“Una decisión sostenida por todas las naciones llama a una transición para dejar atrás los combustibles. Durante los últimos años los resultados de las COP habían resultado un fracaso y no se alcanzaban consensos.”
Leonor Solís
Ecodepresión
Tras dos intensas semanas de negociaciones que se realizaron este 2023 en la COP28 en Dubai, la ciudad de Emiratos Árabes Unidos (EAU), más de 200 países que forman parte de la Conferencia Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC por sus siglas en inglés), aprobaron la mañana del 13 de diciembre un acuerdo en el que se aboga por “transitar” para “dejar atrás” los combustíbles fósiles, que será la referencia en el mundo para poder medir el avance de la acción climática en los próximos años.
Desde el 2018, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) planteó la urgencia en las acciones de esta década para no alcanzar el límite del incremento de temperatura planetaria de 1.5 por ciento, que nos lleva a efectos en cascada como los que ya vivimos hoy: el caso del huracán Otis, las bajas temperaturas que estamos viviendo estos días, sequías, inundaciones, incendios, olas de calor. Es decir la ciencia ha planteado ya dicha urgencia y por ejemplo, este año ha sido registrado como el más caliente en muchos años.
Sin embargo, es en las COP donde se negocian a nivel político las medidas que tomarán los gobiernos de los países de todo el mundo para hacer algo frente al cambio climático y allí es donde topamos con pared. Ha llevado 30 años, por ejemplo, el gran logro que se menciona en la mayoría de los medios este año, y es la sola mención de los combustibles fósiles en los acuerdos que se logran en estas cumbres. La cuestión es que dichos acuerdos requieren una aceptación consensuada por todos los países. Por eso lleva tanto tiempo que se logren cosas que posiblemente al resto de la sociedad nos parezcan prioritarias.
Es importante mencionar que cada palabra de este documento es revisada concienzudamente por los políticos y negociadores que analizan los intereses y los compromisos que representarán dichos acuerdos. Es por esta razón que algunos ven con optimismo que en el documento aprobado esta semana se aboga por “transitar” para “dejar atrás” los combustibles fósiles en “los sistemas energéticos de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, a fin de lograr el cero neto para 2050, de acuerdo con la ciencia.
El compromiso es un hecho sin precedentes, pues es la primera vez que se hace una referencia directa a los principales responsables de la crisis climática: al petróleo, al gas y al carbón. Durante más de tres décadas de acuerdos y negociaciones, estos combustibles no eran nombrados y los textos se centraban en las emisiones de efecto invernadero, pero evitando las referencias directas a la necesidad de reducir las fuentes que mayoritariamente los provocan, es decir, los combustibles.
Una decisión sostenida por todas las naciones llama a una transición para dejar atrás los combustibles. Durante los últimos años los resultados de las COP habían resultado un fracaso y no se alcanzaban consensos. Es por esta razón que John Kerry, el enviado especial para el cambio climático de EE UU, declaró que este era un resultado histórico en este tipo de citas, al resaltar el valor del multilateralismo en un momento de conflictos, como la guerra en Ucrania y en Gaza.
Opiniones contrapuestas
Lo cierto es que ante lo ocurrido en esta COP existen opiniones contrapuestas, algunas optimistas y otras más pesimistas. Por ejemplo, Simon Stiell, responsable del área de cambio climático de la ONU, declaró que “es el principio del fin de los combustibles fósiles”
Sin embargo, para otros la no inclusión en el texto de ningún compromiso explícito para eliminar o reducir gradualmente el uso del petróleo, gas o el carbón, ha despertado dudas en cuanto a su efectividad. Las presiones de grandes productores de petróleo como Arabia Saudita o Irak, pudieron contribuir a suavizar los compromisos.
Anne Rassmussen, la delegada de Samoa, un pequeño Estado de las islas del Pacífico que peligra por la elevación del nivel del mar, declaró que “el acuerdo contiene una letanía de lagunas jurídicas (…) Hemos logrado un avance gradual con respecto a lo habitual, cuando lo que realmente necesitábamos era un cambio exponencial en nuestras acciones y apoyo”, denunció mientras parte de los asistentes la ovacionaron de pie.
La científica climática Chole Brimicombe, del Centro Wegener para el Clima y Cambio Global, mencionó a la BBC que “la redacción del texto final de la COP no coincide con la ciencia y existe una preocupación real de que no alcancemos los objetivos”.
Finalmente, Manuel Pulgar-Vidal, de la World Wild Fund y presidente de la COP20 celebrada en Perú en 2020 dijo: “[está] claro que ocho años después del Acuerdo de París, todavía estamos muy lejos de limitar el calentamiento global a 1,5 °C y evitar los peores impactos de la crisis climática”, se lamentó.
Ilustración portada: Reco