos toca”


La incertidumbre es hoy la que más pesa para migrantes LGBTIQ+ en Texas por las políticas instrumentadas por la nueva administración federal en EU

El retorno de Doland Trump a la presidencia de Estados Unidos se ha dejado sentir fuerte entre la comunidad migrante latina en ese país, particularmente entre quienes carecen de documentos para residir ahí, los mal llamados “ilegales”.

La incertidumbre se ahonda entre quienes pertenecen a la comunidad LGBTIQ+ por las políticas antidiversidad echadas a andar. Una de ellas, el reconocimiento del gobierno trumpista de sólo dos géneros: hombre y mujer.

“La vez pasada le tocó todo lo del covid a Trump y eso lo distrajo, pero hoy parece que volvió recargado para hacer todo lo que no pudo en su primera administración”, señala Alfredo García de 42 años. Él es homosexual y radica en Texas desde hace doce años.

Fueron varias las razones por las que él decidió migrar, una de ellas el tema laboral, sentía a su ciudad natal –Mexicali- muy chica. La otra razón fue la depresión que traía tras ser detectado con VIH.

Un amigo lo invitó a irse a Nevada ofreciéndole hospedaje en lo que conseguía trabajo y se acomodaba. En Texas empezó con el reciclaje de basura en los casinos, luego brincó a la limpieza de freidoras y hace seis años, cambió al ramo de la construcción, en parques para niños.

Alfredo recuerda que durante el primer mandato de Trump había paranoia en Las Vegas, “pero yo que sepa no hubo deportaciones de conocidos latinos. No hablo sólo de mexicanos sino de latinos, porque aquí en Estados Unidos hay de todo: Perú, Salvador, Nicaragua, México y así nos llamamos.

“Para entonces estábamos muy intimidados, muy miedosos, teníamos cuidado para andar caminando, luego ya empezamos a movernos más tranquilos. En ese entonces por las freidoras yo trabajaba de noche y no me tocaba ver tanta gente, por eso no estuve muy restringido de salir”.

Este 2025, en los días previos a que Donald Trump juramentara por segunda vez como presidente, en Texas se empezó a notar la presencia del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés). Era indicio para los integrantes de la comunidad latina migrante de lo que se avecinaba.

“Un compañero de trabajo me dijo que había visto la troca de ICE por aquí, por una de las calles, en una de las avenidas de Las Vegas. Yo estuve checando en Facebook, en las noticias, pero no salía nada. Ese día en el trabajo fue salir temprano y estaba preocupado, pensando en no salir todo el fin de semana”.

Con el paso de los años, Alfredo se adaptó a relacionarse más allá de las comunidades de latinos y hoy convive más con “americanos” para practicar el inglés. “Recientemente salí a la montaña, aprendí a esquiar en estos años, me salgo de la casa, expandí un poquito más mi mente y exploré, me adapté, pero sigo teniendo contacto con latinos”.

Reconoce que existe una gran preocupación con el retorno de Trump entre la comunidad latina que no tiene papeles, “muchos decimos ¿qué podemos hacer?, si nos toca, nos toca, ¿no?”.

Fotografía: Aiden Craver/Unsplash

Buscando obtener sus papeles para radicar de manera legal en Estados Unidos, Alfredo se ha relacionado con quienes denomina americanos. “Algunos tienen problemas de control de ira, son muy explosivos, entonces lo intenté pero después desistí porque me iba a salir más caro mental y físicamente casarme con alguien con esa ira y con esos problemas, entonces no”.

La discriminación abrió para Alfredo una posibilidad para regularizar su situación legal cuando en diciembre pasado, un hombre afroamericano lo golpeó por ser latino. Las leyes de inmigración de Estados Unidos permiten bajo algunos requisitos que extranjeros que han sido víctimas de ciertos delitos se conviertan en residentes permanentes legales, es decir que obtengan la llamada “Green Card”. 

“Estaba con un compañero de trabajo en la esquina de una tienda como tipo 7-Eleven o un Oxxo, ahí un afroamericano me golpeó. Casi siempre me ando cuidando de gente así, esta persona pasó a mi lado y lo miré de reojo, luego se alejó. En ese lugar hay una cerca que rompieron, entonces nunca vi que por ahí regresó tras de mí y cuando sentí su mirada volteé, ya lo tenía enfrente, cerquita, sufrí agresión física, me golpeó la nariz, sangré, levanté el reporte y ahorita estoy esperando la cita en la Corte para finales de febrero, para ver si se me abre la brecha de poder arreglar los papeles.

“Me agredió por ser latino, en su inglés le entendí que le iba a hablar a la policía porque soy latino. Como los afroamericanos tienen problemas mentales por todo lo del racismo que vivieron, entonces se violentan y tienen problemas de racismo con nosotros, entonces como me miró a mí me golpeó. Ya me habían tocado varias situaciones, pero siempre me estaba cuidando, pero esta vez me tocó”.

Salud mental

Entre la comunidad LGBTIQ+ el retorno de Donald Trump ha venido a afectar de forma significativa la salud mental. Ello debido a la incertidumbre que están provocando sus medidas contra la diversidad sexual.

Como ejemplo, Alfredo pone el caso de las personas trans: “Aquí hacer la transición es muy caro, entonces lo que hacen muchas personas trans es enlistarse en el Ejército, porque ahí se cubren los gastos médicos de su transición, todo como debe ser, con hormonas y todos los procesos quirúrgicos, pero ahora con Trump ya se los están negando y van a tener que permanecer en el Ejército sin la posibilidad de lograr aquello por lo que se enlistaron”.

Donald Trump firmó el 29 de enero una orden ejecutiva en la que estableció que el servicio militar debe reservarse a aquellos “que están en condiciones físicas y mentales para prestarlo”, y que las personas trans y quienes expresen una “identidad de género” distinta a su sexo de nacimiento “no pueden cumplir los estrictos estándares necesarios para el servicio militar”.

El pasado diez de febrero, el secretario de Defensa Pete Hegseth emitió un memorando que impide a las personas trans unirse a las fuerzas armadas. Además, ordenó suspender los tratamientos de transición para quienes ya forman parte de éstas.

Donald Trump, decretos | Fotografía: Facebook The White House

Como integrante de la comunidad LGBTIQ+ y migrante sin papeles, Alfredo reconoce sentirse preocupado y estresado: “Intento cuidar mis pensamientos para cuidar mi salud mental, también intento no solo pensar en mí sino pensar en otras personas. Ya en el peor escenario, que me agarren y que me toque, pues hice lo mejor que pude, pero estoy ahorita en ese punto mental y emocional de que la vida no se va a resolver con mi miedo, entonces tengo que seguir”.

Aunque participa en acciones de apoyo a la comunidad de la diversidad, colabora con el Centro Comunitario LGBTIQ+ en Texas conocido como «The Center» y participa en eventos de recaudación de fondos, Alfredo no se considera activista, él se valora como una persona que retribuye el apoyo que una vez recibió.

“Como fui diagnosticado con VIH, cuando recién llegué aquí yo tenía miedo a los tratamientos. El Centro Comunitario hace pruebas gratuitas y te guía a que recibas el medicamento gratis con asociaciones civiles, entonces yo recibí el medicamento como cinco años. Ahora con mi trabajo en la construcción ya tengo acceso a servicios médicos, a una aseguranza”.

Los reportes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), consignan que los hombres homosexuales y bisexuales representaron en 2022 el 67 por ciento de los nuevos diagnósticos de VIH en ese país. La estadística es diferenciada entre quienes son homosexuales y bisexuales negros, afroamericanos, hispanos o latinos, quienes son los que reciben más diagnósticos nuevos de VIH que otros grupos raciales y étnicos. En los hombres homosexuales y bisexuales, el 31 por ciento es afroamericano y el 25 por ciento latino.

“Aquí sí es penado ser VIH y no decírselo a nadie, porque puedes contagiar antes de que tomes tratamiento, sí me costó trabajo. Ahorita con la educación que he recibido ya con mi medicamento, a la quinta o sexta cita con un chico le digo: ‘¿Sabes qué? siento que vamos para un rumbo más como pareja, quiero ser honesto contigo, respeto cualquier decisión que tengas, pero tengo que decirte soy VIH indetectable, estoy tomando medicamento y tengo mis citas cada 6 meses’. Ya tengo el valor, pero todo esto me lo ha dado que me he salido de la caja y ahora estoy intentando retribuir un poquito a que sigan apoyando a otras personas que no tienen seguro médico para que hagan su medicamento para VIH o cualquier otra infección de transmisión sexual que se tenga”.

Alfredo, 12 años de vida en Las Vegas | Fotografía: Cortesía Alfredo García

Actualmente las redes de apoyo emocional se han intensificado frente a las políticas del gobierno federal. “Se está afectando la salud mental de muchos conocidos, de muchos amigos cercanos, ya sea americanos o que crecieron aquí y son latinos”, reconoce Alfredo y narra cómo en Las Vegas dentro de la comunidad LGBTIQ+ se están compartiendo publicaciones de números de teléfonos para apoyo frente al estrés y los pensamientos suicidas.

“Sí está causando muchos estragos y estamos intentando mantenernos fuertes entre todos, apoyándonos con estas publicaciones o en los eventos a los que yo acudo”, indica Alfredo que en lo personal -y por salud mental- busca no abrumarse con lo que ocurre. “Tengo mis lapsos de un minuto, dos minutos, también intento no darle vida a esos pensamientos, pero sí reconozco que a veces tengo estrés, estoy frustrado o abrumado de ver tantas noticias”, confiesa.


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