“Este es el verdadero valor del estilo cosy crime: mostrarnos que la maldad, aunque teñida de humor, puede encontrarse en cualquier lugar.”
Horacio Cano Camacho
Zona Oscura
De vez en cuando, necesito «librarme» un poco de tanta maldad como presentan muchas historias de la novela negra. No es que me arrepienta de leerlas, pero, después de ciertos libros, se antoja algo más ligero. Y aquí es donde el cosy crime llega a rescatarme. Sí, son novelas ligeras que pertenecen a un subgénero de la novela negra y policíaca, caracterizado por su tono amable y un enfoque menos violento en comparación con otros estilos del género.
Pero no se piense que son historias banales o prescindibles, porque no lo son. Este subgénero nos presenta entornos tranquilos, generalmente comunidades pequeñas, rurales o aldeas encantadoras, y sus protagonistas suelen ser personas comunes que se ven involucradas en resolver un crimen. Son, en cierto modo, detectives aficionados.
El cosy crime casi no incluye violencia explícita; esta suele estar implícita o descrita de forma muy lateral y poco gráfica. En ello radica su tono ligero, incluso agradable, acompañado de toques de humor o situaciones extravagantes.
Estas historias están inspiradas en autores como Agatha Christie y G. K. Chesterton, es decir, en la novela policíaca clásica, con personajes como Miss Marple y el Padre Brown como modelos. En este estilo destacan escritores como Alexander McCall Smith, Richard Osman y, en particular, la autora que hoy reseñamos: M. C. Beaton, todos británicos y ya mencionados en esta columna.
Marion Chesney es el nombre real de la escritora detrás de la historia que nos ocupa hoy. Falleció en 2019 y, al parecer, se había especializado en novelas de corte romántico hasta que, bajo el pseudónimo de M. C. Beaton, comenzó a incursionar en la novela policíaca. Creó un personaje memorable, Agatha Raisin, una ejecutiva londinense y dueña de una compañía de relaciones públicas que, tras cumplir los 50 años, decide vender su empresa y comprarse una casita en un pintoresco pueblo de los Cotswolds: una región rural de colinas e historia romana en el Reino Unido, cercana a Oxford.
Con una cuenta bancaria muy jugosa, Agatha se instala en el pueblo de Carsley, convencida de que una casa de piedra caliza, con techo de paja y rodeada de iglesias centenarias es todo lo que siempre había deseado: belleza, tranquilidad y seguridad. Sin embargo, Agatha, mujer madura, enérgica y de fuerte carácter, se da cuenta de que quizá se ha equivocado. Un pub diminuto, callecitas serpenteantes, un modesto restaurante y una tienda de abarrotes la devuelven a la realidad: Londres, con su cosmopolitismo, restaurantes internacionales, teatros, cines, librerías y un sinfín de diversiones, queda muy lejos. ¿Qué hará de su vida en ese lugar?
Agatha Raisin y el manantial de la muerte (Salamandra, 2018), es la séptima entrega de esta serie, que puede leerse de manera independiente. En esta ocasión, Agatha está, como de costumbre, aburrida y deprimida, ya que su galán otoñal, James, se negó a casarse con ella al descubrir que Agatha seguía… casada. Por si fuera poco, se entera de que un manantial del pueblo será concesionado a una empresa que busca comercializar su agua. Esto divide profundamente a los habitantes entre quienes ven una oportunidad para revitalizar el pueblo y quienes temen la llegada de forasteros.
Una noche, Agatha camina hasta la fuente del manantial para llenar un bidón de agua, ideal para preparar té por su alta calidad, y encuentra el cadáver del presidente del Consejo Parroquial, cuyo voto era decisivo para conceder o no los derechos del agua a la compañía. Nadie conocía el sentido de su voto, lo que convierte a todos los miembros del consejo en sospechosos.
Agatha, fiel a su estilo, emprende una «investigación» por su cuenta, basada en entrevistas a los sospechosos y en los cotilleos que escucha por ahí. Cabe mencionar que ella misma había aceptado representar a la compañía interesada como agente de relaciones públicas freelance, lo que la coloca en una situación incómoda.
Esta entrega de M. C. Beaton es una novela policíaca que combina misterio y humor, con una protagonista carismática e imperfecta cuya vida tranquila en el pintoresco pueblo de Carsley pronto se ve perturbada por intrigas y asesinatos.
En esta novela, como en toda la saga, M. C. Beaton desmonta la idea romantizada de la vida rural, mostrando que los pueblos, lejos de ser inocentes en comparación con las ciudades, están llenos de celos y pasiones ocultas. O, como diríamos en México: pueblo chico, infierno grande.
Este es el verdadero valor del estilo cosy crime: mostrarnos que la maldad, aunque teñida de humor, puede encontrarse en cualquier lugar. Lean a Agatha Raisin; seguro les encantará, o al menos los mantendrá alejados de las tentaciones navideñas por un buen rato.
Ilustración portada: Ulises Pinna