Regla de Tres

Cambio climático y un concierto trágico  

“Los problemas registrados en el primer concierto de Taylor Swift en Brasil, son parte de una creciente tendencia en todos los eventos masivos a nivel global.”

El pasado 17 de noviembre murió una fanática de Taylor Swift que asistió a su concierto en el estadio Nilton Santos de Río de Janeiro. Ese día la temperatura era de 43.8°C que, por la alta humedad, hizo que la sensación térmica fuera cercana a los 60°C. Ana Clara Benevides de tan solo 23 años se desmayó y murió horas más tarde de un paro cardiaco en el hospital.

Relatos de varios fanáticos, sugieren que no existió una respuesta adecuada por parte de las empresas encargadas de la organización de los conciertos de la famosa cantante, ante las advertencias de calor extremo por parte de las agencias meteorológicas brasileñas.

Los asistentes, en su mayoría jóvenes, tuvieron que hacer cola durante días para poder asistir al concierto, cuyas entradas se vendieron como entrada general, es decir, que no había asientos asignados y ello provocó una mayor aglomeración en la cancha.

Las personas presentes acamparon durante días y se expusieron previo al concierto a un calor excesivo. Muchos de los fans no pudieron soportar el calor y cedieron su lugar, algunos estaban tan débiles que fueron evacuados con sillas de ruedas, reportó el periódico colombiano La República.  Además, al entrar al estadio, la mayoría priorizó el encontrar un buen lugar a comprar agua.  

Otra cuestión para tomar en consideración qué ocurre en la mayoría de este tipo de conciertos masivos, es que no está permitido ingresar con botellas de agua o alimentos, que eran confiscados a la entrada.

Durante el concierto, los asistentes acalorados y sedientos comenzaron a corear pidiendo agua, levantando sus botellas vacías. La cantante tuvo que detener el espectáculo en varias ocasiones, solicitando a los organizadores desde el escenario que distribuyeran agua. Un experto en seguridad de multitudes de la Universidad de Nueva Gales de Austraia, Milad Haghani, apuntó que posiblemente habrían sido más las víctimas si ella no hubiese llamado la atención sobre la situación a los organizadores, para que se pudiera repartir agua entre los asistentes.

Según informes del Cuerpo de Bomberos, más de mil asistentes se desmayaron o reportaron alguna clase de malestar. La policía brasileña ha iniciado una investigación para determinar si la empresa organizadora fue responsable de un delito que puso en peligro ya sea la vida o la salud de los asistentes.

El Ministerio de Justicia brasileño anunció una ordenanza que indicaba lo siguiente acorde al medio Bloomerang: “Ante la previsión de un aumento de la ola de calor en la ciudad de Río de Janeiro, informamos que estamos reforzando el plan de acción especial, especialmente el suministro de agua gratuita en las colas y en todos los accesos y entradas al estadio y en el interior de este. De este modo, se pondrán a disposición del público nuevos puntos de distribución gratuita de agua durante el evento. También se permitirá la entrada al estadio con vasos de agua y alimentos, sin límite de unidades por persona”

Los problemas registrados en el primer concierto de Taylor Swift en Brasil, son parte de una creciente tendencia en todos los eventos masivos a nivel global. Por ejemplo este año, durante el concierto de Ed Sheeran en Pittsburgh, Pensilvania, el calor extremo hizo que 17 personas fueran hospitalizadas por cuestiones relacionadas con el calor, entre ellas convulsiones y un paro cardiaco.

Las empresas que organizan este tipo de eventos, por lo general pasan por alto las evaluaciones de riesgo por fenómenos meteorológicos y tomar en cuenta medidas que son fáciles de implementar, de momento. Pero la discusión más profunda ante este tipo de eventos es el fenómeno del cambio climático y las medidas que necesitamos tomar para mitigarlo, porque a los pasos que vamos, todo se tornará mucho más fuerte y serio de lo que implica repartir botellas de agua como una respuesta temporal.


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