“¿Porqué ese regateo? ¿No sería más cabal cumplir lo acordado en los Acuerdos de San Andrés Larráinzar el 16 de febrero de 1996?”
Leopoldo Chassin Ramírez
Palabras y Utopías
Ahora la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo tiene la enorme oportunidad de saldar las cuentas pendientes que el Estado contrajo con los Pueblos Originarios (PO) desde el 16 de febrero de 1996, cuando ambos suscribieron los Acuerdos de San Andrés Larráinzar (ADSAL) cuyo diálogo se inició 21 de febrero de 1994 en Chiapas. Dos años de intensos diálogos y acuerdos entre las partes y los resultados aún no se ven.
Todos los presidentes, desde Zedillo, Fox, Calderón, Peña y López nunca cumplieron el compromiso, faltaron a su palabra y firma. Han transcurrido casi 30 años y nada.
¿Claudia lo hará?
Hay que recordar que los ADSAL son el resultado a raíz de la declaración de guerra que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) por medio de la Primera Declaración de la Selva Lacandona lanzó al gobierno de Carlos Salinas el 1 de enero de 1994.
Indispensable tener presente que para la elaboración de los ADSAL participaron gran parte de los representantes de los pueblos originarios del país, académicos e intelectuales de México y observadores del mundo.
Ernesto Zedillo nunca cumplió, y a cambio lanzó una ofensiva militar con miles de elementos y paramilitares en contra del EZLN. A la fecha sigue el acoso con la permisividad y complicidad de los gobiernos estatal y federal. Recordar la masacre de Acteal en diciembre 22 de diciembre de 1997, por Zedillo: Asesinando a 45 indígenas, principalmente niños y mujeres, cuatro de ellas estaban embarazadas asesinados con machete y balas.
La guerra no se detiene, apenas en agosto pasado regresaron cientos de desplazados de Chenalhó.
Hay que destacar nuestro país suscribió el Convenio 169 de la OIT y la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU que se publicó en el Diario Oficial de la Federación en 1990 y ratificado ante la OIT el 6 de septiembre de 1991. Este acuerdo lo firmó nada menos que Carlos Salinas, traicionando así su palabra y firma.
Ante el la sordera del gobierno durante tantos años, el EZLN tomó la determinación de ejercer su plena autonomía y determinación: “Hubo un tiempo de pedir, otro de exigir y ahora de ejercer nuestros derechos”.
Los pueblos indígenas y la 4T
A la llegada de Andrés a la presidencia, hubo cierta esperanza por parte de los PO, puesto que en el primer punto de sus 100 compromisos (1:40 ) fue con los pueblos indígenas. Para tal fin creo en Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) poniendo por dedazo a Adelfo Regino Montes al frente; camino equivocado, pues los pueblos originarios por siglos han designado a sus representantes en un ejercicio colectivo, es decir en asambleas de forma horizontal, no vertical. ¿Mal augurio? ¿Ignorancia?
El siguiente paso de Andrés fue hasta 2021, aniversario de los 500 años de la caída de Tenochtitlán. crea el Consejo Nacional de Pueblos Indígenas (CNPI). Camino fallido, las organizaciones indígenas siguen el camino de abajo hacia arriba.
Una parte importante de los PO seguía confiando en el expresidente, una parte menor se oponía a los megaproyectos fundamentalmente algunos pueblos de la península de Yucatán y del Istmo.
Un mes después, el 4 noviembre de 2021, Andrés firma el Acuerdo de Escazú que refuerza lo establecido en los ADSL y el Convenio 169 de la OIT, pero no fue sino hasta 5 de febrero de 2024, (cinco años después de su compromiso inicial con los PO), envía la iniciativa sobre los derechos de los pueblos indígenas y afromexicanos.
El Dicho decreto queda lejos de lo acordado en los ADSL y el Convenio 169 de la OIT y el Acuerdo de Escazú pues limita sus derechos.
La historia
Varias modificaciones ha sufrido la Constitución sobre los derechos de los pueblos indígenas, entre ellas:
La del agosto de 2001 analizada por la UNAM trata las reformas de Zedillo y Fox donde se señalan las múltiples contradicciones con los ADSAL que siguen considerando a los pueblos indígenas interés público y no como sujetos de derecho.
Existe una versión de Adolfo Gilly criticando la aprobación de la Ley indígena de marras y deplorable posición del senador Lázaro Cárdenas Batel, así como la posición contraria de Cuauhtémoc Cárdenas Solózano. ¿Equivocación?
La CNDH publica consideraciones sobre las reformas de 2001-2019 donde diversas organizaciones ligadas al Congreso Nacional Indígena y al EZLN, manifestaron su rechazo a la reforma, argumentando que no correspondían a la esencia de los Acuerdos de San Andrés y a la propuesta de reformas de la COCOPA.
La de Andrés y que recibió Claudia establecida en el DOF del 30 septiembre de 2024 se acerca a lo contenido en los ADSAL, Convenio 169 de la OIT y el Acuerdo de Escazú, sin embargo la parte toral se omite.
“La Nación tiene una composición pluricultural y multiétnica…”
“Incorpora el reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas, incluyendo a los pueblos y comunidades afromexicanas, como sujetos de derecho público,…”.
A las reformas previas le faltó la fundamental, mencionar el derecho que los pueblos indígenas tienen sobre su territorio, como lo establecen los convenios internacionales ratificados por México y los Acuerdos de San Andrés Larraizal Chis.
¿Porqué ese regateo? ¿No sería más cabal cumplir lo acordado en los Acuerdos de San Andrés Larraizal el 16 de febrero de 1996?
Una analogía ¿válida?
Si usted alquila una casa, tiene, derecho público,tiene derecho a hacer cualquier movimiento acción, siempre y cuando respete el reglamento del municipio-colonia- propietario, que le puede condicionar al uso como negocio, tener niños, mascotas; usted tiene autonomía y tiene libre determinación de colocar sus muebles donde le plazca, hablar en ruso, mandarín, inglés, purépecha, nahua.
Pero no tiene derecho a alterar la propiedad, no puede pintar las paredes a su antojo, no puede construir un cuarto, un baño, aljibe, etc salvo que el propietario lo autorice; si usted tiene una mascota, ella es de interés público, por lo tanto, la sociedad protectora de animales le puede reprender por tenerla en la azotea, cortarle la cola, modifique sus orejas, aunque usted libertad de pelarla, dar de comer croquetas, pechuga de pollo, torillas con arroz, verduras, desperdicios.
Pero como usted no es dueño de ese pedazo de tierra y por lo tanto no es dueño del terreno, el propietario puede colocar una escalera, un segundo piso, una cochera un megaproyecto en su propiedad tiene derecho sobre el territorio de la casa. Y si usted no está de acuerdo se sale de la casa-departamento. ¿La única opción para los pueblos indígenas?
En cambio, si usted es dueño de su casa, puede usted construir lo que le convenga y puede realizar las modificaciones que desee, y si un vecino desea colocar un tinaco en su azotea, pasar cables, tubos escaleras, usar su barda para una ampliación, un megaproyecto en su propiedad, usted tiene el derecho sobre su territorio y lo puede impedir, pero si hay entendimiento entre ambos, entonces se puede llegar a un acuerdo.
¿Y si este terreno anteriormente fue suyo, pero por la fuerza lo despojaron los conquistadores-arrendadores?
¿Claudia cumplirá los convenios 169 de la OIT, ADSAL, y Escazú?
Claudia, ya investida como presidenta de México y frente a un Zócalo capitalino festejando su mandato, recibe el Bastón de Mando que “simboliza la confianza que la comunidad deposita en quien ha sido elegido por la asamblea y, sobre todo, quien lo recibe acatará la voluntad de la comunidad de acuerdo con los usos y costumbres”; “representa la promesa de un gobierno y liderazgo justo y eficiente en beneficio de las comunidades a las que sirve”; “mandar obedeciendo”
Si Claudia se sometió a tal compromiso, deberá de cumplir el mandato de los pueblos indígenas y sus derechos plenos establecidos en los Convenios Internacionales y los Acuerdos de San Andrés.
Ilustración portada: Reco
