“En nuestro país, el tema no es cosa menor, pues se trata del principal socio comercial de México.”
Francisco Viveros Dávalos
Vivero de Ideas
Con el regreso de Donald Trumpa a la presidencia de Estados Unidos, las agendas de la extrema derecha han vuelto a la escena internacional. Proteccionismo económico, duras políticas contra la migración, discursos de odio y una guerra librada contra el enemigo imaginario de apellido Woke, son aspectos que caracterizan a estos políticos no solo en Norteamérica, sino en América Latina y el continente europeo. El presente Vivero de Ideas estará dedicado entonces a estas prácticas de la ultraderecha -que algunos analistas también han denominado como populista-.
En lo que se refiere a los aranceles impuestos por el presidente estadunidense a México, Canadá y China, existen tanto amenazas como oportunidades para varios de los implicados. Para el gigante asiático, quizá se trate de una broma de mal gusto, pues ha sido tal su incursión en América Latina en el último decenio, que fácilmente podría buscar nuevos aliados en la región. En Canadá, por su parte, la noticia tampoco cayó bien, e inmediatamente fueron retirados productos estadunidenses de anaqueles en supermercados, acompañados por un duro discurso del saliente primer ministro Justin Trudeau.
En nuestro país, el tema no es cosa menor, pues se trata del principal socio comercial de México. Sin embargo, en un escenario cada vez más adverso para un intercambio con nuestro vecino del norte, y frente a la incertidumbre de la renovación del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), es necesario expandir nuestras fronteras. En este sentido, no descartaría la invitación del mandatario brasileño para estrechar lazos con el bloque que conforma con Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS).
Es oportuno señalar que la presidenta de México Claudia Sheinbaum, así como los miembros de su gabinete, requieren de todo el apoyo de los mexicanos. Este no es momento para la aparición de posturas mezquinas como las de Lily Téllez o Alejandro Alito Moreno, que insisten en atacar sin sentido al Gobierno de México.
Por otro lado, en materia migratoria, es indignante el trato que le da el gobierno republicano a miles de personas provenientes de Centro, Sudamérica y el Caribe, como también lo es en Europa con los migrantes provenientes de los continentes africano y asiático. Si bien es cierto que algunos actos delictivos son cometidos por personas con ascendencia extranjera, es una irresponsabilidad pretender que todos los migrantes por igual van a tener esas actitudes.
También es preocupante el bloqueo de lugares por donde pasan estos flujos migratorios, pues se están vulnerando los derechos humanos de los migrantes: se exponen a condiciones de inseguridad, padecen discriminación en los sitios donde permanecen varados, e inclusive, pueden ser objeto de tráfico de personas o reclutados por el crimen organizado.
La reaparición de discursos de odio también es muy lamentable. Prueba de ello es el bochornoso episodio diplomático que protagonizó el residente de la Casa Blanca, al humillar y chantajear a su homólogo ucraniano. La manera del presidente argentino Javier Milei de conducirse con sus vecinos, también deja un sabor amargo. Incluso en Brasil, simpatizantes del ex presidente Jair Bolsonaro produjeron comentarios desafortunados hacia el elenco ganador del Oscar por la producción cinematográfica “Aún estoy aquí”.
En cuanto a la salida de Estados Unidos de los Acuerdos de París y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ésta última replicada por el mandatario argentino, ratifican la ignorancia y el desprecio por el conocimiento científico por parte la extrema derecha, pues lo que está en juego no es el ego de sus dirigentes, sino el bienestar de los ecosistemas del planeta y la atención a la salud de la población. En el campo ambiental, la nación norteamericana sale muy mal parada, al ser el país que más contamina y más recursos naturales demanda.
En síntesis, estas posturas recalcitrantes de mandatarios de extrema derecha, que se cobijan bajo el apodo de “patriotas”, en efecto están cambiando el curso de la economía global, pero al mismo tiempo, están amenazando, sobretodo, la garantía de los derechos humanos y protección del ambiente en sus respectivos países.
Ilustración portada: Reco
