La incorporación de las mujeres a la ciencia se encuentra bajo una dinámica de desigualdad, en México y en el mundo
Raúl López Téllez
Este 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, instituida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), y que refleja el carácter de exclusión de la mujer en este campo del conocimiento.
A nivel mundial, la incorporación de las mujeres a la ciencia se mantiene en bajos niveles, sólo había un 28 por ciento de investigadoras de acuerdo con cifras de la ONU hasta el año 2019 y de 33 por ciento hasta el 2022.
Pese a que en nuestro país se habla de que paulatinamente se han ido incorporando más mujeres a la actividad científica, lo real es que la estadística habla de que se mantienen aún por debajo de los hombres: Tres de cada diez científicos en México son mujeres.
En el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) hay 35 mil 178 académicos, de ellos 38.13 por ciento son mujeres; y en la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) solo 25.6 por ciento.
En el periodo 1984-2016, el número de investigadores en el SNI pasó de mil 396 a 25 mil 72. “Del primer total, mil 143 (81.9 por ciento) eran varones, y 253 (18.1 por ciento) mujeres. La diferencia se ha acortado con los años, pero la distancia aún es considerable. Tan solo en 2016 eran 15 mil 992 contra nueve mil 80”, de acuerdo con Carlos E. Rodríguez, en El Sistema Nacional de Investigadores en números, Foro Consultivo Científico y Tecnológico, 2016.
De acuerdo con investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, la participación de las mujeres disminuye a medida que avanzan los niveles de estudios.
Según un estudio realizado en 14 países, “la probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18, ocho y dos por ciento, respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37, 18 y seis por ciento.”
Aparte de las condiciones que plantea el modelo educativo en México, que poco alienta las vocaciones por la ciencia, hay otros factores que para investigadoras de la UNAM hay que tomar en cuenta, como la etapa reproductiva de las mujeres que las coloca en desventaja ante los hombres.
Lu Ciccia, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, señala que “las mujeres y otros cuerpos feminizados ocupan un sitio infravalorado dentro de las ciencias exactas y naturales, porque son un lugar masculinizado; y, por supuesto, están subrepresentadas”.
En un comunicado de la Dirección General de Comunicación Social de la UNAM, Ciccia explica que para las subjetividades feminizadas existe una suerte de “tensión” entre la vida académica y profesional, y la personal y familiar, porque son ellas quienes cuidan y de alguna manera se hacen cargo de la familia.
En general, si las mujeres quieren reproducirse siempre va a afectar los tiempos profesionales; además, se trata de una complicación sustentada por las instituciones, que alimentan y respaldan que no puedan crecer lo suficiente “porque los tiempos que te exigen para terminar los estudios, la producción de conocimiento, etcétera, están centrados en la edad reproductiva, y las personas que gestan producen menos en esos años”.
A nivel mundial, indicadores de la UNESCO señalan que “el porcentaje promedio en el orbe de investigadoras es de 33.3 por ciento; y sólo 35 por ciento de los estudiantes en campos relacionados con STEM (siglas en inglés para ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), son mujeres.
Aunque los ámbitos STEM se consideran críticos para las economías nacionales, actualmente la mayoría de las naciones, sin importar su nivel de desarrollo, no han logrado la igualdad de género; hasta 2016, 30 por ciento de los países con datos disponibles sobre la proporción nacional de mujeres investigadoras, había alcanzado la paridad.
Se calcula que en las ferias de las STEM, en términos generales y a escala internacional, las cis mujeres (una persona cisgénero se identifica con el género que se le asignó al nacer) representan únicamente de 13 a 15 por ciento, añade la universitaria.
Datos de la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM indican que en este subsistema el personal académico lo integran tres mil 187 personas, de ellas mil 271 son investigadores, 519 investigadoras, 787 técnicos académicos y 610 técnicas académicas.
El porcentaje de investigadoras se incrementó de 27 en 2015, a 28 en 2019. En 2021 pasó a 29 ciento, porcentaje que se mantuvo durante el año pasado.
En cuanto a técnicas académicas, creció de 43 por ciento en 2015, a 44 en 2019, porcentaje que se mantuvo hasta 2022.
Por áreas de conocimiento, las investigadoras representan, en 2023, 30 por ciento en las Ciencias de la Tierra e Ingeniería; 39 por ciento en las Ciencias Químico Biológicas y de la Salud; y 20 por ciento en las Ciencias Físico Matemáticas.