El fundador de varías librerías y de la editorial Morevallado, es recordado como el hombre generoso y consecuente en su amor por el libro
Raúl López Téllez
En los años 70 del siglo pasado, una librería que ocupaba un pequeño local frente al Ayuntamiento de Morelia era atendida por alguien dispuesto al diálogo. Ya sea como disipador de dudas para encontrar el texto certero, la editorial, o derivar en conversar sobre… libros.
La librería se llamaba Ursus y la atendía Urso Silva López, quien falleció este viernes 14 de abril en Morelia.
Generoso, solidario, consecuente, son los méritos y la lección que deja en la opinión de quienes lo conocieron, tuvieron una cercanía con el incansable visitante a las ferias del libro, donde no sólo era expositor sino en muchas era invitado a ser parte de presentaciones de libros o paneles sobre la industria editorial o la promoción de la lectura.
Editor fundador de varias librerías, maestro en toda la extensión de la palabra, un hombre consecuente en su ideología marxista y generoso como uno de los rasgos humanos más altos en él representados, es el perfil que deja con su partida Urso Silva López, ocurrida este viernes en Morelia, la ciudad entrañable a la que destinó con sus ediciones el acercamiento a su historia, al igual que al estado y su cultura, como lo fue el hecho considerado épico para un editor fuera de instituciones o empresas privadas: imprimir La Relación de Michoacán en una edición facsimilar de notable factura.
“El hombre más bueno de Morelia”
José Mendoza Lara, poeta, editor y fundado de Jitanjáfora Editorial, que convivió con Urso y de quien aprendió el oficio, destaca que el legado del creador en su última etapa como editor de Morevallado, deja pendiente una evaluación y homenaje, con un innegable reconocimiento a quien ponderó siempre y en primer lugar “el trabajo, el trabajo, el trabajo”.
Urso Silva López “era el hombre más bueno de Morelia”, señala Mendoza Lara, entrevistado telefónicamente. “Seguirá siendo un paradigma, un arquetipo, la bondad, la bonhomía, la sinceridad, la generosidad, el compromiso, el oficio, la capacidad de trabajo; todos y cada uno de los errores que comete el ser humano, los cimentó, tenía una resiliencia enorme y es una grosería que haya fallecido a temprana edad, tendría como unos 75 años, tenía para vivir cien años, sobre todo la fortaleza anímica, espiritual…”.
Identifica en Urso Silva “a un protomarxista, los teóricos se quedan cortos, con otra capacidad de manejar la teoría, el conocimiento, la experiencia, porque lo aprendió de la chinga, del trabajo, en el trabajo obrero.”
“Él me enseñó que las reflexiones sobre el materialismo, además de la literatura de Maiakovski, de Makarenko, de Gorki, etcétera, pues venía del trabajo y la experiencia de los cajistas en el siglo XIX, los que formaban las pruebas de galera, los que levantaban la página tipo por tipo, eran los máximos expertos en el materialismo dialéctico en las primeras organizaciones marxistas de discusión, los más consecuentes y los más aguerridos.”
Silva fue un precursor, un promotor, “no un propagandista panfletario, de un marxismo proletario mucho muy consecuente, de muy elevados matices”, dice el autor de Poemas Membrillo. Recuerda que su relación con el maestro editor inicialmente fue un gesto de solidaridad al darle la oportunidad de trabajar en su editorial en un momento de dificultad económica.
“Al primer moreliano que conocí, fue a Urso Silva López, el primero que con el que platiqué”, indica el escritor oriundo de Camargo, Chihuahua. En aquellos años, los setenta del siglo pasado, dice que al arribar a la ciudad “un domingo por la noche y me alojé en un departamento ubicado frente al Ayuntamiento, al otro día, el lunes, dando vuelta a la izquierda me topé con la librería Ursus. Fue mi carnal mayor.”
Del paso de Urso Silva como librero, Mendoza señala que Silva fundó primeramente Ursus, luego La Fragua, después La Galaxia de Gutemberg, además de otro local que dedicó solamente a libros usados o colecciones, El Faro de Alejandría, y luego finalmente su empresa editorial, MoreVallado, por el cariño que le tenía a Morelia.
Tanto la Universidad Michoacana, el Gobierno del Estado, El Colegio de Michoacán, la Secretaría de Cultura de Michoacán, “todos los autores independientes, todos le debemos muchísimos favores a Urso, todos, no hay uno solo que no le deba un favor.”
Refiere que ante “su enseñanza ideológica, espiritual, de oficio, de bonhomía, yo creo que todos somos unos miserables comparados con Urso. Y Morelia no sabe que está de luto.”
Librero de viejo cuño y apasionador editor
“Don Urso Silva fue un hombre generoso, uno de esos libreros que hoy mucho extrañamos por su sapiencia y su enorme deseo de hacer llegar la cultura a la mayor cantidad de gente”, señala Mario Torres López, escritor e investigador del Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación.
“La primera vez que lo traté, atendía su librería enfrente del palacio municipal. Lo recuerdo bien porque nos preguntó de qué escuela veníamos. De Filosofía, le dijimos un entrañable amigo de entonces y yo: le afloró un dejo de alegría, supe posteriormente que era amigo y después editor, de Severo Iglesias, quien recientemente había dejado de ser director de aquella escuela”, señala en referencia a la Librería Ursus.
“Muchas veces volví a visitarlo en los diferentes lugares en donde estaba su librería. Hasta que un día supe que se había ido a trabajar a la editorial Siglo XXI. Desgracia y bendición, porque nos dejó por un tiempo y porque, sin dejar nunca de ser librero, emprendió una nueva y fructífera aventura: la de impresor.”
Hasta la fecha, la empresa fundada por Urso Silva, Morevallado Editores, “es referencia obligada para la cultura impresa michoacana e internacional, porque ha sido el soporte editorial de muchas instituciones de educación superior como la misma UMSNH, El Colegio de Michoacán, el IMCED, y muchos autores independientes que disfrutamos de su amistad y apoyo para continuar con nuestra labor cultural.”
Torres López señala que, “a la generosidad personal debe agregarse su entereza política. Como hombre de izquierda nunca, supongo que ni en sus peores momentos personales, dejó de lado sus convicciones sociales. Todos estos elementos se vieron reflejados en su labor como librero de viejo cuño y como apasionado impresor y editor. Vaya un merecido homenaje a este entrañable amigo.”
Amor al libro, su regalo diario
Miguel Ángel García, editor y fundador de Silla Vacía, un sello moreliano que indirectamente proviene de las enseñanzas de Silva López al haber aprendido el oficio a su vez de José Mendoza Lara, señala que “el legado de Don Urso va más allá de su propuesta editorial y de ser bastión para múltiples sellos, incluido el mío: su regalo diario era el inconmensurable amor que le tenía al libro, a su elaboración y al hecho de compartirlo para fomentar la lectura.”
Quien cumple ya nueve años de haber iniciado la edición de textos, señala que “fue un honor conocerle, charlar y tomarle cariño a su persona y a esa pasión inmensa por el devenir editorial: se extrañará en demasía su amena sonrisa y su buena vibra en las ferias de libros.”
1 comentarios
A Urso silva lo conocí cuando cursaba el bachillerato de dos años en el Colegio de San Nicolas. Había dos librerías cerca; una era la «Librería San Nicolas», ahora papelería y la otra, la Librería Ursus», de estantería abierta y con horario corrido, Me iniciaba en la lectura y era una escala obligada, La visitaba con asiduidad. Los libros eran baratos. Tenia los libros de Marx, Engel y Lenin editados por MIR, la legendaria editorial Soviética, de pasta roja y por muchos años creí que de ahí le puso el nombre a su librería. Nunca se lo pregunte. Caminaba las calles del Centro Histórico y uno podía encontrárselo y saludarlo. Siempre amable y respetuoso. Siempre lo recordaré con cariño.