“…es de enorme preocupación una agrupación política que forma parte de esta suerte de cadáver exquisito electoral…”
Francisco Viveros Dávalos
Gran revuelo ha causado la reciente designación de Xóchitl Gálvez como candidata presidencial por la alianza conformada por los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática. No es para menos: la irrupción de una candidata carismática, espontánea y alejada del esquema acartonado del político tradicional ha dado un bonche de oxígeno a estos tres partidos que estaban en el extravío de discurso y proyecto propios.
Sin embargo, es de enorme preocupación una agrupación política que forma parte de esta suerte de cadáver exquisito electoral: el tricolor, del cual se ocupará este Vivero de ideas, enlistando las señales de alerta del partido hegemónico del pasado siglo.
Viejas prácticas: El “talante autoritario”, el acarreo de simpatizantes a los mítines, el dedazo en la selección de candidatos, y demás mañas que le critica la oposición al presidente López Obrador, tienen su cuna en el PRI.
Tan está en su ADN, que al ex suspirante presidencial Santiago Creel se le salió un “Ni en los tiempos más autoritarios del PRI” en pleno evento al lado de sus coaligados tricolores. De igual forma, la propia Xóchitl Gálvez sentenció “No soy López Portillo” ante su nominación única como abanderada del frente opositor. Es absurdo pensar que estas prácticas se acabarían votando por quienes las dibujaron en el imaginario colectivo.
Fallido relevo generacional: Ese nuevo PRI que prometió en campaña el entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto, resultó ser un fiasco. Los gobernadores César Duarte de Chihuahua, Javier Duarte de Veracruz y Roberto Borge de Quintana Roo, actualmente están detenidos o en investigación, principalmente por actos de corrupción.
Las llamadas “Reformas Estructurales” de la administración peñista también se vieron eclipsadas por el caso de la desaparición de 43 normalistas rurales de Ayotzinapa y el escándalo de conflicto de intereses de la entonces primera dama Angélica Rivera. Así, el gobierno del Mexican Moment llegó al final de sexenio con un ocho por ciento de aprobación y su candidato presidencial en 2018 cayó al tercer lugar de la preferencia electoral.
Para rematar, la colusión de prominentes figuras del priísmo estatal con el crimen organizado, la emergencia de grupos de autodefensas, la inestabilidad política y el aumento de la deuda en el estado de Michoacán, se vivieron durante la desafortunada administración encabezada entre 2012 y 2015 por los entonces priístas Fausto Vallejo, Jesús Reyna y el allegado a Peña Nieto, Alfredo Castillo Cervantes, mejor conocido como El Virrey.
Fracaso local: La ecuación electoral de los recientes comicios en 2021 y 2023 se compone de gobernadores priístas salientes entregando su entidad federativa a MORENA y asociados a cambio de inmunidad política, y de premio, una embajada. Con esto, el partido pasó de tener 12 gobiernos estatales en 2021 a conservar solo un par dos años después. ¿Qué les hace pensar que pueden llegar a gobernar el país con tal aritmética?
Hipocresía legislativa: A pesar de haber formado la coalición “Va por México” en 2021 y pedir “voto útil” a su electorado, la realidad es que el PRI ha acompañado a los secuaces de López Obrador en San Lázaro en repetidas ocasiones: la Guardia Nacional en manos de mandos militares, la aprobación de la prisión preventiva sin una sentencia y la creación del padrón de datos biométricos, vieron su luz con la venia de legisladores priístas.
Dirigencia nacional desacreditada: Si alguien modificó los estatutos de su partido para poder reelegirse en su cargo, controlar la designación de candidaturas y asegurarse un lugar vitalicio en el Poder Legislativo, es el ex gobernador de Campeche y actual dirigente priísta a nivel nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, conocido por algunos como Alito y por otros como Amlito.
Tal ha sido el éxito de sus hazañas que logró reunir a todos los ex dirigentes nacionales y varios liderazgos de su partido… ¡Para pedir su renuncia! Evidentemente, algunos han optado por tomar distancias.
En resumen: con semejantes credenciales, no se equivoca Dante Delgado al aseverar que con el PRI, ni a la esquina.
Ilustración portada: Luna Monreal
