“El volumen lo componen diez relatos o novelas cortas que fueron escritos entre 1928 y 2002, con lo más representativo e impactante del american noir, de acuerdo a la selección que hicieron los editores.”
Gerardo Pérez Escutia
Zona Oscura
El género negro o “la República secreta de la perversión”, como le llama James Ellroy, tuvo su época dorada durante la posguerra, a finales de los cuarenta y cincuenta del siglo pasado, tanto en literatura, con las novelas hard-boiled, como en el cine noir propiamente dicho. Todos recordamos películas en blanco y negro, plagadas de mujeres fatales, gángsters malvados y detectives duros, pero de una moralidad y ética inquebrantables, que poblaron las pantallas y catapultaron a estrellas como Edward G.Robinsono y Humphrey Bogart en historias oscuras y sórdidas, siempre sin final feliz.
En la literatura noir, no todo se trataba de detectives y gangsters: los autores nos presentaban historias existenciales, pesimistas, de gente moralmente cuestionable condenada a la desesperanza, reflejando en sus páginas las contradicciones de la época en la que se desarrollaban, desde la depresión generalizada por el “crack del 29”, hasta el auge de la delincuencia que acompañó al boom de los grandes grupos criminales, y la corrupción policiaca que creció junto con las grandes urbes norteamericanas, todo en un clima violento, triste y amoral.
En este entorno surgieron los grandes maestros del género noir norteamericano. En esta entrega de Zona Oscura vamos a recomendar una de las mejores antologías que se han escrito, una compilación de relatos que por su factura ya son considerados clásicos de la novela negra. Se trata de American Noir (Navona Editorial, 2014). Una edición de James Ellroy y Otto Penzler.
El volumen lo componen diez relatos o novelas cortas que fueron escritos entre 1928 y 2002, con lo más representativo e impactante del american noir, de acuerdo a la selección que hicieron los editores. Cada relato viene precedido de una breve semblanza del autor y proporciona datos que nos dan pistas del entorno cultural en el que se ubican las historias, esto nos brinda un amplio contexto que hace muy placentera su lectura.
Los relatos son: “Pastorale”, de James M.Cain (1928); “¡Muere!, dijo la dama”, de Mickey Spillane (1953); “Un profesional”, de David Goodis (1953); “Para siempre jamás”, de Jim Thompson (1960); “Lenta lentamente al viento”, de Patricia Highsmith (1979); “Desde que no te tengo”, de James Ellroy (1988); “Infiel”, de Joyce Carol Oates (1997); “Como un hueso en la garganta”, de Lawrence Block (1998); “Quedarse sin perros”, de Dennis Lehane (1999), y “Cuando las mujeres salen a bailar”, de Elmore Leonard (2002).
Todas las historias en esta antología carecen de “luminosidad” o “comicidad” alguna, si hay algún destello de humor en ellas, siempre será “humor negro” e involuntario; en todas hay crimen y ambigüedad moral. Así, se nos presenta en “Pastorale” un crimen particularmente grotesco, en un pueblo perdido de la “América profunda” donde los protagonistas son seres olvidados y miserables, damnificados de la gran depresión que, como ovejas en el matadero avanzan hacia su muerte; “¡Muere!, dijo la dama”, es una historia de venganza, una historia cuyos motores son la envidia y la codicia, que se transmutan en un relato lleno de vueltas de tuerca narrativas, que nos brinda un final totalmente inesperado. “Un profesional”, este relato trata de lealtad, de la importancia de los códigos no escritos en el hampa, y como todo se subordina a ellos, también es una historia de amor trágico.
“Para siempre jamás”, se centra en el infierno de un matrimonio aburrido, carcomido por la rutina y el abandono, donde el crimen se convierte en la única salida posible, y al final, todo se tuerce en un macabro colofón de la historia. “Lenta, lentamente al viento”, es una historia sosegada, se enfoca en el carácter de los personajes, y el crimen aparece casi como consecuencia inevitable en un relato donde los prejuicios sociales rigen la vida de los protagonistas; también refleja el choque cultural entre una Norteamérica tradicionalista y la generación rebelde de finales de los sesenta y la década de los setenta. “Desde que no te tengo”, esta historia se desarrolla en Los Ángeles de los años cuarenta; por sus páginas pasan Howard Hughes, algunas estrellas de cine de la época, y gángsters famosos que hicieron sus fortunas al amparo de un Hollywood decadente y corrupto, el protagonista principal es un ex policía que sirve a dos amos, al magnate Hughes y al gangster Mickey Cohen, ambos se enredan con una rubia espectacular en un “tour de force” pasional que por necesidad termina mal. Una historia con todo el sello de los relatos de James Ellroy, minuciosa, oscura y amarga.
“Infiel”, para mí el mejor relato del libro, de la pluma de la gran Joyce Carol Oates. Esta historia por demás opresiva, sucede prácticamente en su totalidad en una granja perdida del Mid West, los protagonistas son una familia de granjeros que cargan con un estigma por décadas, una historia donde el peso agobiante de la religión y la culpa determinan la vida de los protagonistas, los personajes son dibujados con tinta indeleble por la autora y se quedan marcados en la memoria por mucho tiempo, una pequeña obra maestra.
“Como un hueso en la garganta”, nos introduce en el universo carcelario de EUA y en las complejas relaciones que se establecen entre victimarios y víctimas, una historia que indaga profundamente en la psicología de los convictos condenados a penas altas, y en su búsqueda de una redención imposible. Es un relato muy crudo, con una gran carga sexual y con un final apabullante.
“Quedarse sin perros”, este relato de Dennis Lehane acontece lejos de su amado Boston, donde ha ubicado casi toda su obra, la tragedia medular de esta historia sucede en un pueblo perdido del profundo sur norteamericano. Tres amigos regresan de Vietnam a su pueblo natal, se encuentran con un lugar aburrido y moribundo, del que todos los que aún viven ahí quieren escapar, ellos cargan con sus traumas de guerra y les cuesta mucho rehacer su vida en un entorno bucólico y opresivo. Una historia cargada de soledad y frustración, que nos habla de envidias, ilusiones perdidas y fatalidad, en un ambiente agobiante y húmedo donde casi inevitablemente aparece el crimen como catalizador de la hoguera existencial de los protagonistas.
“Cuando las mujeres salen a bailar”, trata de dos mujeres colombianas que llegan como “novias por correspondencia” al sur de Florida. Su choque con una realidad que no esperaban y con la violencia de sus parejas, es un relato sencillo, enfocado en el choque cultural y en el abuso de las mujeres vulnerables. Como buen relato negro, tiene su buena dosis de crimen y de misterio.
Es una selección de historias impecable que hace las delicias de cualquier amante del género noir. Se lee prácticamente de una sentada, pues cada relato nos hace querer leer ávidamente el siguiente, para ver si supera al anterior.
Muy recomendable.
Ilustración portada: Luna Monreal