Regla de Tres

Bodkin

“Una vez instalados en el pueblo, están ansiosos por conocer el lugar donde desaparecieron las tres personas durante la celebración del ´día de los muertos´ varias décadas atrás…”

Estaba convaleciendo de Covid, que es una forma muy rara de pasar las vacaciones. Medio aburrido, me puse a buscar una película o serie ligera que me hiciera más llevadera la situación. Descubrí en Netflix un posible candidato que me llamó la atención por ser un programa de Irlanda y parecer tranquilo, con solo siete capítulos, nada de esos interminables culebrones turcos de 254 episodios. Así que hoy, en esta Zona Oscura, vamos a hablar de una serie de televisión. Lo haremos porque es una buena mezcla de thriller y comedia negra.

Dove es una periodista de investigación que trabaja para un diario en Londres. Investiga un caso de corrupción en las altas esferas del gobierno cuando su principal testigo se suicida en un arranque de pánico. Dove comete el error de robar la computadora de la víctima, que contiene información muy valiosa sobre el caso, lo que enfurece a su editor y, sobre todo, a las autoridades británicas. Así, Dove queda «quemada» y le recomiendan que asuma una posición discreta mientras se calma la situación. Ante su negativa, el periódico le asigna un caso en su natal Irlanda, donde deberá acompañar a un famoso podcaster estadounidense que se dedica a crear programas de true crime. Este ha realizado un convenio con el diario para “investigar” la desaparición de tres personas en la zona rural de Irlanda y producir un episodio del pódcast.

Siendo ella irlandesa, tal vez pueda ayudar a darle profundidad al trabajo del yanqui…

Dove odia esa forma de “periodismo”; de hecho, ni siquiera considera que esa actividad sea digna de tal calificativo, pero ante la perspectiva de una demanda del gobierno británico, accede a regañadientes.

Se encuentra así en lo profundo de un pueblo de la República de Irlanda, Bodkin, acompañada de Gilbert, el podcaster estadounidense, y Emmy, una chica muy joven e inexperta, contratada como investigadora y productora del programa. Juntos deberán aclarar el misterio de las desapariciones ocurridas dos décadas atrás. Desde el inicio, se produce un encontronazo entre los tres personajes: el gringo, con toda su carga de fama y su idiosincrasia estadounidense; una inexperta e ingenua Emmy, que se deja deslumbrar fácilmente por la aparente fama de Gilbert; y el enojo nada disimulado de Dove.

Emmy contrata los servicios de Sean O’Shea como chofer y guía, un joven de origen rumano que vive en Bodkin y que parece conocer a todo el mundo. Una vez instalados en el pueblo, están ansiosos por conocer el lugar donde desaparecieron las tres personas durante la celebración del “día de los muertos” varias décadas atrás. Pero la fama del pódcast, que parece ser bien conocida en el pueblo, choca con un pacto de silencio entre los habitantes, como si estuvieran dispuestos a ocultar a cualquier costo lo que sucedió…

Dove, una periodista implacable y dura, sospecha que allí se encuentra un verdadero misterio, pero muy alejado de la simple desaparición que el pódcast busca: el silencio le dice más que las palabras.

Pronto, todos en el pueblo se ven envueltos en una historia muy compleja que va entrelazando la vida de sus aparentemente tranquilos habitantes y su pasado, ligándose inexorablemente a la historia personal de nuestros tres protagonistas: muertes, desapariciones, abandonos, traumas que son las losas que todos en Bodkin cargan. Y detrás de todo, la desaparición de tres personas sin dejar rastro alguno. A medida que van conociendo más y más, comienzan a darse cuenta de que lo que creían un caso durmiente está más despierto que nunca.

Bodkin es una serie corta, repleta de humor negro, drama y misterio. Nada allí es lo que parece. La serie aprovecha una historia muy atractiva para ir develando la imagen folclórica del estadounidense, la cantidad de mitos y creencias populares, el impacto de la economía tecnologizada de Irlanda en su población rural, las cicatrices de la religión católica con sus miles de casos de monjas delincuentes, los traficantes de todo tipo y los refugiados de la guerra de Irlanda del Norte. La combinación funciona de maravilla para un maratón en el que de una sentada verás la serie completa.

Luego me enteré de que la serie no es irlandesa, aunque el paisaje y los principales autores sí lo son. En realidad, es una producción de los Obama, que ahora están haciendo dinero fuera de la política. Y creo que acertaron, pues la serie cuenta con muchos fans (un 80 por ciento de aceptación del público y un 4.1 sobre 5 de calificación en Rotten Tomatoes), y al parecer habrá una segunda temporada. No se la pierda; es una buena forma de desintoxicarse de las vacaciones…


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