Regla de Tres

Represión, el mismo lenguaje para Arantepacua

Un chorro de agua a presión salió de los balcones de Palacio de Gobierno, directo contra los comuneros y sus familias que protestaban, luego vinieron los gases

A siete años de la masacre de Arantepacua, municipio de Nahuatzen, en que fueron asesinados cuatro comuneros, torturados más de 48 y hubo incontables heridos, las y los habitantes de la localidad protestaron este 5 de abril para exigir justicia. Como respuesta, fueron rociados con gas lacrimógeno afuera de Palacio de Gobierno.

“¡No ha habido reparación del daño!”, fue la consigna desde las 11:00 horas en Casa de Gobierno, donde comenzó la manifestación en exigencia de justicia.

Los manifestantes realizaron pintas, retuvieron vehículos de empresas privadas y dañaron inmuebles de instituciones públicas -como el Servicio de Administración Tributaria- en protesta por la impunidad tras la masacre de cuatro comuneros aquella fatídica noche.

Manifestantes frente a Palacio de Gobierno previo a a la represión | Fotografía: Dalia Villegas

La protesta llegó a Palacio de Gobierno alrededor de las 13:00 horas. Los comuneros teatralizaban un juicio político simbólico contra Silvano Aureoles Conejo, gobernador de Michoacán el año de la masacre; al entonces secretario de Gobierno -y a la fecha titular de la Fiscalía General del Estado (FGE)-, Adrián López Solís y a Juan Bernardo Corona, quien en 2017 encabezaba la Secretaría de Seguridad Pública.

Alrededor de las 13:49 horas, sobre un templete, los comuneros prendieron fuego a las botargas de Silvano, Adrián y Juan Bernardo, cuando un chorro de agua a presión salió de los balcones de Palacio de Gobierno, directo contra los comuneros y sus familias, entre quienes había niños, niñas, adultos mayores y trabajadores de medios de comunicación, además de transeúntes.

En respuesta, los comuneros arrojaron cohetones directamente contra las ventanas de Palacio de Gobierno, de cuyo interior fue dispersado gas lacrimógeno.

Enseguida, la confusión. El miedo, el pánico. Niños lloraban: “¡Mamá, no puedo ver, no puedo respirar! ¡Mis ojos, mis ojos!”

Dispositivo frente a Palacio de Gobierno | Fotografía: Dalia Villegas

A los pocos minutos, los comuneros se dispersaron entre las plazas Melchor Ocampo y de Armas. En cuestión de segundos, unos 200 elementos de la Guardia Civil salieron del edificio y se apoderaron del frente.

Después, desde las vallas de acero, los uniformados antimotines rodearon y blindaron el edificio. “¡Necesito que los tengan bien puestos, que nadie se raje!”, gritó el comandante a los antimotines.

Dos detenidos, personas heridas en ojos, fosas nasales y vías respiratorias, fue el saldo del arma gaseosa utilizada por los elementos de la Guardia Civil, de la Secretaría de Seguridad Pública, que bajo estas medidas de represión logró replegar a los manifestantes, quienes se retiraron del lugar una vez que les devolvieron a sus compañeros detenidos.


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