Regla de Tres

Café y cigarrillos

“Este es un libro melancólico, plagado de personajes a los que ronda la muerte, con historias que transcurren en grandes y viejas mansiones…”

Uno de los escritores a los que le hemos dado seguimiento puntual en esta columna es Ferdinand Von Schirach (Múnich,1964), escritor y abogado alemán perteneciente a una familia de juristas que se remonta cuatro siglos atrás. Su linaje tiene la peculiaridad de ser “la única familia europea -o al menos eso me ha dicho mi tío-, cuyos miembros han publicado, generación tras generación, cuando menos un libro” (dicho en una entrevista por el autor).

Durante muchos años se dedicó a litigar, ejerciendo su profesión como abogado, defensor y jurista, hasta convertirse en una figura ampliamente reconocida dentro del gremio legal en su país.

Ferdinand no iba a ser menos en la estirpe familiar, y a los 45 años comenzó su carrera como escritor casi por casualidad. Ha confesado que padecía insomnio y que, en una de esas noches, cansado de aburrirse en la cama se sentó frente al escritorio y comenzó a escribir su primera obra, Crímenes. Esta se compone de once relatos basados en algunos de sus más de setecientos casos penales. A esta obra le siguió dos años después Culpa, también basada en casos llevados por él. Posteriormente publicó El caso Collini, su primera novela, que trata sobre un caso real de los años sesenta en Alemania. Tanto Crímenes como El caso Collini ya los hemos reseñado en esta columna.

Ferdinand, además de provenir de una familia de juristas, tiene un “ilustre” antepasado: su abuelo Baldur Von Schirach, quien fue enjuiciado en Núremberg por su conocimiento sobre los planes para llevar a cabo la “Solución Final” al “problema judio”. Fue líder de las Juventudes Hitlerianas y, por todo ello, pasó varios años en la prisión de Spandau. Al final de su vida se retiró a una finca en el sur de Alemania, donde retomó el contacto con sus hijos y nietos. Uno de los cuales era el pequeño Ferdinand, que tuvo la oportunidad de conocerlo y tratarlo entre los dos y los seis años de edad.

Hoy vamos a recomendar su más reciente obra Café y cigarrillos (2025, Penguin Random House). Sin duda, esta es la obra más íntima y personal de este gran escritor alemán. Es un libro compuesto por cuarenta y ocho relatos numerados, sin título. Son relatos breves, de unas cuantas páginas; algunos, por su concisión parecen más un haikú que un cuento en sí. En esta obra el autor navega entre la realidad y la ficción, dejando al lector la tarea de descubrir cuál es cuál. Hay múltiples pasajes autobiográficos, y todo el libro está imbuido por el eterno leitmotiv que recorre su obra: el añejo conflicto entre la ley y la justicia, y las implicaciones éticas del ejercicio de la profesión jurídica.

Al adentrarnos en la lectura de las historias de este libro, descubrimos la gran paleta de colores que conforma la sociedad alemana de la posguerra, una sociedad que el autor ha conocido a lo largo de su carrera como abogado. Así, leemos la historia de un niño que vive en un orfanato enclavado en lo más profundo de la Selva negra, viviendo su solitaria niñez con una extraña condición que le hace percibir colores en la escritura, los olores y los sabores. Esta peculiaridad lo convierte en un ser melancólico y depresivo, con una actitud irónica y desencantada ante la vida. En otra historia, el autor nos habla de cómo una relación de pareja de muchos años, teñida por el aburrimiento y el rencor, desemboca en un crimen atroz. También nos narra la historia de tres jóvenes abogados, amigos entre sí, que inician su carrera en los años setenta, dueños de personalidades y enfoques políticos divergentes. Llegan a ser grandes figuras de la vida pública y del mundo legal en Alemania, pero terminan enfrentados en los tribunales.

En estas historias se entremezclan lo monstruoso con lo intrascendente. Así, podemos encontrar un relato de juventud del autor sobre la feliz época que vivió como habitual de los cafés de París, u otro en que nos narra la historia del último ejecutado en la guillotina en Alemania. También, hay espacio para narraciones que rozan el realismo mágico, como la de un condenado a muerte que se salva en el último momento y lanza una maldición a todos los miembros del jurado que lo condenaron.

A pesar de ser un libro que no pasa de las 150 páginas, el autor -entre bocanadas de humo y sorbos de café- nos presenta, con una economía de palabras que solo se alcanza con el pleno dominio del oficio de narrativo, una multitud de historias tristes, absurdas e irónicas. A través de ellas retrata una Alemania que emerge de sus culpas y pecados de guerra, buscando reconstruir su maltrecho sistema de justicia, aún cargado con el peso del nazismo. Después de todo, el propio abuelo del autor fue un nazi condenado.

Otro aspecto a destacar son los pasajes en los que, con ejemplos de casos reales, el autor reflexiona sobre la falibilidad de la justicia. Incluso se permite filosofar, equiparando a los “procesos penales” de cada país con las elecciones, ambos como aspectos determinantes de la calidad de la democracia en una nación.

Este es un libro melancólico, plagado de personajes a los que ronda la muerte, con historias que transcurren en grandes y viejas mansiones, en bosques oscuros y tupidos. Relatos que, en su brevedad, transitan por distintos géneros: autobiográfico, thriller, noir e incluso el de denuncia social . 

Por todo ello, Ferdinand Von Schirach es hoy por hoy un referente en la literatura europea. Si no han leído sus otras obras, esta es una excelente puerta de entrada a su oscuro y peculiar universo.


Deja tu comentario