Regla de Tres

Ocho asesinatos perfectos

“Concluye que alguien está tomando como modelo los crímenes literarios narrados por él y está cometiendo asesinatos reales basados en ellos.”

Malcolm Kershawtoda su vida ha sido librero y actualmente es dueño de“Los viejos demonios”, una pequeña librería especializada en suspense, novela negra y thriller. En su local, maneja tanto libros nuevos como “de segunda mano”. Enclavada en el barrio de Chelsea, en Boston, la librería sobrevive al embate de Amazon, gracias a clientes fieles, a coleccionistas y a presentaciones esporádicas de autores.

A estas alturas de su vida, viudo y solo, su única compañía es su gato Nero. Malcolm ya no lee novela negra; tiene sus razones, que no le confiesa a nadie, pero lo disimula bien, manteniendo su aura de erudito. Continúa actualizando su blog sobre novelas de misterio, del género ya solo lee reseñas, o lo que se publica en otros blogs.

Malcolm tiene un socio capitalista del negocio, Brian Murray, un viejo escritor de thrillers que solo pasa de vez en cuando por la librería, siempre que hay alguna presentación o para invitar a Malcolm a tomar algún “Scotch” caro de su colección.

Completan el staff de “Los viejos demonios”, Emily, una joven algo taciturna y solitaria, Brandon, el encargado del turno de la tarde y Nero, el gato pelirrojo que por sí mismo ya es un imán e identidad para los clientes habituales de la librería.

Boston atraviesa un invierno particularmente crudo. “Ese día”, a pesar del pronóstico de nevadas, Malcolm decidió abrir la librería. Después se preguntaría por qué lo hizo, pues las calles estarían vacías y nadie se pararía por el negocio. Sin embargo, al no tener algo mejor que hacer, la inercia lo llevo a abrir. Esta decisión precipitaría los acontecimientos que cambiarían dramáticamente su plácida y aburrida vida.

En esta ocasión, nos place recomendar en esta Zona Oscura de Regla de Tres, Ocho asesinatos perfectos (Editorial Siruela, 2021), de Peter Swanson (Concord, EUA, 1968), autor de siete novelas traducidas a más de treinta idiomas.

Peter Swanson

Esa fría mañana de febrero, Malcolm recibió una llamada preguntando directamente por él. Su interlocutora se identificó como la agente especial Gwen Mulvey del FBI, quien le inquirió si podía pasar a verlo, pues quería hacerle algunas preguntas. Malcolm aceptó intrigado, y a los pocos minutos tenía a la agente Mulvey frente a él.

La agente Mulvey le pidió su asesoría de manera confidencial, ya que en los últimos meses ha habido una serie de asesinatos en la región que parecen estar ligados entre sí. Presentan algunas coincidencias en los nombres de las víctimas y en algunas pistas que han sido enviadas a la policía, en una suerte de juego del gato y el ratón entre el asesino y los investigadores. La agente es ávida lectora de thrillers, y reconoce en Malcolm un experto en ese tipo de literatura, por lo que decidió buscarlo. Ahora está ahí, en “Los viejos demonios”, mostrándole “off the record” los expedientes para ver si él los puede relacionar con alguna obra, y si esto les pueda dar alguna pista para refrescar la investigación y dar con el o los asesinos.

Malcolm recuerda que la primera entrada de su blog, cuando comenzó a trabajar en la librería -quince años atrás- se llamaba “Ocho asesinatos perfectos”. En ella, se refería a obras clásicas de la literatura negra en las cuales, a su criterio, se cometieron “asesinatos perfectos”. En dicha lista incluyó obras de Agatha Christie, James M. Cain, Patricia Highsmith, Donna Tartt entre otros.

Al leer el resumen de los casos que le dejo la agente Mulvey, se estremece al encontrar significativas coincidencias entre algunos de los crímenes narrados en su blog con los casos que le llevó la agente especial. Concluye que alguien está tomando como modelo los crímenes literarios narrados por él y está cometiendo asesinatos reales basados en ellos. Esta certeza, también lo hace revivir los trágicos sucesos en que perdió la vida su esposa Claire, lo que él hizo llevado por el dolor de la pérdida, y los cabos sueltos que quedaron después de la tragedia.

Malcolm se pone en contacto con la agente, decide ayudarla en la sombra con su investigación, sin saber que está abriendo la caja de Pandora de sus “viejos demonios”. Al no tener un sospechoso en firme, deciden llamarle “Charlie” y comienzan la investigación. 

Al principio, todo son conjeturas y callejones sin salida, hasta que una noche, al entrar Malcolm a su blog, ve con sorpresa que “Charlie” le ha dejado un mensaje.

A partir de este momento tenemos un relato que se va abriendo paso a través de todos los recursos de la novela negra: tensión, vuelcos narrativos, personajes ambiguos, crímenes que se acumulan, y todo ello teniendo como trasfondo a los autores clásicos del noir. Los diálogos, en su mayoría, siempre están haciendo alusión a alguna obra del género, comparando, descartando, previendo lo que va a pasar. Mientras tanto, la investigación se complica endemoniadamente al entrar en escena otros personajes, actuales y del pasado de Malcolm, lo que da un vuelco a la historia, involucrando a Claire, su esposa muerta, y su peculiar biografía.

El autor crea una atmósfera claustrofóbica y totalmente noir. Se nota su expertise y amor por la novela negra. A la par que la trama se desarrolla y se vuelve cada vez más intensa, nos hace repasar a los principales autores del género, quienes como buenos clásicos, ya escribieron y plantearon todas las intrigas posibles. Todo esto lo hace de una manera muy natural, sin forzar ni estirar la historia, sino más bien dándole solidez, carácter y profundidad.

Como toda novela negra que se precie de serlo, la historia nos brinda un desenlace totalmente imprevisible, y a la vez, (cuando se nos revela) totalmente lógico, que deja plenamente satisfecho a cualquier amante del género. A su vez, esta obra, como pocas, nos abre la puerta a leer o releer a los clásicos de la Novela Negra, ya que además, al final del libro, nos comparte una lista de todas las obras y autores mencionados en la trama.

Sin duda, es una novela que debe ser leída por cualquier amante del misterio, y si no lo son, es un buen principio para llegar a serlo.


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