Regla de Tres

1280 almas

“En la mente de Nick va cobrando cuerpo un plan para mantener su empleo, y ese plan pasa necesariamente por eliminar a todos los que obstaculicen su camino…”

Nick Corey es el sheriff de Potts County, un pequeño pueblo perdido en las llanuras de Texas; Nick no destaca en nada, no es particularmente listo ni particularmente tonto, no trabaja más que lo estrictamente necesario para mantener el puesto que le da para vivir sin mayores contratiempos, y que no le exige ningún gasto de energía extraordinario.

Nick conoce bien sus limitaciones y los requerimientos de su trabajo, no joder a los ricos, a los mandamases del pueblo, y solo detener a alguien “cuando ya no queda remedio”, casi siempre a borrachos, alborotadores, y a negros, sobre todo a negros, ya que nunca habrá alguien de los “que importan” del condado que se moleste, o que se lo reclame. Nick también es un “cornudo” todos en el pueblo saben que su mujer Myra lo engaña. Myra es una mujer soez y ordinaria, vive con Nick en el piso de arriba de la comisaria junto con su hermano Lennie, un “subnormal” que no puede valerse por sí mismo y depende enteramente de Myra.

Lo único que Nick ha hecho en su vida es trabajar de comisario, es todo lo que sabe hacer, lo que es una forma de decir que lo que puede hacer prácticamente se reduce a cero, por eso aprecia tanto su trabajo, si no fuera comisario seria nada. En un pueblo tan pequeño (1280 almas) todo mundo se conoce y él encaja perfectamente en ese universo donde cada quien juega un rol establecido.

Sin embargo, hay algo que le preocupa a Nick, habrá elecciones próximamente y tendrá que competir con otros candidatos para poder mantener el puesto de comisario; la posibilidad de perder el empleo lo angustia sobremanera, aún más, por el miedo que le tiene a Myra quien no lo baja de holgazán y bueno para nada, él acepta ser objeto de las burlas y maledicencia en el pueblo y hasta del abuso físico y verbal de su mujer, pero perder su puesto de comisario no está en sus planes, y hará todo lo necesario por mantenerlo.

Estas son las premisas con las que comienza el libro que recomendamos esta semana en Zona Oscura de Regla de Tres se trata de 1280 almas (Editorial Bruguera, 1980), de Jim Thompson (1906-1977, EUA).

Jim Thompson tuvo como padre a un sheriff violento, a ratos empresario petrolero y con mayor frecuencia en la bancarrota, su infancia y adolescencia transcurrieron en su natal Nebraska y en los campos petrolíferos de Texas. Habitual de los bajos fondos, muy joven fue alcohólico y padeció tuberculosis, durante la prohibición llego a vender alcohol clandestinamente y fue miembro del  Partido Comunista, todo ello le generó en esa etapa múltiples problemas con la ley.

Indudablemente, la figura paterna y su errática juventud, fueron el germen de sus historias oscuras y desencantadas, sus inicios como escritor fueron escribiendo guiones para cine. Stanley Kubrick y Sam Peckinpah adaptaron guiones suyos, y ya en los años sesenta, la editorial francesa Gallimard lo consagra como uno de los mejores escritores de novela negra, precisamente por su obra 1280 almas, a la que catalogó dentro de las 10 mejores obras del noir de la historia.

Nick lleva días casi sin dormir, su trabajo no le requiere mayor esfuerzo y pasa los días entre los reclamos e insultos de su mujer, sus rondas de vigilancia, y sus cavilaciones ante el peligro de perder lo único que vale la pena para él, su puesto de sheriff.

En la mente de Nick va cobrando cuerpo un plan para mantener su empleo, y ese plan pasa necesariamente por eliminar a todos los que obstaculicen su camino, incluyendo a sus contendientes y a quienes lo han menospreciado y humillado. La transformación de Nick es paulatina, no es evidente ni para su mujer Myra -que lo sigue maltratando- ni para los ricos del pueblo, para quienes él sigue siendo un holgazán, un tonto útil, a quien ya pronto desecharán con la elección de un nuevo sheriff en la figura de Sam Gaddis, un ciudadano ejemplar, buen cristiano e inteligente, y a ojos de la mayoría de los votantes de Potts Ville “precisamente todo lo que Nick no es”.

Conforme Nick comienza a desarrollar su plan, la historia entra en una dinámica tortuosa, somos testigos de la transformación de un tipo anodino y simple, en un psicópata feroz, que va cumpliendo metódicamente, y paso a paso su plan, poniendo de cabeza a todo el pueblo, y sacando a flote toda la podredumbre acumulada en ese microcosmos, rural, racista y atrasado.

La historia se desarrolla en un pueblo ficticio del “profundo sur” de los años veinte o treinta del siglo pasado, en un entorno donde la mayoría de los pobladores viven inmersos en el fanatismo religioso, y el racismo más brutal, ese que se transmite de generación en generación, y que es la norma absoluta, la historia es narrada en primera persona por Nick, en un lenguaje ordinario y soez, reflejando fielmente la idiosincrasia de los protagonistas, aderezado con múltiples alusiones, por demás explícitas, a situaciones cargadas de una sexualidad procaz y violenta.

La trama crece en violencia y sordidez, el pequeño pueblo se transforma en un escaparate de mezquindades, donde el crimen, el adulterio y el abuso son moneda corriente, el autor no edulcora nada, aquí no hay sofisticación o refinamiento posible, los personajes son rudos como su entorno, y los valores como la solidaridad y la honestidad brillan por su ausencia.

Jim Thompson nos brinda una historia caracterizada por la impostura de la realidad y la hipocresía de un pueblo, en donde la justicia es un “concepto imposible”, poblada de personajes amorales, que viven para satisfacer sus más primarios instintos, sin embargo, y gracias a su estilo directo y realista, logra una obra que se queda fija en la memoria y en las entrañas del lector, retratando con dureza y sin florituras una sociedad violenta, racista y tenaz, una sociedad que seguramente le tocó vivir en carne propia, logrando una novela que ya es todo un clásico del género negro norteamericano, y que dio forma a la figura del “antihéroe”, que como pocos, encarna en esta historia la figura de Nick Corey.


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