“Carl comienza a indagar sobre el caso de la desaparición de Merete; conforme avanza, se da cuenta de las inconsistencias y omisiones en la investigación original…”
Gerardo Pérez Escutia
Zona Oscura
Carl Mørck ya no es lo que era antes, un exitoso y experimentado agente de la Policía Criminal de Copenhague, su elegante y estilizada figura ya no es motivo de orgullo para él, su ánimo no puede ser más fúnebre. Después de un tiempo de estar de baja, por recuperación de las heridas recibidas en un fallido operativo policiaco, en el que casi pierde la vida, y en el que lamentablemente murió su compañero Anker, además de que Hardy (su otro compañero), quedó paralizado del cuello para abajo, tiene una semana que se ha reincorporado a su antiguo puesto en la brigada de homicidios, y ya sus compañeros no lo soportan. A su habitual talante rebelde y desordenado se suma un nuevo desapego total a normas, horario y jerarquías, el entusiasmo que antes le provocaba su trabajo ha cedido paso a una actitud desencantada, indolente y cínica.
Marcus Jacobson, el jefe de homicidios, está a punto de enfrentar un conato de motín en su departamento, pues nadie quiere trabajar con Carl, que vuelve locos a sus compañeros; tiene que tomar una decisión sobre su destino, pues el dilema es que hacer con su subordinado, que pese a todo es un excelente investigador, pero su presencia amenaza la estabilidad de todo el departamento donde ya no lo soportan, y se lo han hecho saber.
La solución le llega providencialmente a Marcus, pues recibe inesperadamente una partida económica especial para su departamento, producto de movimientos de políticos que buscan congraciarse con la ciudadanía. Se propone la creación del departamento Q, especializado en casos fríos que tienen años sin resolverse, y decide que este es el lugar perfecto para Carl, así podrá trabajar aislado del resto de sus compañeros, y podrá desplegar a su aire sus magníficas dotes de investigador.
Estas son las premisas con las que inicia el libro que recomendamos en esta ocasión, se trata de La mujer que arañaba las paredes (Maeva Ediciones, 2011) de Jussi Adler-Olsen (Copenhague, 1950).
Jussi Adler-Olsen es un exitoso autor danés, especializado en novela negra, es famoso por sus novelas de la serie del Departamento Q. de la cual La mujer que arañaba las paredes fue la primera en salir, y en dar a conocer al investigador Carl Mørck.
Carl es confinado al sótano de la sede policial, le asignan una oficina y los mínimos elementos básicos para su nuevo departamento, también recibe un fajo de expedientes polvosos para comenzar a trabajar. Carl no tiene la menor intención de hacerlo y prefiere pasar la mayor parte de su tiempo dormitando o visitando a su amigo Hardy en el “Hospital de lesiones de la médula”, tratando de reanimarlo un poco, lo que no consigue, peor aún, Hardy le pide que termine con su “miseria” de estar condenado a la parálisis el resto de sus días. Todo esto sume a Carl en un ánimo culpigeno y funesto, y se siente totalmente impedido de iniciar con su nuevo trabajo.
En esas cavilaciones está en su oficina del sótano, cuando recibe la visita de Assad quien es el “asistente” que le asignaron en el departamento, un robusto y pequeño inmigrante sirio de edad indefinida, que resulta tener varias “virtudes” inesperadas, es limpio, metódico y muy observador, como tiene mucho tiempo libre, se pone a leer los expedientes que Carl aún no abre, y comienza a hacer preguntas.
Entre los expedientes de casos sin resolver encuentran uno que en su momento fue escándalo nacional, el de una exitosa miembro del partido demócrata, Merete Lynggard, quien desapareció misteriosamente en un transbordador que iba de Dinamarca a Alemania cinco años atrás, nunca se encontró su cuerpo y el caso se archivó como presunto suicidio sin haber tampoco ningún indicio de ello, ya que Merete era una estrella política en ascenso, guapa, muy atractiva, con un carisma apabullante y obviamente, nada apuntaba a esta posibilidad.
A regañadientes, Carl comienza a indagar sobre el caso de la desaparición de Merete; conforme avanza, se da cuenta de las inconsistencias y omisiones en la investigación original, lo cual, al hacérselo saber a Marcus su jefe, lo enemista aún más con sus compañeros que llevaron el caso. En las visitas que Carl le hace a Hardy en el hospital, lo va poniendo al tanto de la investigación, un poco para tener algo que platicarle y alejar de su mente la petición que le había hecho, y para aprovechar las enormes capacidades deductivas que lo caracterizaban.
Poco a poco va surgiendo una historia por demás extraña, al parecer Merete tenía una segunda vida de la que prácticamente nadie sabía, encuentran muchos cabos sueltos de la investigación original, mismos que se retoman ahora que se revivió el expediente, Assad contribuye significativamente a la investigación con su capacidad de observación y dotes deductivas. El ayudante y “mil usos” de Carl demuestra habilidades inesperadas en un inmigrante promedio, lo que le hace preguntarse acerca del misterioso pasado en el medio Oriente de su colaborador.
La narración se desarrolla en 2 tiempos: en el 2002 cuando la desaparición de Merete y en el 2007 cuando sucede la nueva investigación, surgen multitud de personajes que enriquecen la historia y atraviesan tangencialmente otras investigaciones, particularmente la que indaga sobre el tiroteo en el que murió el compañero de Carl y Hardy quedó cuadripléjico.
El estilo de la novela se siente a caballo entre la novela negra escandinava, a la manera de Stieg Larsson, y la novela negra francesa, recordándonos en particular las obras de Franck Thilliez o de Pierre Lemaitre, compleja, vertiginosa, a ratos sórdida, pero sobre todo muy bien documentada y verosímil. El autor desarrolla una galería de personajes atormentados en situaciones límite, y también, en magnífico contrapunto, los muestra en su cotidianidad, dándoles una dimensión y solidez realista y empática.
Una novela en la que aparece por primera vez un personaje que llegó a ser arquetípico del noir nórdico, Carl Mørck, quien con esta obra inaugura una de las sagas más exitosas del género, la de “los casos del departamento Q”. Una historia impactante y vertiginosa, con una trama compleja y adictiva. Muy recomendable.
Ilustración portada: Luna Monreal