Regla de Tres

Aroma de crimen

“La madre de Cristian José insiste ante la policía que su hijo fue asesinado y que la nefropatía fue solo una forma de disfrazar un crimen…”

Presentamos en esta Zona Oscura, un subgénero que está causando sensación entre los aficionados al noir y, desde luego, a un subgrupo de estos que, además, adora la buena cocina. Nos referimos al Gastro-thriller, un estilo que combina la novela negra y la transformación de los alimentos. Ahora continuamos con otro autor reciente, también del mundo de la cocina, donde ha publicado varios libros: estamos hablando de Xabier Gutiérrez.

De este autor ya tenía algunos libros, como Recetas sencillas para novatos y cocinillas del laboratorio ArzakPintxos, tapas y banderillas y Cocinar lo menos posible, todos ellos famosos entre los aficionados a cocinar, incluso merecedores de premios. Ha escrito 17 libros de cocina y se define como escritor-psicólogo-cocinero-pensador. Hasta hace poco conocí su vertiente negra y debo decir que me encantó, tanto como sus textos de cocina.

Conocí su tetralogía Los aromas del crimen, formada por: El aroma del crimen (2015); El bouquet del miedo (2016); Sabor crítico (2017); y De entre el humo (2019). Todas ellas publicadas por Editorial Destino. Ahora voy a platicarles del primero y les invito a leerse todas, valen mucho la pena.

En El aroma del crimen nos presenta al inspector Vicente Parra, oficial de la Ertzaintza, la policía autonómica del País Vasco. A Parra le son asignados dos casos, uno por la “aparente” muerte natural por complicaciones renales de Cristian José, bedel de una universidad, y el otro, claramente un asesinato, en la persona de Elena Castaño, una diseñadora de moda muy famosa, en un aparente robo en su domicilio.

La madre de Cristian José insiste ante la policía que su hijo fue asesinado y que la nefropatía fue solo una forma de disfrazar un crimen. En el caso de Elena Castaño, la violencia ejercida no coincide con el monto del robo, lo cual hace sospechar una escenificación.

El inspector Vicente Parra se centra en demostrar que hay motivos para reabrir la investigación de José, pero para ello debe conocer a la víctima y encontrar elementos de sospecha en un caso aparentemente ya resuelto. Parra no puede imaginar que ambos casos tienen un hilo conductor y ese es la cocina…

Vicente Parra está convencido, como más de media Europa, que la comida es solo un acto de necesidad, que comemos para seguir tirando, pero tanto da qué se coma, mientras alimente, un mero trámite que hay que cumplir obligatoriamente. Su hijo está estudiando para chef, pero él no logra captar la pasión de los fogones y, por lo tanto, le cuesta establecer las conexiones necesarias para mirar los casos desde otra óptica. Esto lo irá entendiendo a medida que va conociendo, de la mano del escritor de la novela, cada uno de los personajes que confluyen en el mundo de las víctimas.

¿El mundo de la alta cocina es tan turbio? Leyendo el libro nos vamos enterando de lo que se teje alrededor: las presiones, las pasiones, las envidias y la lucha sin cuartel por destacar. En ese lugar se puede llegar a cualquier extremo y Parra, con su gusto chato, deberá hilar muy fino, en un proceso que terminará transformándolo también a él.

Es evidente que el autor goza en describirnos cada plato, cada ingrediente, la innovación y la tradición, y con ese precisismo nos va lanzando a comprender las complejidades de ese mundo y plantear nuestras propias hipótesis.

Estamos ante el inicio muy potente de una serie que seguro despierta nuestros apetitos, de lectura y de comida. A mí se me antoja un Txacolí al tiempo que me guiso unas kokotxas en salsa de cilantro… anímese, seguro le encantará.


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